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Después de un largo camino por distintas carreteras, por paradas que para él resultan innecesarias cuando el semáforo alumbra con su color rojo, y luego lentamente cambia su luz amarilla, para luego iluminar el fuerte color verde que le indica que puede continuar su camino.

Entre todo lo que tuvo que conducir y tratar de mantenerse en su sano juicio para poder llegar donde sus hijos y donde el hermoso chico de que tiene esos ojos que tanto ama se encuentra.


Jeon, estaciona el auto de Bobby frente a la enorme casa blanca. Esa casa en la que tiene no sólo su historia con Jimin, si no en la que lo perdió todo en un solo momento, en un abrir y cerrar de ojos. Pero en la que se sintió vivo y amado de nuevo cuando el chico que lo vuelve loco ha decidido estar junto a él, a pesar de la clase de hombre que él es.


Muy decidido de lo que quiere, Jungkook, llega hasta la puerta de la enorme casa, esa casa que él y Jimin aman y que es especial para ambos, alza su mano y presiona el pequeño timbre para que alguien le abra la puerta, espera por unos segundos hasta que escucha un grito.

-Ya va... -logra escuchar a lo lejos.

Y con solo escuchar la voz del chico su corazón ha comenzado a palpitar de manera rápida.

-Apuesto a que no verás por la mirilla -susurra Jeon, ya que sabe cómo es Jimin.


Se escuchan unos pequeños pasos, luego como tratan de abrir la puerta. Al parecer Mino y Mark, han reforzado la seguridad de su casa para la protección de Jimin y sus mellizos.


-Jin, debiste llevar... -al ver a Jungkook, de pie frente a él, Jimin ni siquiera logra terminar lo que quiere decir.


-Sabía que no observarías por la mirilla -musita Jeon, mientras sonríe ladinamente sin dejar de observar a su hermoso chico.

-Jung-Jungkook -musita tartamudeando el menor.


-¿Qué hubiese pasado si no hubiera sido yo el que se encontraba esperando a que abrieras la puerta? -lo cuestiona el mayor-. Te das cuenta que no debes hacer eso, ¿verdad, cariño?


Jimin, asiente.


-Voy a pasar -anuncia Jeon, dando un enorme paso hacia el frente para poder entrar al interior de la casa. -Lindos short -le guiña su ojo derecho, haciendo que el menor se sonroje.

-¿Mino y Mark? -pregunta, mientras se adentra más a la casa.

-Con los mellizos -responde Jimin.


-Bien, y andas con esos shorts cortos frente a ellos ¿cómo por qué? -inquiere el mayor.


Al parecer, Jimin, se ha olvidado de lo celoso y posesivo que es su amado narcotraficante.

-No empieces -refuta Jimin.

-Bien, lo empezamos y lo terminamos después -Jeon, conecta su mirada con la de Jimin, para luego continuar su camino hasta llegar donde sus hombres y sus hijos se encuentran.


Una tierna imagen de Daewan, jugando a las luchas con Mino, mientras que Injae, peina el cabello de Mark.
Jeon, sonríe lenta y repentinamente, deja salir un fuerte suspiro observando lo tiernos que sus hijos pueden llegar a ser, acompañado de la capacidad de poder hacer que cualquiera de sus hombres que no sean para nada buenos, se rindan ante ellos, tal y como él lo ha hecho ante Jimin.


-Quiero divertirme también -habla Jungkook, haciendo que todos lo observen.

-¡Papá! -gritan los mellizos, dejando de hacer lo que hacen para luego correr hasta donde su amado padre se encuentra.

Enamorado De Un NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora