60.

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   Estoy actualizando en medio de una clase,las extraño, próximo martes venimos con todo!!!!

     Estaba tan cómoda en la cama que bien pude haber permanecido así, de no ser porque mi compañero no dejaba de moverse, abrí los ojos y vi que Daryl se estaba calzando sus tenis sentado a los pies de la cama, me incorporé y por detrás lo abracé recargando mi cabeza en su hombro.

     —Considerando que despertaste primero que yo, algo debió de haber sucedido, habla —demande mientras comenzaba a jugar con un mechón de su cabello.

     —Rick se acaba de ir, me pidió que fuera con él y Carol —respondió y tomó el brazo que tenía cruzado en su pecho, apenas y se giró a verme.

     —¿Eso significa que consiguió las armas ayer? —pregunte, cabeceó.

     —Es posible, pero...

     —¿Que sucede?

     —Si no cumplimos con nuestro deber es la única forma de tener problemas aquí, ¿no? —inquirió, yo asentí—. No las necesitamos, por lo menos no por ahora. Es enserio lo que te dije ayer, sobre intentarlo, no parecen malas personas.

     —Y no lo son... ¿como crees que lo tomará Rick? —le cuestione mientras lo soltaba y él se levantaba.

     —No lo sé, supongo que no muy bien, pero es mejor averiguarlo, volveré más tarde —dijo y se colgó la ballesta, avanzó hacia mi y me acarició la cabeza—. No vayas a ningún lado donde puedas ser secuestrada o herida, ¿quieres? —bromeo, yo reí en respuesta mientras me deshacía de su mano en mi cabeza.

     —No prometo nada —respondí y él salió por la puerta.

     Apenas salió, estaba segura de que volvería a dormir, sin embargo una serie de ruidos en el piso inferior me dificultó la tarea, así que rápidamente tome una rápida ducha y luego me vestí. El alboroto en cuestión era en la cocina, ya que entre Abraham, Rosita y Tara estaban tratando de hacer el desayuno, pero fallaban epicamente.

     —¿Que se supone que hacen? —pregunte mientras me amarraba el cabello en una coleta, Rosita me miró mientras batía algo.

—El desayuno, Carol nos abandonó para ir a "practicar" —respondió y volvió a su muy aguada mezcla—. Estamos siguiendo las instrucciones de todo, pero nada funciona con esta estúpida masa.

     —¿Y si le pones mas harina? —le pregunté mientras miraba la mezcla en cuestión.

     —Ya le puse la que era.

     —Dejame ver —le pedí y tome la mezcla, fui por una taza y comencé a tantear la cantidad hasta que la mezcla quedó un poco más espesa, en otro lado Abraham y Tara hacían homelets con tomates, no se veían mal.

     —Creo que ya está —le informe a Rosita, a riesgo de que dos latinas enfermaran a todo el grupo por una intoxicación por la masa, comenzamos a preparar los panqueques, quemamos los primeros por el exceso de flama, pero cuando Sasha se unió y comenzó a guiarnos, preparamos los buenos.

     En un lapso muy breve de tiempo, todas las personas que faltaban se nos unieron, entre ellas mi buen Merle, quien al parecer iría a una expedición el día de mañana con Aiden y otros, eso no me pintaba muy bien.

     —Aiden es un idiota —declaro con firmeza Glenn mientras desayunaba, Maggie asintió.

     —Quisiera decir que hay algo bueno en él, pero no es así —secundo.

     —Aun así es el jefe de las expediciones, bueno, trata —comente y le di un trago a mi café—. Tengan cuidado allá a fuera con él, no creo que tome represalias por lo que le hiciste, pero tampoco puedo asegurarlo.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora