17.

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     Decidimos parar en una bifurcación del camino más, aún teníamos casi la mitad de la camioneta libre, así que teníamos que llenarla; terminamos llegando a una especie de campamento de refugiados, malos recuerdos vinieron a mi memoria.

     —No tenemos que parar aquí —comento Daryl, tras ver mi expresión, yo asentí, pero de inmediato negué.

     —Estas zonas estaban abastecidas para que durarán algunos meses, pero las personas no dudaron ese tiempo.

     —Vanessa, no te voy a obligar a entrar ahí, hemos tenido suerte en las afueras de la ciudad, no hace falta que entremos...

     —¡Ayuda! —grito una mujer, rápidamente voltee a buscar la procedencia del grito, pero no lo ubicaba, tome mis cosas y salí del auto, segundos más tarde, Daryl hizo lo mismo, otro grito sonó, comenzamos a correr, una calle abajo, una mujer estaba siendo perseguida por casi quince de esas cosas.

     —Tenemos que ayudar —le dije a Daryl, él me tomó del brazo.

     —Es arriesgado, no podemos ser los únicos que escuchamos su grito.

     —Daryl, por favor —le pedí, terminó asintiendo.

     —No te arriesgues —me condicionó, asentí, pero de inmediato lo ignore, pues me puse a correr.

     Cuando estuve a una buena distancia, comencé a lanzar mis flechas, Daryl se posicionó un poco más adelante de mi, acomodó su flecha y disparó, habíamos acabado con unos cinco, la mujer nos miro, de inmediato corrió hacia nosotros, para mi sorpresa, llevaba un bulto en sus brazos.

     Un bebé.

     La alcancé y me enfrente contra los infectados, les daba una que otra estocada con mi arco, cuando termine con tres, uno se lanzó hacia mi, deseoso de morderme, un cuchillo le dió justo en la frente, giré y vi a Daryl darme una mirada reprobatoría, la ignore de momento y terminamos de matar a los caminantes, cuando eso sucedió, nos giramos a ver a la mujer, calmaba a su bebé.

     —Te dije que no te arriesgarás —me reprendió Daryl mientras se ponía frente a mi, tomo mi mentón y comenzó a moverlo.

     —No me hirieron —dije y me lo quite de encima, camine hacia la mujer—, ¿se encuentra bien?

     —Ustedes salvaron mi vida —respondió al borde de las lágrimas—, y la de mi bebé —añadió meciendo a esa cosita.

     —¿Qué sucedió? —pregunto ahora Daryl mientras se ponía a mi lado.

     —Mi marido fue por comida a nuestro vehículo, pero mi bebé comenzó a llorar, esas bestias rompieron la puerta y entraron, tome a mi bebé y salimos de ahí —explico.

     —¿Hace cuánto..?

     —¡Raquel! —grito una voz masculina, me giré con el arco preparado, un hombre con un rifle salió de una calle, nos miro y levantó el arma, la mujer fue corriendo hacia él.

     —¡James! —chilló en respuesta, se abrazaron llorando.

     —Pensé que los había perdido —le dijo en respuesta, luego nos miro—, ¿quiénes son ellos?

     —Ellos nos salvaron, les debo mi vida —respondió Raquel.

     —Muchas gracias, salvaron a mi familia —dijo él, mire a Daryl, al igual que yo, no sabía ni que decir.

     —No fue nada —conteste con sencillez, me acerqué a los cadáveres para sacar mis flechas, Daryl me imito.

     —Claro que si, hace unos días pensamos que moriríamos por no tener un vehículo, pero encontramos una casa segura, ahora creí que había perdido a mi familia, pero aparecen ustedes, no se como agradecérselos —continuó el hombre.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora