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Las cosas... Las cosas no habían sido las mejores para mí en las ultimas semanas.

Daryl no había venido a arreglar las cosas conmigo, tenía entendido, según por Maggie, que regresaron a Alexandria  y cuando planeaba venir a  hablar, una nueva comunidad había llegado a ayudarlos, o más bien, a vigilarlos, entonces había evitado hacer el movimiento de venir a verme, según para mantenerme a salvo en caso de que no pudiéramos confiar en ellos.

En cualquier caso, cuando llamó por radio, antes de irse a esa promesa de comunidad, yo no había podido atender la llamada. Ya que Negan se había unido a mi bando, había tenido nuevos integrantes que me habían traído cosas interesantes, más equipo, muestras de caminantes normales y caminantes anómalos, lo cual hizo avanzar  mi investigación a tal punto que teníamos las primeras seis muestras de la cura.

O, mejor dicho, la vacuna.

Y, por cierto, el hecho de que Negan estuviera en mi bando no duró mucho tiempo, porque después de tantos años, finalmente había logrado algo que me confesó que quería: tener un bebé.

Annie, una mujer que había conocido en una misión de exploración para mí, era la madre de su futuro bebé. Tenía entendido que se involucró con ella de rápido, un acostón de una noche a cambio de unas hierbas medicinales que llevaba, aún recuerdo cómo le grité por negociar así con las cosas que yo hubiera dado gratis, pero, en fin, tres semanas después, en otro momento de exploración, lo encontró y le dijo la noticia.

Negan no tardó mucho tiempo en volver y compartir su dicha conmigo, era extraño, pero de corazón me alegraba por él. Había oído su historia, sabía lo hijo de perra que había sido con su esposa y cuánto había querido tener un bebé y ahora en este lugar finalmente lo lograba y quería protegerlo. Así que supe que ese día había ido a despedirse.

Odiaba admitirlo, pero perderlo sí había sido un golpe en mis filas, ya que yo estaba ocupada con la vacuna, necesitaba quién coordinara mis equipos de búsqueda y limpieza de la zona, y dado que para Commonwealth, la nueva comunidad prodigio, mi asentamiento no existía, solo complicaba todo, pues no podía pedir refuerzos de nadie.

En estos momentos extrañaba a muchos, como Daryl o Merle, este último me había mandado un mensaje muy peculiar con Maggie a través de las chicas de Oceanside la última vez que habíamos podido ir a su puerto, era un pañuelo con sangre y una nota donde relataba cómo le había roto el labio a Daryl por haber hecho lo que hizo en Meridian, reí y lloré, extrañaba a mis Dixon con todo mi corazón, pero ya había aprendido a la mala que lo que yo hacía en estos momentos era más importante que cualquier cosa, no podía simplemente volver a desaparecer, mucho menos después de tener tantos avances en este período de tiempo.

Y aún así, la llamada inesperada de Negan por la radio me hizo botar mi promesa por la borda.

-Tenemos grandes problemas aquí, Vanessa -dijo a través de la radio de largo alcance que me había dado por si lo necesitaba.

-Y yo tengo problemas aquí, me has mandado tanta gente que tengo caminantes en la cerca y me faltan armas -protesté mirando a través del microscopio.

-Sé que casi siempre bromeo contigo, pero es serio.

-¿Annie está bien? -pregunto dejando mi trabajo y centrándome en la llamada.

-Lo está, pero... Tus amigos están aquí.

-¿En Riverbend?

-Sí.

-¿Quiénes?

-Gabriel y Aaron. Mandé a un muchacho a intentar alcanzar a Maggie, es la comunidad más cercana, pero estaba herido, no sé si lo logre.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora