IV. Eres lo que buscaba

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De momento no supe qué decir, sus palabras me tomaron por sorpresa, pero a la vez me alegraron de sobremanera. Cuento con ocho años de experiencia, varios cursos que mi ex-jefa me hizo tomar cuando trabajaba con ella, hablo cuatro idiomas diferentes y mi hoja de vida es intachable. La Sra. Johnson no dudó un segundo en prepararme desde que puse un pie en su empresa, sino que también me dio la mejor recomendación laboral.

—Tu amplia experiencia nos será de gran ayuda —volví en mí al escuchar su voz, así que lo miré sorprendida y emocionada a partes iguales—. A partir de este momento serás mi nueva secretaria, por lo que espero mucho de ti y de tus... vastos conocimientos.

—Oh, por supuesto que sí, Sr. Black. Daré lo mejor de mí —sonreí—. Muchas gracias por darme la oportunidad, le aseguro que no se arrepentirá de su decisión.

—Desde luego que no —dijo y levantó la bocina del teléfono sobre su escritorio—. Despacha a las otras, ya elegí a Amanda Reynolds. Por favor, tráeme el uniforme y prepara su contrato.

No podía creer que me estuviera contratando tan pronto, ni siquiera me hizo una pregunta referente a la empresa, y está de más decir que gran parte de la noche estuve investigando Industrias Black.

No podía creer lo que se estaba escuchando, cuando la mujer de mediana edad que se encontraba afuera en el escritorio entró con un folder y una bolsa en sus manos.

—Aquí tiene, Sr. Black —dejó las cosas sobre el escritorio y me miró brevemente—. Si el uniforme no es de tu talla, házmelo saber, por favor.

—De acuerdo.

—Puedes cambiarte en el baño —indicó el hombre, pero primero tomó la carpeta y la extendió en mi dirección—. Estas son las bases de tu contrato. Léelo con calma antes de firmarlo, y si tienes alguna duda, pregúntame con total confianza —se levantó de su silla y se puso el saco de vestir que estaba colgado en el perchero—. Tengo una reunión, así que en una hora estaré de vuelta.

—Sí, señor —fue todo lo que dije antes de verlo salir de la oficina junto a su secretaria.

Me quedé quieta en mi lugar por largos minutos sin apartar la mirada de la carpeta en mis manos. Pero ¿qué rayos acaba de pasar?¿Acaso estoy en un sueño? Si es así, es uno demasiado ficticio. No puedo creer que haya conseguido el empleo así de fácil y sin ningún problema.

Solté una risita y sacudí la cabeza con fuerza, recordando que para conseguir mi primer empleo fue todo un incordio. Luego de muchas pruebas y someterme a más de una entrevista, quedé y solo trabajé por tres meses. Si no hubiera sido por la oportunidad que me dio la Sra. Johnson en su empresa, no habría aprendido absolutamente nada.

Aparté todo pensamiento de mi cabeza y empecé a leer el contrato laboral, quedando sorprendida por la cantidad de dinero que iba a ganar solo por ser una simple secretaria. Desde luego tendría que hacer mucho trabajo y tendría que hacer horas extras, aunado a eso, tenía que tener disponibilidad de tiempo para salir de viaje cuando fuese necesario. Se me brindaría un teléfono corporativo y un correo personal que usaría únicamente para tratar asuntos de la empresa.

Mordí mis labios y volví a pasar la vista por toda la suma de dinero que estaba escrita en la hoja. Es demasiado, ¿será que se equivocaron al redactar el contrato? Es una posibilidad enorme, a mí me ha pasado infinidad de veces. De vez en cuando se nos puede ir un cero de más y este puede ser el caso.

Teniendo en cuenta que el Sr. Black aún no saldría de su reunión, esperé media hora en su oficina, repasando una y otra vez los puntos del contrato. Todo es perfecto, lo único que no me terminó de cuadrar fue el dinero que iba a ganar.

Deseo Enfermizo[✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora