64.

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     Me habia costado conciliar el sueño durante la noche, sólo el ver la imagen de Daryl dormido logró alejar los eventos traumáticos de la reunión. En cuanto amaneció, yo estaba demasiado cansada, así que me convenció de quedarme en la habitación mientras él iba por el desayuno, la verdad no sé si lo trajo o no, ya que en ese momento me quedé dormida.

     Desperté por la tarde, me di una ducha y luego elegí un conjunto de ropa oscura, cuando estuve lista, me anime a bajar, ya ahí podía ver a Daryl en la sala, estaba vigilando a Judith.

      —Hola —le salude mientras lo abrazaba por el cuello, él se giro y tomó mi brazo.

     —¿Te sientes mejor? —pregunto, yo sonreí ligeramente y asentí.

     —¿Donde está Rick? —cuestione mientras me sentaba a su lado.

     —Fue a deshacerse del cuerpo de Pete... —respondió, yo mire a Judith, ella estaba coloreando un par de hojas.

     —¿Sabes dónde está Deanna?, quisiera ir a presentarle mis condolencias —dije, él asintió.

     —En la tumba de Reg, ha estado ahí desde la mañana.

     —Bien, volveré —le informe, él me dió un ligero apretón y asintió.

     —Cuando regreses, comes algo —condiciono, le sonreí.

     —Por supuesto —respondí.

     Salí de la casa y comencé a caminar a esa pequeña sección donde se enterraban los cuerpos, no tarde mucho en llegar, justo a los pies de la tumba más reciente estaba Deanna, caminé y carraspe un poco, ella se giró a verme, se notaba que había pasado toda la noche llorando.

     —Lo siento mucho, Deanna —dije y avance hacia ella, no hizo falta otra palabra, necesitada, me rodeó en un abrazo sincero y muy dolido, la sostuve mientras le daba un par de palmadas en la espalda.

     —Ahora entiendo todo lo que habían tratado de decirme... si tan solo hubiera hecho caso, Reg estaría vivo —se lamento, sabía que no era momento de señalar lo obvio, pero en parte me alegraba que ya lo hubiera entendido.

     —Debes de seguir por él... Toda la comunidad debe de renacer, entrenarse, saber defenderse... sólo así podremos evitar esto —susurre, ella se limpió las lágrimas mientras me soltaba.

     —Cierto... Ya no estarás a cargo de mi seguridad aquí, Vanessa —me informó mientras recordaba ese aire tan sereno—. Es inútil mantenerte aquí dentro si te sabes mover fuera... aún así, quisiera saber si puedes ayudar a que estas personas aprendan a defenderse, casi nadie sabe disparar, mucho menos pelear con un cuchillo o con un arco, aunque no es como si tuviéramos muchos... Rosita está dispuesta a enseñarles a unos cuantos a pelear con los cuchillos, Sasha dijo que tal vez ayudaría a unos a aprender a disparar, ¿puedo contar contigo? —pregunto, yo la mire sorprendida.

     —Por supuesto —respondí con mucha seguridad.

     —Gracias... Creo que iré a ver a Spencer, ya he estado mucho tiempo aquí —dijo, yo asentí y ella se marcho, me quedé un momento más frente a la tumba de Reg, luego me arrodillé ante ésta y permanecí un momento en silencio.

     —Ayer quise hacer algo para ayudar... lo lamento... lamento tanto que haya pasado todo esto —susurre mientras una lágrima resbalaba—. Siempre creemos que tenemos tiempo para agradecer a las personas todo lo que han hecho por nosotros en nuestra vida y de un momento a otro resulta que no es así, que cosas como éstas pasan. Reg, muchas gracias por tu apoyo y comprensión cuando llegué... tu fuiste uno de los pocos que no me trato con fragilidad y que vio más potencial en mi del que yo me creía capaz, gracias... Trataré de estar a la altura de tu concepto —susurre y me levanté.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora