CAPITULO 42

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Sus ojos cambiaron frente a mí desafiándome, su mirada bestial me amenaza pero sabe que no me intimida por lo que se fue molesta porque azotó la puerta de su habitación.

—Hay que reparar los daños en el oeste y también las casas que fueron destruidas de algunas personas que viven cerca incluyendo la mía.

—Ahora mismo me encargo.

Edgar el beta de mi padre salió de su oficina dejando la puerta abierta, observe a mi padre desde afuera de mi habitación, me acerco y lo observo; parecía muy pensativo como si le preocupase algo. Sentí la mano de mi madre sobre mi hombro llamando mi atención, ella me besa en la mejilla para seguir su camino hacia papa.

Mi hermana no ha salido desde nuestra reciente discusión por el vampiro, he intentado hablar con ella pero me ignora y cuando quise entrar sin avisar me lanzó la puerta en la cara y por poco me rompe la nariz.

—Charlie, deberias estar descansando.

—Quería saber si puedo ayudarte en algo.

Mi padre se colocó en cuclillas mientras cerraba sus ojos al sentir la caricia de mamá en su rostro, es como si ella calmara todo su sus demonios ante su caricia. Pensé que nosotros necesitábamos a mamá pero en realidad quien la necesitaba más, era mi padre. Me alejé de ahí para darles privacidad.

Mire por la ventana y ya estaba por amanecer y lo peor es que debíamos ir a clases, y nadie pudo dormir un poco por la noche tan larga que hubo, así que me encamine hacia mi cuarto pero fruncí el ceño molesto al ver de nuevo a ese tipo aquí.

Al estar cerca de él me miró y me saludó como si nada hubiera pasado y eso me enfadó.

—¿Que haces aquí?

—Necesito que hablemos —reveló después un minuto de silencio. —Por favor.

—No hay nada de que hablar, estuviste apunto de herirlas hace dos meses atrás, ahora vienes aquí descaradamente a querer hablar como si nada hubiese pasado.

—Si hubiera querido herirla, lo hubiera hecho ese día.

—¿Eso crees?...

—¿Bastian?...

Escuché los pasos de mis hermanas acercarse así que me aseguro de ser rápido y llegué a la puerta de su habitación y cerré su cuarto con seguro para que no salieran hasta que esté tipo se fuera.

—Mira, recuerdas que ella me mordió, pero no le hice daño a pesar de todo.

—¿Enserio? —insinuo sarcástico.

—Si fui algo rudo con ella, pero fue por era vigilado desde la sombras. —se da cuenta que no le creo —¿Porque creen que tuvieron suerte de que su madre volviera aquí sin ser vigilada? Porque si crees que fue porque el rey lo quiso estás muy equivocado, yo mismo me aseguré de que ella pudiera salir sin ser vista.

—Entonces fuiste tú. —mamá salió de la oficina de papá —Ahora lo entiendo, se me hacía extraño que no hubiera nadie vigilando las salidas del pabellón oeste. Te lo agradezco, gracias a ti estoy con mi familia nuevamente.

—Me alegra saber que es feliz princesa.

—Por favor, dime Charlotte, odio que me digan así.

—Mamá. Como puedes confiar en lo que dice, podría estar mintiendo.

—Hijo, que aprendí estando con Francisco, es que un vampiro del rango de Franco, no puede mentir, la mentira no está en su vocabulario, ¿o me equivoco?

—Me sorprende que haya aprendido todo de nuestro rangos prín... Charlotte. Tiene razón, la mentira no está en nuestro vocabulario. Somos Vasallos honestos y leales hasta la muerte.

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