CAPITULO 2

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Sentí a mi corazó perder su ritmo normal, mi respiración se acelera, mi mente se queda en blanco por el pánico que se apoderó de mi cuerpo, quiero responderle, pero no puedo controlarlo al sentirlo tan cerca, y más si me esta viendo fijamente como si yo fuera su mundo.

“Sandy, contrólate”

—Tu cara… esta roja. ¿Estás bien?.

De la vergüenza pude reaccionar, “Ay no, que horror” mi cara estaba roja y él la vio, le di espalda y me encontré con la cara de la profesora, una cara de pocos amigos que me dice que me quedaré afuera por no llegar a tiempo.

—Nombres. —exigió ella tajante.

—Bastián Collins.

—S–Sandy… Green.

La señora de cabello recogido en un moño. Pasa de verlo a él, a mi.

—Señorita Green. Es la primera y ultima vez que llega tarde. Y usted Joven Collins, su salón de clase esta en el tercer nivel sección B puerta cinco.

—Lamento la confusión. —me sentí triste cuando él lo dice, Saber que fue una equivocación me decepciona. —Nos vemos.

—Si.

Seguramente ni me escuchó porque hable más para mi misma.

—¿Acaso espera una invitación señorita Green?.

Entro rápidamente y por exigencia suya me presento rápidamente y busco el asiento vacío que quedaba libre.

La clase fue aburrida, historia y mas historia de algo que me lo sé de memoria y para el colmo, varios chicos estuvieron molestándome durante la clase pidiéndome el favor de hacerles las tareas como si fuera mi problema o mi obligación.

No hice ni un solo amigo y ahora, me encuentro comiendo sola haciendo que la comida fuera un asco.

—¡Bastián!

Al escuchar su nombre reaccioné de inmediato para poder verlo, mis ojos no lo pierden de vista al encontrarlo en la entrada de la cafetería, su porte era elegante al caminar, su sonrisa que apenas se ve en su rostro era cautivadora desde cualquier ángulo en que lo viera y su cabello desordenado cayendo un poco a un lado de su frente lo hacía verse condenadamente sexy.

Parecía que era lo opuesto a mi porque se llevaba perfectamente con los puedo catalogar como los populares, pero no estuvo mucho tiempo con ellos ya que lo vi irse minutos después, ni siquiera pidió algo para comer, lo seguí hasta perderse en el pasillo que da al jardín.

Cada vez que tenia la oportunidad de verlo, lo admiraba, admiraba cada cosa que hacia y lo apuesto que era. Mi corazón enloquecía al verlo, suspiraba al verlo pasar cerca de mí porque podía sentir la fragancia de su perfume.

—Sandy, ¿Qué te pasa?

—¡Mierda!

Me llevo la mano al corazón del susto. Keith casi me mata de un infarto cuando vi su cara a centímetros de la mía.

—Me quieres matar de un susto Keith —me quejo molesta —¿Qué?

—Esa cara es la de una idiota enamorada.

Toca mi rostro confundida.

—Estas loca. —golpeo su mano con sutileza para quitarla de mi cara, pero no me cree lo que digo. Señala mi comida de la que no he probado ni un poco. Mis ojos viajan del plato a ella—Estoy digiriendo la parte salada que me acabo de tragar.

Ella reacciona ofendida preguntándome ¿Dónde? olvidando el tema. Me comí toda la comida para que no volviera a decirme incoherencias como esas. Me encierro en mi cuarto y lo primero que veo es el bosque desde mi ventana así que cerré con seguro la ventana y coloqué una cortina.

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