CAPITULO 40

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—Tú madre tiene razon. —papá se acerca a nosotros —Tú pareja, siempre de alguna forma, te fallará. Pero sabes perfectamente que tus hermanas, jamas lo harán.

Ladeo una sonrisa sin creer que esta vez, mi padre tenga razon. Sus palabras son ciertas y lo he vivido ahora, yo he fallado como mate y alma gemela, pero mis hermanas siempre estan ahí para mi cuando las necesito, hasta ahora, ellas nunca me han fallado, en cambio yo, les fallé a ellas.

—Tienes razon papá.

Tenia que hacer algo por ellas, tengo que hacer que me perdonen porque no podré vivir tranquilo sabiendo que me guardan rencor. Sali de la habitacion y pienso en la forma de ganarme el perdon de ambas.

Son chicas por lo que significa que son cursis y como las conozco bien, sé que un detalle personalizado les alegrará mucho. Sali de la casa nuevamente y tomé mi motocicleta para ir al pueblo. Busqué algo que les encantara a ellas, pero nada era parecido a lo que ellas querian.

Entré a la tienda de joyeria personalizada de la señora Blackwood para ver si ella al menos tenia algo que fuera digno de mis hermanas.

—Quiero este por favor.

Reconocí la voz de Keith. Me acerqué a ella y no se veia feliz con mi presencia.

—¿Cómo está?

—¿Tú como crees niño?

Ella tambien esta molesta conmigo.

—No fue mi intencion lastimarla, lo juro. Me siento culpable por ello e incluso terminé lastimando a mis hermanas por lo que pasó con pecas.

Hace una mueca de pena por mi. Me mira por un momento y luego la vitrina.

—Supongo que estas aquí para que te perdonen.

—Pero creo que será dificil porque no encuentro algo que valga la pena...

Mis ojos recaen sobre un phoenix hermoso color rojo, tal como el cabello de pecas, era precioso.

—Mira esos dos. —Keith señala un par de collares en forma de media luna que poseia dos piedras pequeñas en el centro, uno de color rosa y el otro azul, los colores favoritos de mis hermanas. —Seguramente les encantará.

Su sugerencia es acertada asi que pedí esos y tambien el phoenix. Busco a keith, pero ella ya se habia ido. Al llegar a casa pensé en una forma de añadir una nota y que fuera sincera. Suspiro frustrado porque las notas no son lo mio y menos las palabras cursis.

—Mierda.

Me pasé toda la noche en desvelo para terminar las notas de las tres, mis ojeras son notorias.

—Ojalá y valga la pena para que me perdonen.

Dejé las cajas en la puerta de su habitacion, estaba desayunando cuando sentí que alguien me miraba. Busco a al dueño de esa intensa mirada y encuentro los ojos de mis padres.

Los ignoro y termino de desayunar. Escucho varios pasos bajar las escaleras mientras me levanto de la meza. Iba de salida cuando me encontré a mis hermanas en la entrada del comedor, veo los collares en sus cuellos haciendome sentir aliviado. Ambas me toman por sorpresa cuando me abrazan hasta hacerme tambalear.

—Son bellos. —dijo Aine besando mi mejilla.

—Hermanito. Estas perdonado. Te amamos mucho.

Ambas me plantan un beso en cada mejilla con emocion, quiero quitarmelas de encima pero no puedo, son como un par de chicles sobre mi.

—Oigan... por favor... un gracias es suficiente.

Ambas me liberan de su amor toxico. Y se rien de mi por mis ojeras. Me miro en el reflejo y veo que tengo marcas de lisptik en mis mejillas y las limpio pidiendoles que no vuelvan a hacerlo.

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