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Una semana ha transcurrido desde el día que Jeon, fue introducido a la fosa.
Una semana sin ver la luz del sol, sin poder hablar con alguien, una semana sin recibir nada más que agua. Si se alimenta es gracias a sus hombres que buscan la manera de llevarle alimento, mientras el carcelero los ayuda.

Por su parte, Jimin y sus hombres no pierden tiempo, el menor viaja junto a Namjoon a la prisión, pero tiene prohibida las visitas. Encima que el carcelero le informa que Jeon, le había ordenado prohibir las visitas a su pareja el cual, con un poco de fastidio acepta, pero promete no rendirse. Piensa que seguro Jungkook, tiene alguna razón para que no le vea.

Nam junto a D.O, han puesto en marcha un nuevo plan el cual es ejecutado por Sehun y Kenji en la prisión. Si bien, pidieron una celda específica para ellos es por una simple razón, la celda de ambos está junto a la cocina, y en la cocina de la prisión se encuentra una puerta de emergencia.

Se preguntarán ¿qué hacen Kenji y Sehun? pues simple, estos terminan de convencer a los demás prisioneros para que se unan ellos, a excepción del bando de los taiwaneses y los rusos.

Se turnan diferentes prisioneros estos entran a la celda de Kenji y Sehun, se encargan de abrir un pequeño pasadizo para llegar a la cocina, en la parte de afuera hay más prisioneros haciendo un enorme ruido para que no se escuchen los golpeteos en la pared de la celda.

—¿Cómo va todo? —le pregunta al carcelero.

—Todo en orden —responde.

—El oficial encubierto dejo este paquete para ustedes —agrega.

Cuando dice la palabra encubierto, Kenji, capta al instante que se trata de Bobby.

Abre el paquete y observa dos fajos de dinero, toma la mitad de uno y se lo da al carcelero, se despide de y se dirige a la celda.

—¿Cómo va el trabajo, muchachos? —pregunta a los hombres encargados de abrir el pasadizo.

—Un poco más y podremos retirarlo —habla uno de ellos, mientras Sehun los observa.

—Sabes que si no colaboran debemos matarlos —le recuerda Sehun a Kenji, refiriéndose a los cocineros.

—Lo sé, déjamelo a mí —dice el japonés.

Kenji le da la mitad restante del dinero y saca unas pequeñas cuchillas de su bolsillo.

—Cuando gusten —se dirige a los hombres.

Entre tres comienzan a mover un pedazo de pared, al observar que se les dificulta, Kenji, decide llamar a unos cuantos prisioneros más para que puedan mover el pedazo de pared que le obstruye llegar a la cocina.

—Ya casi —alza su voz uno de ellos, mientras el ruido en la parte de afuera de la celda se intensifica.

—Un poco más —recita otro prisionero.

Por su parte, Kenji y Sehun, hablan sobre lo que harán en el momento que ese pedazo de cemento sea removido.

—Me encargaré de matar al que no quiera colaborar, tú eres un buen arquitecto, busca la salida y lugares donde podamos resguardarnos si nos atacan —le indica el japonés.

Sehun, asiente.

Cuando el pedazo de pared es removido ambos se alistan, Sehun, les da el dinero a los prisioneros, pero antes de que estos salgan se les da una orden.
—Consigan algo para cubrir esto, ese dinero es su paga. No quiero que nadie entre a esta celda a menos que Sehun y yo se les ordenemos —luego que Kenji dijo esas palabras, ambos entran al pequeño pasadizo.

Cuando los cocineros los observan alzan sus manos, mientras otros optan por tomar unos enormes cuchillos.

—Yo que tú lo bajo —habla Sehun.

El cocinero niega.

—Eres un idiota —habla de nuevo, Sehun.

Sin pensarlo, Kenji, toma una de sus cuchillas y la lanza directo a la tráquea del cocinero. Por su parte, los que tienen cuchillos en sus manos los dejan caer al suelo o a las mesas de cocina.

Enamorado De Un NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora