XXV. Sentir

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Para muchos el infierno está luego de la muerte, ese lugar donde pagarás por todo lo malo que hiciste sobre la tierra. 

Para otros, el infierno es alguna enfermedad terminal, alguna adicción donde ya han perdido sus almas, algún acontecimiento que te ha marcado de por vida y no te permite avanzar, perder a tus padres, un hijo, algún hermano…

El infierno incluso puede ser una relación “amorosa” dentro de lo tóxico y abusivo.

Pero, realmente, ¿qué es el infierno?

Me he preguntado cada vez que un día se termina, pero no podría decir a ciencia cierta lo que es cuando todos lo vivimos de diferentes circunstancias y maneras.

Lo que jamás imaginé era que llegaría a conocer el mío en vida, siendo cautiva en todo el sentido de la palabra y muriendo de angustia de saber cuándo conseguiré ser libre.

Pero tampoco podría engañarme a mí misma. Sabía de sobra que Julen Black no me dejaría libre, lo podía ver en su mirada y en todo lo que sus palabras me daban a entender, en esa enfermiza sonrisa que me dedicaba cada día antes de marcharse y en esos besos que me repugnaban a más no poder.

Debía ser fuerte, soportar lo que más pudiera, pero mi fuerza de voluntad se hacía añicos entre sus manos. Y no ayudaba en lo absoluto que los días pasaran y ninguna luz de esperanza me iluminara.

Lo único bueno que podía rescatar era que no se había atrevido a tocarme más allá de lo permitido, pero era cuestión de tiempo para que perdiera la paciencia y fuera por lo que quería de mí, aquello que tanto me decía entre besos y cuando me abrazaba cada noche y me partía el corazón en cientos de pedazos.

Ese «Deseo hacerte mía», me enfermaba a más no poder. No consentía su toque ni sus besos, como para dejarlo tocar partes de mi cuerpo que pertenecían al hombre que amaba y amaría por el resto de mi vida.

Will…

Pensar en mi esposo me destrozaba el alma, me hacía cuestionar tantas cosas, tanto buenas como malas, y me amilanaba con solo imaginar que ya no estuviera conmigo. Aunque una pequeña parte de mí guardaba la esperanza y solo era cuestión de tiempo para estar de nuevo entre sus brazos, siendo protegida y amada de corazón.

Lo extrañaba demasiado, tanto, que a veces soñaba con que él me rescataba y me liberaba de este infierno, pero al despertar todo seguía igual… Y que él ya no estaba a mi lado. 

He hecho acopio de toda mi fuerza para no mostrarme débil ante Julen, tratando de hacerle creer que está llegando a mí, pero se ha vuelto muy difícil cuando él lo único que desea es tomarme por completo y destrozar toda mi voluntad, pero sintiendo que ese día llegaría muy pronto y no tenía más opción que soportar y tragarme todo el asco y odio que me embargaba.

Salí de la habitación luego de tomar una ducha y caminé por los pasillos de la casa sin saber a dónde dirigirme, sin saber qué hacer en un lugar tan grande y desconocido que me generaba incomodidad y mucho miedo. Pero en esto se habían convertido mis días; vagar por la casa, admirar el bonito jardín que la rodeaba y perderme a la lejanía del bosque, siendo custodiada cada maldito segundo. A donde fuese que me dirigiera estaban los hombres de Julen, vigilando mis pasos.

Ese día no me apetecía salir al jardín pese a que hacía un bonito día. Vagué por la casa hasta la biblioteca y miré los infinitos estantes que había y lo hacía una increíble biblioteca digna de admirar, solo que ni la lectura podía acallar mi mente y darle calma a mi corazón.

Aún así y deseando aislarme de la realidad, busqué entre los títulos un libro que llamara mi atención.

El terror psicológico era uno de mis géneros favoritos, pero en ese momento aquel título que reflejaba mi situación de una manera menos retorcida me invitó en silencio a leerlo y me llevó a deducir si era buena idea seguir maquinando sobre mi situación o solo olvidarme de ella por un instante.

Deseo Enfermizo[✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora