Epílogo

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Septiembre 2012

Mientras espero que la impresora acabe de imprimir todas las hojas, prendo un cigarro intentando amortiguar la espera. Veo la información por encima y solo comienzo a imaginarme como será todo a partir de ahora. Lo que sea que me toque vivir, dependerá de sus decisiones, de lo que ella quiera, y aunque no puedo obligarla a quedarse en un internado o a quedarse conmigo, tengo que intentarlo, tengo que vencer este miedo y enfrentarla, darle los planes de contingencia que tengo y ofrecerle la opción, ella deberá decidir... seguir escapando, o finalmente sentar cabeza.

Cuando la impresora acaba, voy al teléfono y marco el número correspondiente.

—¿Hola? —contesta del otro lado.

—Gael, ya imprimí todo lo que me mandaste por mail, gracias, de verdad.

—De nada ¿necesitás algo más?

—No, nada más, eso sería todo.

—Ok ¿sabés?... hoy María y los chicos, se van a casa de su hermana, si querés, puedo ir a tu casa y...

—Hoy no Gael —lo interrumpo antes de que siquiera termine la oración.

—Ok ¿Cuándo entonces?

—Lo siento, pero se terminó, ya no voy a volver.

—¿Te vas a Comodoro? ¿Ya lo decidiste? ¿O vas a agarrar el trabajo en San Martín de los Andes? —pregunta intrigado.

—Aún no lo sé, estaré donde ella me necesite.

—Wow... ni siquiera me dijiste la última vez que iba a ser la última vez.

—Lo siento, tengo que hacer esto...

—Sí, ya sé, nada más... yo... —se traba nervioso.

—Gael, te dije que esto no podía ser nada serio.

—Si ya sé, vos me lo advertiste, si —ríe nervioso— Ok, perdón, te deseo lo mejor y solo quiero que sepas que...

—Gracias por todo Gael —corto la comunicación sin permitirle que siga.

No quiero que esto se ponga demasiado empalagoso. El sabía cuál era el trato, él tenía sexo a modo de escape de su vida supuestamente infeliz, y yo le pedía que me facilite información que de otro modo no habría podido conseguir. Él comenzó a sentir cada vez más, yo comencé a sentir cada vez menos. Lo usé con un fin y él lo sabe, siempre fui transparente con lo que sentía, con lo que quería y con lo que no. Quizás ahora se enoje conmigo, pero al menos sabe que le di lo que le prometí y nada más.

[...]

Me bajo del colectivo, y me dirijo hacia el último punto donde fue vista, un complejo de departamentos enorme y de varios pisos que se conectan entre sí mediante pasarelas en muy mal estado.

Una vez allí intento ubicar cual es el lugar donde la vi por última vez en las imágenes facilitadas por mail mediante la ayuda de Gael. Esta imagen era una foto sacada por una cámara de seguridad en un local donde claramente se la ve trabajando como repositora de mercadería.

Mediante conversaciones con la gente alrededor del barrio, me indican cual es el local al cual me estoy refiriendo y más o menos tengo una idea.

Me acerco al lugar, un poco cansada, porque la mochila que llevo es demasiado pesada. Busco en los alrededores por alguna pista o simplemente su presencia, pero necesito acercarme más, lo hago, me acerco y cuando estoy a un par de metros de distancia, veo dos figuras fumando afuera, las dos con uniformes del local en el que están trabajando... una de estas chicas es ella... no puedo creerlo... esta es la primera vez que la veo tan de cerca desde hace muchos años.

Dentro del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora