El Arquero del Fin del Mundo

82.

     Estaba forcejeando, al parecer Jerry, el guardaespaldas de Ezekiel, había estado vigilando, con su gran cuerpo, no le fue un problema detener a alguien de mi complexión. Ezekiel camino y se detuvo frente a mi, un hilo de sangre corría por su barbilla, se la limpió y me miró con una sonrisa.

     —Vaya que eres digna de ser su hija.

     Lo mire con confusión y también algo mareada, Jerry no me dejaba respirar a causa de su mano.

     —Jerry, déjala respirar —le ordenó y así lo hizo, yo seguí forcejeando—. Vamos, Ness, nadie te hará daño...

     Ness...

     —¿Quién te dijo sobre eso? ¿fue Daryl? —pregunte, él rió.

     —¿El nombre de Jonathan Stride te suena familiar? —me devolvió con una sonrisa, yo me congelé al oírlo.

     —¿Conoces a mi padre?

     —Tu padre y yo fuimos grandes amigos. Ven conmigo, te prometo que jamás te haría daño, es por eso que extendí mi hospitalidad para Daryl y para ti aquí, se nota que son muy unidos, y si es el yerno de mi gran amigo y su hija de quienes hablamos, bueno, no esperabas que dejara que los Salvadores los caputaran, ¿o sí?

     —¿Cómo que eres amigo de mi padre? ¿sabes dónde está? —pregunte mientras Jerry me soltaba.

     —Caminemos, hay un lugar que quiero que veas —respondio, yo asentí y me coloque a su lado.

     —¿De dónde lo conoces?

     —Eres tan inquieta y curiosa como él, bueno, también se parecen mucho, a excepción...

     —De mis ojos —complete por él y sonreí con melancolía—. Tengo los ojos de mi madre.

     —Correcto. Verás, antes de que todo esto iniciará, tu padre y yo nos conocimos, trabajábamos en el mismo lugar.

     —¿En el zoológico? —pregunte con asombro, él miró a su alrededor y terminó por asentir.

     —Te diré un secreto, no soy un rey, toda esta pantalla funciona, no sabes las historias que tu padre contaba sobre mí para que la gente me siguiera, la idea de hacer un reino fue suya, yo solo quería sobrevivir, pero claro, nunca se le podía decir que no, mucho menos cuando alguna idea se le había metido en la cabeza...

     —Esta muerto, ¿verdad? —le interrumpi, él me miró con un semblante triste—. No dejas de hablar de él en pasado y tampoco ha venido a verme.

     —Sigueme —dijo y aceleró el paso.

     En un momento, terminamos llegando a lo que parecía un cementerio, muy alejado de la zona poblada. Había pequeñas cruces hechas de madera que señalaban el lugar de cada tumba. Ezekiel camino por el estrecho pasillo de arena hasta que nos detuvimos frente a una, tenía flores recién cortadas, y en una pequeña tabla de madera, estaba escrito el nombre de mi padre.

     Con las lágrimas siendo reprimidas dentro de mis ojos, termine por arrodillarme y tomar un puño de tierra.

     —¿Cuándo? —alcance a preguntar en medio de un gemido doloroso.

     —Hace nueve meses.

     —¿Cómo pasó? ¿fue un caminante?

     —¿Un qué? —inquirio confundido, pero de inmediato pareció entender mi referencia—. Vanessa...

     —¿O fueron los Salvadores? —esta vez, lo mire directo a los ojos.

     Si Negan se había atrevido a quitarle la vida a mi padre y con eso, a arrebatarme al último miembro de mi familia directa con vida, ningún castigo sería lo suficientemente doloroso para ajustar las cuentas con él.