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Después de escuchar como el amor de su vida fue sentenciado a cadena perpetua.
Jimin, no pudo resistir más se quebró, se desmoronó y se desahogó con Mino, el cual, lo acompaña y lo consuela. Solo un tiempo más pasa para que el menor se calme y trate de volver armarse y ser ese chico fuerte que siempre tiene algo que decir y el que nunca se rinde no importando que tan difícil sea la situación en la que se encuentre.

—Sera la última vez que llorare por esto —solloza el menor, mientras limpia su rostro con las mangas de la chaqueta de Jungkook.

—Claro —responde Mino, con una sonrisa, observando como Jimin, limpia su rostro a través del retrovisor. —¿Listo para ir a casa? —cuestiona.

El rubio asiente mientras trata de que su rostro no se vea tan fatal después del sinfín de lágrimas que ha dejado salir de sus ojos.

Jimin toma su celular y decide escribirle un mensaje a Nam, para alertarlo que esta por llegar y para pedirle que no lo deje solo en esto. Luego que envia el mensaje observa la foto en la pantalla de su celular, su amado Jungkook con una hermosa sonrisa provocada por él, suspira y sonríe débilmente, sabe que debe ser fuerte y confiar en que todo lo que estan por planear saldrá bien.

Cuando llegan a casa de Jungkook, baja del auto rápidamente, segundos después la puerta principal de la casa es abierta dejando ver a Namjoon, con semblante serio, pero seguro de lo que esta por pasar, creándole confianza al rubio.

—Jimin —saluda, mientras el menor sube los escalones para llegar hasta el marco de la puerta.

Una simple reverencia es lo que el menor hace para el mayor.

—Debes estar tranquilo, no te dejare solo en esto, los chicos harán todo lo que tú y yo digamos —le asegura.

Nam coloca su mano sobre el hombro derecho de Jimin, para dejarle claro que no se encuentra solo en esto.

Sin decir una sola palabra, Jimin, entra a la enorme casa de Jungkook, se dirige directamente hacia la sala encontrándose con hombres altos, serios y armados, los cuales solo lo observan sin decir absolutamente nada.
Se retira la chaqueta y la coloca en uno de los sillones, lleva sus manos a su rostro y luego a su cabello, deja salir un enorme suspiro de frustración, Namjoon y Mino, se colocan junto a él haciendo que todos los hombres se relajen un poco y dejen de taladrarle con la mirada.

—Bien —suelta el menor, ganando la atención de todos en la sala. —Para los que no me conocen, mi nombre es Park Jimin, el prometido de Jeon Jungkook, su jefe. Quiero agradecerles por estar aquí, sé que muchos no estarán de acuerdo con que yo este al mando de todo, pero eso les juro que no me interesa. Antes de decirles lo que quiero que hagan, si hay alguien que no está dispuesto a seguir mis órdenes y las de Namjoon, se puede retirar en este momento —habla el rubio.

Toda la sala queda en silencio, Jimin, espera unos cuantos segundos y luego continua con lo que tiene que decir.

—Como sabrán, Jungkook, fue condenado a cadena perpetua el día de ahora —les informa a todos.

Está a punto de proseguir, pero unos golpes en la puerta lo interrumpen.

Todos se miran, Sehun, llega hasta donde Jimin se encuentra y lo coloca detrás de tres hombres, mientras todos sacan sus armas.
Namjoon y Mino, caminan hacia la puerta con sus armas listas para disparar. Nam, abre la puerta lentamente, mientras Mino, lo cubre y los demás esperan alguna señal por parte de ambos, cuando la puerta se abre del todo, observan a Bobby junto al abogado.

—Pudiste haber llamado —espeta Nam, molesto.

—Lo siento, estaba tratando de no ser perseguido por los oficiales —responde Bobby, abriéndose paso hasta llegar a la sala. —Tranquilos chicos, solo somos el abogado y yo, lamento no haber confirmado nuestra presencia —verbaliza de manera sarcástica haciendo que, Jimin, sonría.

Enamorado De Un NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora