CAPITULO 28

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Sus palabras retumban en mi cabeza. Mis ojos ven aquella mujer de cabello rojo, su mirada asesina y determinante hacia el hombre que casi me mata y al cual considera su único amigo me hizo perder la noción del tiempo al procesar en mi cabeza todo, ella... ella es la madre mi amada mamá.

Ahora me doy cuenta de algo que no hice antes, sus rasgos faciales son como los de mi madre, su cabello rojo y rizado, la palidez de su piel, sus ojos y sus labios incluso la forma en hablar era casi igual.

La realidad me golpea de forma cruel en la cara. Keith siempre me dijo que mi madre no tenía familia porque habían muerto y que solo quedábamos nosotros como su única sangre. Ahora me doy cuenta de que todo era mentira, todo lo que me dijeron fue una maldita farsa. Verónica es nuestra abuela, todo este tiempo ha estado viva.

"Si ella sabía... y aun así no fue capaz de proteger a mamá."

—¡Ahora!.

Después de que ella habló en un tono autoritario, nos vimos rodeados de cuatro mujeres y cuatro hombres que acorralaron a la madre de Bastián y al Rey.

—¿Enserio se atreven a apuntarme con sus armas?.

—Ellos me sirven a mí, no a ti. —le da la espalda —Te desconozco amigo mío. Tú no eras así.

Él sonríe de forma malvada y ella lo mira voltea y lo ve sobre su hombro y lo hace como su peor enemigo. Una mujer pálida de cabello rubio y ojos color miel nos toma a ambos, pero Bastián le dice que puede solo. Me carga nuevamente y sigue a la mujer detrás, yo estaba en shock; no me di cuenta en qué momento Bastián me subió en su espalda y me cargó en todo el camino y menos supe en qué momento estábamos en otro lugar.

—¡¡Sandy!! —mi hermana me rodea con sus brazos en un abrazo y como siempre logra asfixiarme, siento sus lágrimas sobre mi hombro pero eso me dio igual. Mis ojos la ven aparecer, se quita los arnés dorados que seguían intactos entre la oscuridad, una mujer rubia la ayuda, era la misma que nos trajo. —Hermana... ¿Qué te hicieron?

Al verla siento rabia y coraje, siento que es una mujer egoísta porque ella es fuerte, tan fuerte como el rey su poder se iguala al del rey de los vampiros y aun así, no fue capaz de proteger a su propia hija. Nuestras miradas se encuentran, empuño mis manos rabiosa y ella se da cuenta de mi estado.

—Si tienes algo que decir solo dilo —dice como si la noticia de que somos familia fuera basura.

Odiaba que fuera tan controladora incluso en sus emociones.

Me alejo de mi hermana y me acerco a ella encarándola. Mis lagrimas salen a brotes de la impotencia y coraje que siento. ¿Como puede ser tan fría e indiferente?. ¿Como puede ser así?.

—Es cierto... —exijo a punto de explotar —Dígamelo, ¿es cierto lo que dijo el rey de que somos familia?

—Lo somos, si.

Las lágrimas nublan mi vista.

—¿De que hablas Sandy? —pregunta mi hermana mayor confundida

—Déjame darte las buenas noticias hermana —dije con sarcasmo y rabia. Mueve sus ojos inquieta —Resulta que nuestra madre mintió y si, tenemos una abuela materna —Muevo mis manos exageradamente y señalo a Verónica —Te presento a su excelencia, Verónica Arwockle, nuestra abuela y madre de nuestra amada mamá a la que por cierto, no hizo ni una mierda por protegerla.

—Cuida tu boca niña. —dice en un tono molesta y autoritaria

—¿Qué? —cuestiono cabreada. Limpio mis lagrimas con furia —¿Le molesta que ella sepa la verdad?. —elevo ambas cejas fingiendo indignación por ella —¡Oh si... claro!. Le molesta que diga la verdad frente a todos. Perdóneme usted su excelencia por no considerar sus fríos sentimientos

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