CAPITULO 54

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—Me halaga sus palabras príncipe, espero que comprenda que mis intenciones jamás serian esas, aquella vez que nos vimos mientras usted tenía sexo en los baños con esa loba de cabello rubio, vine para proponerle matrimonio cuando no había nadie, pero fue inoportuna mi visita y por ello estoy aquí así que…. acepte su respuesta, y mas si es positiva.

—Aunque sea positiva, jamás lo voy a permitir. —el rubio borra su sonrisa. —Puedo renunciar a todo, menos a Sandy.

—¡¡Qué!! —Lia palidece —¡¡Me rechazas a mi pero no a un vampiro!!.

todos hicieron una expresión de lastima y sorpresa por lo que dijo Lia.

—Príncipe, le recuerdo que su unión no es posible.

—¿Y crees que eso me importa?

—Jamás lo afirmé en voz alta. Por ello, hago oficial mi relación con la nieta de la familia Arwockle.

Todos dicen “Imposible, no puedo creerlo o no puede ser” dejando a mi mas congelada que un tempano de hielo. Ni siquiera hemos hablado desde que llegamos del viaje y menos después de la humillación que vivir ayer.

—Es una pena. —el rubio me mira por última vez —Nos vemos mi lady, y gracias por condonar mi condena.

Sus ojos verdes me miran a mí, todos se alejan y sus hermanas. Yo no quiero hablar con él, no quiero hacerlo porque es estúpido lo que dijo, jamás podremos estar juntos. Me alejo al salir corriendo, pero ya lo tenía frente a mí.

—No huyas de mí.

Retrocedo, me toma de la muñeca para que no lo haga más.

—Pecas… mírame, por favor. —su voz era tan dulce y gentil al pedirlo que mi corazón se doblegó y terminé viéndolo a los ojos. —Dímelo… dime que aún no has renunciado a mí.

Cada latido de mi corazón es más fuerte, presiono mis labios para no decirlo, no quiero hacerlo porque iríamos en contra de nuestra familia y en contra del destino. Sus ojos verde esmeralda me impactan como dos dagas en mi corazón envenenando mi alma al hacerme sentir más enamorada de él.

—Bastian… no me hagas decirlo. Sabes que no…

—No pienses en eso. Solo piensa en lo que realmente sientes por mi y en lo que yo siento por ti.

—Y según tú,… ¿Qué es lo que sientes por mi?

—Las palabras no serían suficientes para describirlo, pero te puedo asegurar que eres la única razón por la que no he sucumbido ante mis deseos mas oscuros —acaricia mis mejillas —Tu voz, es la melodía que necesito en mi vida para que mis demonios sigan durmiendo. Solo contigo, puedo ser yo mismo.

Me quedé paralizada por la forma tan sincera y dulce en la que se expresó que no vi que se estaba acercando a mí y solo me di cuenta de ello cuando me besó, un beso tierno que transmitía muchos sentimientos, mis lagrimas salieron sin permiso y terminé correspondiéndole porque no podía ir en contra de mi voluntad, no pude por más que me resistí durante mucho tiempo.

Lo atraje a mi profundizando el beso, me toma de las piernas alzándome, mis piernas se anclan a su cintura y sonrío cuando el beso acaba momentáneamente, nuestras miradas se mantienen fijas el una a la otra, mi corazón brinca de felicidad haciéndome desear gritar de la emoción que estoy sintiendo.

No quería separarme de él, ni siquiera quería entrar a la escuela porque significaría separarnos. Me acompañó hasta mi salón de clases donde sus hermanas nos ven con una sonrisa llena de felicidad.

—Te veré después. —deja un beso en el cien de mi frente —No te vayas a ir, quiero salir contigo.

—Ok.

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