3.27

489 50 3
                                    

Después de unas cuantas horas, Jungkook decidió por fin dejar que Jimin saliera de la enorme cama, la cual, tiene la calidez y el aroma de sus cuerpos mezclados.

El menor se pone de pie con la sábana cubriendo su cuerpo, pero no se esperaba con que Jeon tire de una esquina de y se la retire por completo.

—¡Jungkook! —exclama asombrado, al sentir un poco de frío en su cuerpo desnudo.

—No hay nada que no haya visto de ti, conozco cada detalle de tu hermoso cuerpo.

Jeon se pone de pie y camina desnudo hacia Jimin.

—Voy a engordar dentro de poco —se queja el rubio, formando un puchero.

—Te ves igual de hermoso y deseable, ante mis ojos —dice Jungkook, mientras lo encamina a la ducha.

Ambos se consienten un poco mientras se bañan, Jeon se encarga de dejar completamente limpio a su ángel, y Jimin, se encarga que Jungkook quede muy bien aseado.

El mayor toma una toalla y la coloca en el cuerpo de Jimin, le señala la puerta y de inmediato este sale del baño, mientras Jeon se cubre con una toalla.

Jimin se cambia rápidamente para luego colocarle la pomada a Jungkook en su pecho.

—¿Iras a la bodega? —pregunta el rubio.

Enciende la secadora de cabello y la coloca a una distancia prudencial de su cabello.

—Sí —responde Jeon, el cual se coloca un pantalón de mezclilla.

El menor apaga la secadora y pasa sus dedos sobre su cabello, observa a Jungkook por el espejo que se encuentra en su tocador. Después que el mayor se ha colocado sus zapatos, Jimin, continúa observándolo, el pelinegro toma una camisa de vestir color crema, el menor se pone de pie y le arrebata la camisa.

—¿Qué sucede? —indaga Jeon, un poco asustado y molesto, por la repentina actuación de Park.

—Sucede que vas hacia la bodega, y todos sabemos a lo que irás.

El menor rebusca en el armario una camisa normal, la cual, pueda arrojar a la basura o quemarla cuando su prometido regrese.

—Jimin —lo llama Jungkook.

El menor lo ignora, cierra una de las puertas del armario y abre la otra, rebusca de nuevo una y otra vez, pasando prenda por prenda detenidamente, negando con su cabeza en desaprobación.

—Jimin —dice Jeon, por segunda vez.

—Jungkook, sino pronuncias más que mi nombre no sabre que es lo que quieres —replica el menor, el cual, continúa en la búsqueda de una camisa para el mayor.

—Kenji, espera por mí en la camioneta, y Nam y los chicos están desesperados en la bodega —le hace saber, acercándose a Jimin.

—Bien, que sigan esperando —gesticula el menor, pasando prenda por prenda, se detiene al observar una camisa de ceda manga larga cuello alto o de tortuga como les llamaba su madre. —Esta —pronuncia emocionado, sacándola del armario, le retira el gancho, se gira, observa a Jeon con una sonrisa en su rostro y la deja sobre su hombro izquierdo. —Voy a colocarte la pomada —Jimin, pasa de largo ante Jungkook, camina hacia la cómoda toma la pomada con su mano izquierda y con la derecha toma el hisopo.

Sin renegar, el pelinegro llega hasta el rubio, destapa la pomada para que el menor saque un poco y la coloque sobre el hisopo.

—Te amo, así que vuelve con bien, Jeon Jungkook.

El rubio coloca el hisopo con la pomada sobre la cicatriz rosada en el pecho de Jeon, esparciéndola lentamente.

—Volveré con bien, mi ángel, y también te amo.

Enamorado De Un NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora