CAPITULO 4

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—Sandy. —escucho la voz de mi hermana muy cerca haciéndome pensar que estamos muertas las dos —Maldita sea.

Me muevo incómoda, siento que algo me estorba para mover mi pierna derecha, abro mis ojos con dificultad y parpadeo por la molesta luz del foco en el techo. Lo primero que veo es que mi pierna está vendada.

—¡Sandy! —mi hermana se abalanza sobre mí abrazándome. —Estaba asustada de perderte hermanita linda.

—Me… asfixias. —la golpeo sutilmente para que me libere de su asfixiante abrazo.

—Perdón —dice alterada —¿Te duele mucho?

—Solo un poco —miro a mí alrededor me doy cuenta que es un hospital —¿Cuánto tiempo llevo en el hospital?.

—Una semana.

—¡Eh!

—Es broma —se burla de mi cara de espanto por lo que golpeo su brazo molesta —Llevas un par de horas. Un chico nos trajo mientras estábamos inconscientes, oh eso fue lo que esas gemelas me dijeron.

“¿Gemelas?”

—¡Doctora Keith! —un hombre venía corriendo hacia nosotras. —Escuché lo que pasó ¿se encuentra bien? —su atención a ella está demás.

—Yo estoy Doctor Fedrerick —me doy cuenta de que mi hermana se pone nerviosa ante su presencia—Pero mi hermana es la que salió herida, no sé cómo fue que ese lobo salvaje se metió a nuestra casa.

—Bueno, es más común de lo que crees —dice tratando de calmarla. Noto que él es muy atento con ella —A veces los lobos se meten por el olor a comida o desperdicios de las basuras que dejan las personas afuera.

—¿Entonces dice que soy comida o desperdicio?.

Se ríe nervioso diciendo que no era así y justamente lo que quiso decir. De alguna forma se sintió incomodo y se retiró, pocos minutos después aparecen ellas, Adara y Aine. Me sorprendo al ver la expresión afligida en sus rostros. ¿Es por mi?

—¿Estas bien amiga?

—Bueno… sí. Lo estoy. —sonrío sin creer que me llamaron amiga. —Gracias por traernos aquí.

—Ni lo digas. En realidad, fue nuestro hermano quien condujo hasta aquí.

No entiendo. ¿Por qué fue a mi casa a esa hora de la noche?.

—Según lo que nos dijo cuando íbamos a casa es que pasaria por tu casa porque olvidó su chaqueta y fue cuando las encontramos inconscientes. Él las cargo a ambas hasta el auto y las trajo al hospital.

—¿A ambas? —dijo mi hermana Keith sorprendida —Es una broma ¿no?

Ambas hermanas miran confundidas a Keith y le dicen que es la verdad y supongo porque piensa eso, pero mi hermana no lo conoce aún. Aine mira a su lado derecho y escucho como dice su nombre a gritos.

—Buenas noches —saluda con una sonrisa amable, pero algo gelida —Pecas, ¿Cómo sigues?

Mi cara arde al responder un “bien” muy tímido. Mi hermana lo repara de pies a cabeza y le pregunta su edad haciendo que me avergüence más, él le dice que dieciocho por lo que ella se soprende.

—Woow. —su expresión es épica en verdad al repararlo de pies a cabeza—. Tu madre seguramente debe sentirse orgullosa de tener a un hijo condenadamente atractivo.

Los tres hermanos cambiaron su expresión, era como si aquello les doliera con pesar. Como si ella hubiese tocado un tema muy delicado.

—Hermana —llamo la atención de mi hermana Keith al llamarla así. A ella le encanta, pero a mi no. —Quiero irme a casa. Odio los hospitales.

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