5.

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     En el trayecto al CDC tuvimos que detener la caravana de autos, del camper bajaron al hombre mordido, y lo depositaron en el tronco de un árbol, el resto del equipo bajo también de los autos, yo camine hacia donde se reunían con Daryl y Glenn, escoltada por ellos, llegamos hasta donde él estaba recargado, se veía algo mayor, y, siendo sinceros, lucía como la mierda, la imagen de mi hermano bailó en mi mente, a él lo habían mordido en la pierna, yo había tratado de curarlo con cualquier antibiótico, incluso con remedios naturistas, pero la infección siguió avanzando, hasta que simplemente tuvo un fallo y murió, luego le clave un cuchillo en la cabeza y lo dejé en la casa donde habíamos estado por semanas; el ver el mismo caso luego de tanto tiempo me estaba afectando, cuando todos pasaron a despedirse yo me quedé atrás, se fueron hacia los autos, yo me quedé mirándolo.

     —Eres nueva —dijo, yo asentí algo triste, éste hombre tenía tanta vida por delante, como mi hermano alguna vez la tuvo—, por favor, no me mires con esos ojos... No quiero que nadie sienta lástima de mi.

     —No es lástima —aclare, limpie una lágrima que resbaló de mi mejilla—, es que me recuerdas a mi hermano.

     —Debió de ser un buen sujeto... Tu lo pareces —comento mientras tosía.

     —Estás delirando —dije, él negó.

     —No, así luces... ¿cómo te llamas?

     —Vanessa Stride —dije, me acerqué y le estreche la mano, él la tomo con cansancio.

     —Soy Jim, sólo Jim. Se ve que eres fuerte... Cuídalos, son más débiles de lo que parecen... Por cierto, fue un gusto, Vanessa.

     —Lo mismo digo —respondí y me alejé, vi que mi acción fue el espectáculo del resto del grupo.

     Con un humor de mierda subí al auto con Glenn y Daryl, ahora todos íbamos en un silencio sepulcral, Glenn trato de hablar, pero simplemente ignore sus palabras, había tenido que obviar el tiempo de luto para mi hermano porque tenía que sobrevivir, pero ahora me había vuelto a golpear con una intensidad tal que no quería dar explicaciones.

     Cuando llegamos al CDC todos bajaron, preparando sus armas, yo incluso saque mis cuchillas, el edificio era grande y moderno, pero a su alrededor estaba lleno de cadáveres, no podía asegurar el hecho de que caminar por ahí fuera seguro, íbamos en una fila, yo iba casi al final, no me importaba, así podía vigilar la retaguardia. A nuestro paso un mar de cadáveres se arremolinaban a nuestros pies, podía ver los últimos intentos de los militares por contener los infectados, ametralladoras en pequeños puestos de seguridad con soldados muertos, era desesperanzador el paisaje, cuando llegamos a la puerta Rick comenzó a gritar para que abrieran la puerta, pero no sucedía nada, yo estaba detrás del grupo de mujeres con niños, cuidándoles las espaldas, así que cuando comenzaron a escucharse los gemidos de los infectados.

     —¡Caminantes! —comenzaron a gritar, yo me giré nerviosa, aún estaban lejos, pero eran bastantes.

     —Rick, debemos irnos —le dijo Shane, Rick se negaba, decía que la cámara se había movido, se puso a brincar frente a la cámara y ésta de verdad se movía.

     —Tiene razón —dije y me coloqué a un lado de Rick.

     —Es automática, no hay nadie —dijo Shane, trato de jalarme a mi también, pero me le safe de un tirón.

     —Claro que no, es manual —dije, momentos más tarde la puerta se abrió, dejando que una luz nos cegara de momento.

     —Entren —dijo Rick, yo iba a esperar para cubrir a los demás, pero una mano me empujó, giré y vi que Lori nos empujaba a Carl y a mi, un poco sorprendida me deje llevar, preocupada por los que iban detrás, pero entramos todos y a salvó.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora