84.

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     Un ligero movimiento en mi hombro me hizo despertar, era Daryl, le mire un poco somnolienta, me había costado mucho trabajo dormirme y más aún lograr descansar un poco.

     —Ya casi es mediodía, deberíamos de irnos ya —dijo, yo me levanté y asentí.

     Fui al baño y me lave la cara, apenas salí, Daryl ya estaba listo.

     —¿Te lo llevarás? —pregunto mientras miraba el álbum, yo fruncí los labios.

     —No está a salvo en Alexandria y tampoco en Hiltop, es todo lo que me queda de mi familia, no puedo arriesgarlo —conteste mientras lo tomaba.

     —Pero estará a salvo mientras esté contigo —dijo, lo mire y sonreí.

     —¿Sigues hablando del álbum?

     —En parte... No te pido que te quedes aquí, porque sé que no quieres, pero yo estaría más tranquilo si tú estuvieras a salvo, siempre.

     —Estoy a salvo justo aquí —replique y avance hasta estar frente a él, lo envolvi en un abrazo—, entre tus brazos.

     —Vamos a Hiltop.

     —Vamos —concorde.

     Apenas tomé mis cosas, salimos de la habitación, sin embargo, aunque estaba en mis planes despedirme de Ezekiel, no contaba con el hecho de que iba a estar esperándonos afuera.

     —Veo que ya tomaron una decisión, chicos —dijo, nosotros asentimos mientras lo encarabamos.

     —Aqui no somos de ayuda para nuestra familia, no podemos quedarnos aquí por más tiempo —conteste.

     —Te entiendo. Vanessa, Daryl fue a verme hoy temprano y me contó sobre la inquietud que tienes, así que déjame presentarte a alguien antes de que se vayan.

     —¿A quién?

     —Acompañame a nuestra enfermería —pidio, yo miré a Daryl, él se veía ligeramente nervioso.

     —Ve con él, te espero aquí —dijo, yo negué y lo tomé de la mano.

     —Ven conmigo... Te necesito —susurre, él me miró de una manera dulce, por lo que terminó asintiendo.

     En silencio, caminamos hasta su enfermería, era más grande que la de Alexandria y estaba más abastecida, eso se lo concedía, pero no parecía una, más bien parecía otra oficina. Apenas entramos, una mujer se giró hacia nosotros, estaba detrás de un escritorio, se quitó las gafas y nos miró con una sonrisa.

     —Rey Ezekiel, ¿Así que es ella? Es la viva imagen de Jonathan, aunque no sus ojos, los heredaste de tu madre, ¿No es así? —pregunto ella, yo asentí.

     —Asi es, ¿Y usted es..?

     —Melanie, es un gusto —se presentó mientras se levantaba y me tendía la mano, se la estreché.

     —Un gusto —conteste y miré a Ezekiel—. No entiendo, ¿Por qué me la querías presentar?

     —Porque yo fui una de las personas que tu padre rescató, Vanessa... Lamento decir que no lo conocí como me hubiera gustado, solamente lo conocí ese día... Deberás entender que no nos gusta hablar mucho de eso, muchos estuvimos a punto de morir sin su sacrificio —dijo, la miré sorprendida.

     Una parte de mí, estaba reacia a creer que fuera cierto el hecho de que la prueba que yo tanto quería estaba delante de mí, la otra simplemente quería creerle para poder partir con la cabeza fría hacia Hiltop, ya que no quería otra distracción en el camino, mucho menos porque iba a ir con Daryl y yo tenía que cuidar su espalda.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora