46.

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     Apenas los primeros rayos de luz se asomaron por entre las copas de los árboles, el alboroto a mi alrededor me hizo despertarme, abrí los ojos y me trate de incorporar, sin embargo, los brazos de Daryl a mi alrededor me impidieron levantarme, aún lo tenía recargado en mi, sonreí ante la imagen.

     —A veces quisiera tener una maldita cámara —comento Merle, me giré a verlo, percatándome de que lo teníamos a un lado.

     —Ya somos dos —admití y me volví hacia Daryl—, Hey, Dixon... Dixon... Daryl... —lo llame, comenzó a moverse hasta que finalmente se despertó.

     —¿Hora de irnos? —pregunto con voz somnolienta, yo asentí, con lentitud me soltó, aprovechando mi libertad, me levanté, el estar por quién sabe cuantas horas en esa posición, aunque cómoda, había entumecido mi cuerpo, cuando él se levantó, no se abstuvo de hacer tronar sus articulaciones.

     —¿Ayer descubrieron algo Rick y tu? —le pregunté a Merle mientras me envolvía la cobija alrededor.

     —Nada más que unos animalitos.

     —Iré a revisar —comento Daryl a mis espaldas mientras tomaba su ballesta y me pasaba mis armas, yo las tome.

     —No irás sólo, puede ser arriesgado —le advirtió su hermano, yo asentí y me colgué el carjac.

     —Tranquilo, yo lo cuidaré —respondí, Daryl iba a protestar, pero le mire de manera sugerente.

     —Estaremos bien solos —concordó, yo le sonreí mientras me mordía el labio inferior.

     —Okey, entendí la indirecta, supongo que puedo buscar pasar tiempo con esa chica que antes estaba con el Gobernador —dijo Merle, yo reí y negué, nunca cambiaría.

     —Te deseo suerte —comente de todo corazón, a pesar de que fuera un tipo difícil de tratar, estaba segura de que también se merecía y encontraría alguien que pudiera seguirle el paso.

     Cinco minutos más tarde estábamos dejando al grupo, el plan era que iríamos a revisar los alrededores, cazar algo y luego seguirles el rastro, aunque ambos estábamos seguros de que no avanzarían mucho, teniendo en cuenta la gran cantidad de personas que éramos ahora.

     —¿Crees que alguien nos siga? —le pregunté luego de unos minutos a solas, él se encontraba mirando con mucha atención el piso.

     —No lo sé, suena alarmante el pensar en ello, pero en estos momentos creo que todos ya hemos confirmado la existencia de mas personas y que éstas no siempre resultan tan cuerdas como creíamos —respondió luego de unos instantes, soltando un suspiro, me puse a mover unas hojas para que me dejaran ver la tierra—, ¿te preocupa?

     —Siendo sincera, sí... estamos sin un techo o un refugio seguro, se que el bosque es bueno, pero no se si lo sea con un grupo numeroso, además están Judith y Carl, si alguien nos está siguiendo, serían presas fáciles.

     —Nunca están solos.

     —Nunca habían estado solos, ahora creo que todos sabemos que nos podemos volver a separar, esta vez tal vez y corrimos con suerte, pero la próxima...

     —No habrá ninguna próxima, ¿no estuvimos de acuerdo en eso ayer? —me pregunto, levanté la vista del suelo, vi que ahora tenía su mirada fija en mi, esperado mi respuesta.

     —Daryl, debemos de ser realistas, el hecho de que hagamos lo que este a nuestro alcance para evitarlo, no significa que no pueda ocurrir —respondí, me miró y luego negó.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora