110.

210 18 6
                                    


Apenas terminamos de montar la trampa, convencimos a Negan de que se llevara a Annie a un lugar seguro, un pequeño pueblo que hace algún tiempo él había investigado para mí, así que terminé con Maggie, Elijah, Lydia y Marco.

Estabamos en silencio afuera de los edificios, esperando la emboscada, por lo que no esperabamos que la primera explosión se diera dentro de un edificio.

Preparé mi arma y miré un poco.

-¿Habrá sido suficiente?

-No conozco la capacidad de esa gente.

-No pudieron evitar una bomba no tan escondida. Yo dudaría de ellos -respondí mientras el Marco se asomaba y comenzaba a hablar.

Por ello me tomó por completa sorpresa que le volaran la cabeza de un certero disparo.

-Pero, ¿qué carajos? -pregunté mirando de nuevo-. Maggie, dime que es una puta broma.

-Es ella.

-Bueno, al menos ya sabemos quién fue la perra que se robó las armas. En fin, vámonos, esto se jodió. Elijah, llévate a Lydia. Maggie y yo nos haremos cargo, ¿no es así?

-Sí -me secundó ella preparando su arma-. Al bosque.

-Bien -dije mientras salíamos.

No nos costó mucho trabajo separarnos y entrar al bosque, Maggie y yo íbamos en silencio, sabíamos cómo movernos en este bosque que nos era muy familiar, pero aún así no íbamos a subestimar a Leah, prácticamente era una mujer sin nada que perder, lo que la volvía muy peligrosa.

El silencio de la noche no duró mucho, oímos los disparos y respondimos, cuando Maggie le dio en la pierna, comencé a seguirla, ya ni siquiera oía a Maggie por estar atenta a cualquier sonido.

Así que evidentemente me sorprendió el golpe que recibí por la espalda que me derribó.





Me desperté sintiendo un dolor terrible en mi cuerpo, mis manos estaban amarradas, olía sangre y mi vista estaba algo borrosa.

Tosí y levanté la cabeza solo para encontrarme a Leah sentada frente a mí, tenía un arma y me miraba.

-Debo de admitir que no sé por qué me dejaste vivir. Si la oportunidad hubiera sido al revés, te aseguro que te habría disparado en la cabeza sin dudarlo -dije enderezandome mientras comenzaba a intentar aflojar las amarras en mi espalda.

-Eres la carnada. Quieren a Maggie y ella vendrá por ti. Después de todo, tú arriesgaste y perdiste mucho por ella, ¿no?

-No sé a qué te refieres.

-¿Por qué?

-¿Qué?

-Daryl.

Resople y miré a otro lado tratando de ubicar donde estaba, se parecía a la cabaña que había pasado cuando venía ayer.

-Responde -dijo cargando el arma.

-¿Qué quieres saber? ¿Cómo es en la cama? Una bestia.

Y sí, vino una bofetada, aproveché el movimiento para dar un fuerte tirón de mis amarres, se sintieron más flojos.

-¿Eso no era? ¡Ya sé! ¿Quieres saber qué tal da los orales?

-¿Qué te hace pensar que no sé cómo es en la cama? -replicó acercándose a mí.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora