73.

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     —Entonces tenemos que buscar caminantes que no estén en un grado avanzado de descomposición, ¿verdad? —pregunto Merle mientras caminabamos por los bosques alrededor de Alexandria.

     —Si, divertido, ¿no? —ironice cuando uno salió de una esquina, ya que era el de una chica, no nos servía, por lo que le deje ir una flecha en la cabeza.

     —No tanto como su plan, ¿de verdad creen que se podrán cargar a esos Salvadores? —cuestiono cuando un caminante le salió por la derecha.

     —Oye, ese podría... Y ya no —dije, ya que le había atravesado su cuchillo en la frente.

     —Tal vez si me hubieras dado una referencia más específica de ese tal Gregory no hubiera asesinado a los últimos tres caminantes que se parecían a él así —se quejó.

     —Ya te dije, viejo, canoso, delgado del rostro...

     —Así —interrumpió una voz a nuestras espaldas, yo giré con mi arco en lo alto, la sonrisa de Daryl fue épica.

     —No es divertido —le reprendí mientras miraba la cabeza que llevaba, le daba cierto parecido a Gregory, pero no el suficiente— ¿como hiciste para matarlo?

     —Denles por detrás, directo en la nuca, así no hay marcas delante —respondió y miró a Merle.

     —Es problemático el buscar caminantes tan cerca de Alexandria, deberíamos hacerlo un par de kilómetro más lejos —se quejó, justo en ese momento escuchamos un ruido por entre los árboles.

     Tal y como si fuera enviado del cielo, un caminante se abrió paso hasta llegar a nosotros, irónicamente, incluso vestía igual que Gregory, pero el peinado y la barba no eran tan parecidos.

     —Vanessa, hazlo caer —me pidió Daryl, yo asentí y le dispare un par de flechas a las rodillas, en cuanto estuvo en el piso, Merle lo remato y Daryl le cortó la cabeza.

     —Sera mejor llevar las dos, nunca está de más —dijo Merle, asentimos y volvimos con nuestras cabezas hacia Alexandria.

     Apenas cruzamos los muros, llevamos nuestro botín al congelador, Rick se había ofrecido a afeitar las cabezas y Carol a peinarlas, ambas tareas muy extravagantes para mi gusto, por lo que no intervine. Mientras caminaba hacia mi casa, encontré a esta última yendo por toda Alexandria ofreciendo pequeños toperes con... ¿galletas?

     —Eres increíble, Carol —dije tomando el que me ofrecia.

     —La moral está decayendo por aquí... La comida que trajeron es buena, pero parece que no satisface los estándares de todos, así que pensé en alegrarlos un poco antes de partir —se explico.

     —No lo digas así —la reprendí, ella me miró interrogante—. Lo dices como si te fueras a ir para siempre en vez de una simple misión... suenas muy lúgubre.

     —Lo lamento —se disculpo mientras le dábamos una mirada a Alexandria, el lugar estaba muy tranquilo.

     —De todos modos no importa, nada tiene que salir mal... iremos, venceremos y luego volveremos, tendremos. solucionado el problema de la comida y podremos seguir con la expansión —dije con voz tensa, ella me miró con una sonrisa triste.

      —Quisiera tener tu visión, Vanessa, pero mientras no estén muertos, no tenemos nada seguro —me recordó, yo asentí y mire el toper—. Además, tampoco te escucho muy convencida de ello.

     —Bueno, todo puede pasar, eso es algo que sabemos de antemano, pero de momento sólo tengo algo seguro —comente en voz baja, ella me miró con interés—. Estas galletas van a estar deliciosas.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora