Linajes

CAPITULO 26

SANDY

Lo ultimo que recuerdo es que había visto un par de ojos esmeraldas observarme desde las profundidades del bosque. Creí por un segundo que era él, pero no lo era y me di cuenta de ello cuando vi a mi hermana desmayada al lado de aquella mujer poseía los mismos ojos del chico que me destruyó el alma.

—¡Sandy!...

"¿Keith?"

—¡Sandy!

El sonido de unas cadenas me hizo abrir los ojos, quiero frotar mis ojos, pero siento que algo me lo impide y eso me hace ver lo que me lo impide. Mis muñecas eran aprisionadas por unas cadenas, me levanto enseguida, pero me tambaleo al sentir que también que mi cuello lo era.

—¡Al fin despiertas! —miro a mi hermana, ella estaba feliz de verme despierta. ella también estaba encadenada. —¿Estas bien? —aún después de que la traté mal, ella sigue preocupándose por mi. —¡Malditos vampiros...

—¿Estas bien? —murmuro avergonzada.

—Si. —me sonríe cálidamente —No te preocupes, saldremos de aquí.

—Ambas sabemos que no es cierto —cuestionó sus palabras —Esta vez no lo creo.

Ahora estamos solas, nadie nos buscará. Nadie me salvara esta vez. Ya no había motivos para que él lo hiciera como lo hizo anteriormente.

—Pero que exóticas presas tenemos esta vez —un vampiro nos observa desde la única entrada y salida de nuestro calabozo —Son perfectas, Charlotte.

Una mujer se asoma y nos mira sin ningún tipo de expresión en su rostro. Claro que yo la reconocí enseguida. Es la madre de Bastián y las chicas. Su cabello, sus ojos, es evidente que es ella.

El vampiro se va dejándola sola. Parece que revisa todos los calabozos.

—¡Espere! —la detuve antes de que se fuera —Usted es la madre de Bastián, Adara y Aine, ¿verdad?.

—¡Que cosa! —exclama mi hermana impactada.

Ella gira sobre sus talones y me mira.

—Ciertamente nos parecemos. Pero eso no quiere decir que sean mis hijos.

—Ellos llevan mucho tiempo buscándola. Nunca han dejado de hacerlo desde que desapareció cuando ellos eran pequeños, incluso el señor Collins...

—Lo que digas no te servirá de nada. —habla ignorándome —Así que deja de gastar saliva en vano.

—¿Qué planean hacer con nosotros? —preguntó mi hermana Keith.

Ella ni siquiera nos respondió, simplemente se largó dejándonos con la angustia a mil. Keith comienza a maldecir una y otra vez quejándose por la mala decisión de haber venido a este lugar.

—No gastes energía maldiciendo.

—Sandy, escúchame. —me mira fijamente —No importa lo que pase, te juro que, aunque me cueste la vida, te voy a sacar de aquí, ya hablé con la abuela Margaret, ella te recibirá a ti en Londres.

—¿Q–Que?

—Al ver que estabas tan mal porque tú y Collins terminaron, hablé con ella, le pedí que al menos te recibiera a ti y aceptó. —me sonríe con tristeza —Lamento haberte obligado a venir a este lugar tan peligroso.

—No... —me negué —No me voy a ir y a dejarte aquí... como podrías saber que este lugar era...

—Ya no importa. Me aseguraré de que vuelvas a Londres con vida.