26.

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     Apenas llegamos a la prisión, todos nos separamos, me enteré de que Merle había hecho un enorme berrinche por no haberlo llevado con nosotros y que nuestra linda Beth había calmado las cosas dando un disparo al techo, también me había enterado de que Glenn le había dado un anillo a Maggie, aún no me sentía tan capaz de hablarles, debido a que no los apoye con respecto a lo de Merle, pero aún así, me sentía feliz por ellos, también me enteré del nombre oficial que habían elegido para la bebé: Judith, era muy bonito, y sorprendentemente, a ella le gustaba, cuando lo oía, sonreía, de ahí en fuera, las cosas estaban bastante tranquilas en la prisión, cuando la noche cayó, todo fue normal, cada quien terminó yéndose a su celda a dormir.

     En cuanto amaneció, Carol y yo nos encargamos de los caminantes en la reja, Michonne salió a ayudarnos, mientras los matábamos, esta última miraba con interés las rejas que había destrozado el Gobernador cuando nos atacó.

     —Si no reforzamos esa entrada, podrían volver a atacar, ¿no les parece? —nos pregunto, yo cubrí mis ojos del sol y seguí su mirada.

     —¿Que propones? No tenemos materiales para componerla —respondió Carol.

     —No sería necesario componerla para que no pasarán —comente y mire a Michonne, ella asintió, su mirada empezó a vagar por el patio, terminó deteniéndose en la reja donde había caminantes encerrados.

     —Podríamos ocupar el alambrado de ahí y ponerlo en el piso, escondido, si vienen en auto, los detendrá y se verán obligados a seguir a pie —dijo, tenía mucho sentido su plan, Carol y yo asentimos.

     —Bien, supongo que habrá que poner manos a la obra —las anime, ellas me sonrieron.

     Y fue así como, quince minutos después, estaba trepando el alambrado para cortar la protección de púas de la reja, habíamos encontrado las pinzas con facilidad, el problema fue ver quien subiría a hacer el trabajo, pues yo fui quien perdió el piedra, papel o tijeras, mi único seguro de vida era la promesa de Michonne sobre que me quitaría a los caminantes que pudieran morderme los dedos. La tarea era difícil, la venda que tenía en mi mano derecha se atoraba con el alambrado, me moría de pánico por la jodida altura y el tambaleo que provocaban los caminantes, sin embargo, pude hacer bien mi trabajo y cortar la alambrada de púas, cuando la baje de ahí, medí la altura que me separaba del piso, prefiriendo tierra firme a peligro inminente, di un salto, me lastimé un poco el tobillo, pero no era problemático, cuando me levanté del piso, vi que tenía de espectadores a Daryl y a Hershel, comprendía que este último no me pudiera ayudar, pero ¿Daryl?, como castigo, hice que el nos acompañara en nuestra misión para ir a poner el alambrado, preparamos una camioneta y subimos las púas ahí.

     —¿A quién se le ocurrió? —pregunto mientras subíamos en la parte trasera de la camioneta, Carl se apresuraba a abrir la reja.

     —A Michonne, está segura de que así les costará más trabajo venir a atacarnos —explique, su semblante se tornó ligeramente serio—, ¿te sucede algo?

     —No, no es nada —respondió cuando llegamos a nuestro objetivo.

     Bajamos con nuestras armas listas y comenzamos a despejar la zona, entre Carol y Michonne acomodaron el alambrado y lo cubrieron con el pasto, que ya estaba bastante crecido, en cuanto acabaron, Daryl y yo recogimos nuestras flechas y nos volvimos a montar en la camioneta, no pasó mucho tiempo para que volviéramos a nuestra zona segura, donde ya veía que estaba Rick.

     —¿Que estaban haciendo? —nos pregunto en cuanto bajamos de la camioneta.

     —Poníamos trampas por si al Gobernador se le ocurría volver a atacarnos —le expliqué mientras me colgaba mi arco a la espalda.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora