39.

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     Una sensación incómoda me hizo levantarme, en cuanto abrí los ojos, vi que Merle me estaba dejando caer gotas de agua en la cara, incorporándome, lo empuje.

    —Acabo de salir de un neumococo como para que me de un resfriado, idiota —lo reprendí, él rompió a reír.

     —¿Sabes que duermes con la boca abierta?, prácticamente fue una invitación —se justificó, me uní a sus risas.

     —¿Que hora es? —pregunte.

     —Ya casi es mediodía, por eso vine a despertarte —dijo, asentí mientras comenzaba a ponerme las botas.

     —No es que no me agrade tu presencia, pero ¿y Daryl?

     —Esta ayudando a sacar los cadáveres, ya no los enterraremos dentro de la prisión, para evitar otro posible brote se irán a quemar lejos —me explicó.

     —Ya veo, creo que será lo mejor —concedí.

     —Vanessa —me llamo una voz nueva desde la entrada, me gire y vi a Bob ahí, tenía una jeringa—, espere a que despertaras, pero ya es hora de la segunda dosis, así evitarás una recaída.

     —Demonios, bien, hagamoslo —acepte y me senté en la barraca, él entró y se quedó a un lado de mi.

     —¿Tuviste fiebre en la noche? —pregunto mientras preparaba la inyección, yo negué.

     —Nada de eso, fue una noche tranquila —respondí y lo mire, las palabras que le dije a Hershel sobre él me golpearon directo en la cara—. Bob... creo que no nos hemos entendido bien, la verdad algo de ti no me daba buena espina en un inicio, pero veo que sólo hacia falta que probarás tu valor en el equipo.

     —Te equivocas —dijo y extendió mi brazo—. No debes de disculparte, no hice mucho en estas semanas que probará que soy de fiar, incluso Daryl lo ha notado.

     —¿Hiciste enojar a mi hermano durante la excursión? —intervino Merle, Bob cabeceo mientras me ponía la inyección en el brazo, me encogí por el pinchazo—. No seas niña, Vanessa.

     —¿Podrías dejar que yo le ponga una a Merle?, aunque sea de agua —le pedí a Bob, él sonrió divertido, pero simplemente suspiro.

     —Ya se inocularon ayer, no es necesario.

     —Eres un tipo con suerte —le dije a Merle, me sonrió—, ¿y por qué se enojó Daryl?

     —Yo... yo encontré una botella de alcohol... y puede que tenga problemas con la bebida, pero juro que la de ayer fue para cuando hubiera paz, sin embargo...

     —Es la mayor estupidez que pudiste haber hecho, tomar alcohol —lo felicitó Merle, le miré con reprobación—, ¿ves a esta señorita? —le preguntó mientras me señalaba, Bob asintió.

     —No inicies, Merle —le pedí, pero él solo sonrió.

     —Si su vida corre peligro, no hay otra cosa que le importe a mi hermano que no sea mantenerla a salvo, así que ese fue tu error, aunque tuviste suerte, de haber ido, ambos te habríamos molido a palos —le explico con total sinceridad, yo me sonroje y baje la mirada.

     —¿Te han dicho lo molesto que puedes llegar a ser? —le pregunté con mucha vergüenza, él rió, justo en ese momento escuche unos pasos detenerse fuera de mi celda, gire la mirada y vi a Daryl, si que miraba mal a Bob, él solo soporto su mala mirada, de pronto sentí una patada en mi pie, mire a Merle, él me señaló a su hermano.

     Ya entendí.

     —Gracias, Bob. De no ser por tus conocimientos, probablemente habría muerto —le dije mientras le daba una palmada en la espalda, me miró algo confundido, sólo sonreí y me levanté para ir con Daryl, me quedé a su lado—, ¿no lo crees?, trajo lo que Hershel pidió y más, hiciste bien en rescatarlo ese día, Daryl.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora