87.

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     —Es una locura, ¿en serio lo harás? —me cuestionó Merle en cuanto salimos de la reunión, yo asentí, sobra decir que por ofrecerme a una tarea, Daryl no estaba del mejor humor del mundo conmigo.

     —Yo sé lidiar con hordas, Merle, crear una me llevará poco...

     —¡Es arriesgado! —me interrumpió Daryl y se adelantó, estaba bastante molesto, pues me había ofrecido sin tomarle parecer.

     —Debes ir con él —dijo Merle, yo asentí, pero antes de irme, vi a Ezekiel salir de la casa, me giré hacia él y le sonreí.

     —¡Vanessa de Alexandria! Un gusto verte sólo con un rasguño —me saludo, yo le sonreí.

     —Es un gusto ver que haya tomado la decisión correcta y hayan venido a ayudarnos, Alexandria está en deuda con el Reino por esto.

     —No, tú tenías razón, tu padre habría estado de acuerdo contigo y habría ofrecido a nuestros hombres por defender tu hogar y, de cierto modo, el nuestro, pero más importante, para defenderte a ti, eras todo para él, así como para mí... Perdón, pero perdí a un muchacho —se excuso, ya que su semblante se lacrimó.

     —Mis condolencias... Ninguna muerte habrá sido en vano cuando logremos acabar con los Salvadores —le prometí, él asintió y sonrió.

     —Por cierto, dejaste esto —dijo mientras sacaba de una bolsa una prenda, era la chaqueta de mi padre—. Si irás en esa misión tan arriesgada, habrá noches frías, mejor póntela y manten a Jonathan cerca tuyo, que aunque no lo creas, él te cuida.

     —Gracias —respondí y me la puse—. Bueno, debo de irme, hay algo que debo de hablar con Daryl.

     —Se molestó por tu decisión, ¿verdad?

     —Molestarse es poco —contestó Merle por mí—, la ama, por eso no puede dejar que se arriesgue.

     —De verdad que a Jonathan le habría gustado como hijo. Ve, Vanessa —la animó, ella asintió y se alejó de aquel par.

     Siguió el camino que Daryl había tomado, justo cuando vio en su casa la luz encendida, rápidamente corrió y encontró a Daryl preparándose para salir.

     —Daryl —le llamó, él negó.

     —No, Vanessa, no... ¿de que sirve que trate de protegerte si tú misma saltas al peligro a la menor provocación? —le cuestionó, ella caminó hasta ponerse frente a él.

     —¿Sigues refiriéndote al hecho de que me ofrecí a juntar una gran horda de caminantes o al otro hecho de que estuve a punto de salir tras Negan y los demás con un rifle con menos de veinte balas en él?

     —A todo en general, no puedes ser tan descuidada o temeraria, ¿que haría yo si algo te sucede?

     —Nada me sucederá, porque tú vas a ir conmigo —sentencie, él se sorprendió—. En algún momento del viaje deberemos de separarnos para atraer al mayor número de caminantes, pero si voy a hacer esto, lo haré contigo, de todos modos, tú los llevarías en la última parte, porque yo tengo que moverme a un puesto de control con los demás muchachos.

     —Preferiría que te quedaras.

     —Y yo preferiría que no tuviéramos que luchar, pero las cosas son así... Sólo, confía en mí, por esta semana estaremos preparando nuestro ataque y la siguiente lo estaremos ejecutando, tenemos el tiempo contado antes de que Negan se nos adelante, no hay que desperdiciarlo con peleas, por favor —le pedí mientras iba y lo abrazaba, él aún no estaba tan convencido.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora