Los trajimos a una bodega abandonada y nuestros hombres se encargaron de amarrarlos en medio del gran espacio que había sido destinado para ellos, dejándolos colgando del tubo que atravesaba toda la estancia. Estaban completamente inmovilizados.
El viejo Weiss no dejaba de quejarse por las heridas que había recibido, puesto que estaba botando sangre y nadie lo había atendido, pero no tanta como para morir a causa de eso. Sus lloriqueos eran simplemente irritantes. Madre e hijo estaban en completo silencio, no habían dicho ni una sola palabra, este último no quitándome la mirada de encima, algo que me tenía en alerta. Ellos eran calculadores y no podía bajar la guardia a pesar de que ya estaban bajo nuestro poder. Sabiendo cómo se habían mantenido por tanto tiempo siendo libres y caminando por la vida como si nada, no podía fiarme o quizá saldrían con alguna sorpresa y todo podría irse al carajo.
—El jefe quiere a la vieja viva —dijo Bruno, parándose a mi lado y dándoles una mirada de soslayo—, pero siendo honesto no la quiero entregar cuando fue la primera en ponerle una mano encima a Freya.
—Intentaré llegar a un acuerdo con él, pero ninguna de estas ratas quedará viva para contarla. Cada uno hizo parte del sufrimiento de mi hermana, así que no pienso tener ni una pizca de compasión con ninguno.
—¿Quién será el afortunado de ser el primero? —inquirió, sacando unas vendas y cubriendo sus manos con estas—. Sé que dijiste que te querías hacer cargo tú solo, pero no me puedes privar de darles una pequeña lección de mi parte. También quiero hacerle justicia a Freya.
—Adelante, comienza con el que tú quieras, solo te pido que no uses tanta fuerza.
—No te preocupes, tendré mesura por más que quiera matarlos ahora mismo.
No podía decirle que no a mi amigo, después de todo, conocía los sentimientos que guardaba por mi hermana desde hacía años y nunca se había atrevido a confesarle. Al igual que yo, estaba sediento de venganza.
Lo vi ajustarse las vendas antes de acercarse a ellos a paso lento, rondándolos como león a su presa y perdiéndose en una expresión que denotaba el odio que sentía en su corazón. El primer golpe que dio impactó al viejo Weiss en el estómago, fue seco y tan fuerte que le sacó un quejido audible y el aire al mismo tiempo, haciéndolo doblar de dolor lo más que los amarres se lo permitían, pero era inútil, las cadenas a los pies y a las manos estiraban su cuerpo y le impedían moverse. Sin darle tiempo a reponerse, puesto que sus puños impactaron uno detrás del otro con esa rapidez y fuerza con la que lo caracterizaba.
Lo golpeó hasta dejarlo casi inconsciente, la sangre cubriendo todo su rostro, antes de caminar hacia Koorine y situarse a su espalda sin emitir ni una sola palabra.
Ella, como pudo, trató de mirarlo, pero no fue mucho lo que pudo ver, además de que Bruno no dejó que se moviera ni ápice, puesto que le propinó varios puñetazos que la hicieron gritar y retorcerse de dolor. Si bien era una mujer y mi madre me había enseñado a ser un caballero, esa vieja no tenía perdón ni de Dios. Con todo lo malo que había hecho, bien merecido tenía cada golpe, e incluso merecía mucho más dolor del que estaba experimentando en ese momento.
El último, pero no menos importante en llevarse su buena dosis de los furiosos puñetazos de mi amigo, fue Julen. Él lucía imperturbable, con una neutralidad que enloquecía y no flaqueó incluso si Bruno lo golpeaba con todas sus fuerzas. Apenas si emitía sonido alguno cuando los puños lo impactaban, pero su mirada seguía siendo pétrea, como si no sintiera dolor alguno. La sangre corría por su rostro, empapando su camisa blanca de vestir.
Quizá fue la indiferencia que Julen mostró ante cada golpe que Bruno se descontroló y lo golpeó con mucha más rabia, dando puños a diestra y siniestra sin importar el lugar en el que cayeran. Se podía escuchar como cada puñetazo impactaba con todas las fuerzas, haciendo daños que sabía podrían ser irreparables si no lo detenía. Estos hijos de puta merecían sufrir más que a base de puños.
Me acerqué a Bruno y lo detuve, su respiración pesada y agitada. Sus ojos verdes estaban empañados del más intenso de los odios, una bruma oscura que lo había corroído. Podía sentir lo mucho que se estaba conteniendo por la forma en que se cuerpo temblaba y la fuerza con la que cada musculo se contraía.
—Date un respiro, hombre, aun lo que tenemos es tiempo para divertirnos con ellos —le palmeé la mejilla y resopló como toro embravecido.
—Diviértanse mientras puedan —escupió Koorine, dándonos una mirada llena de rabia—. Mis hombres vendrán por nosotros y serán ustedes los que tengan que buscar escondederos.
Sonreí, acercándome a ella con las manos en los bolsillos.
—Para cuando lleguen ya serán comida para perros —dije con calma—. ¿Crees que no estamos preparados por si vienen a rescatarlos?
—Se me olvidó por un momento que solo eres un maldito que burló mi seguridad.
—Incluso los mejores programas presentan fallas, así que no te frustres.
—Voy a arrancarte la lengua y hacértela comer mientras suplicas por tu perra vida. Desearás no haber nacido nunca —amenazó y no pude evitar reír—. Tú y tu asquerosa hermana no son más que mierda que debe estar bajo mis zapatos. Reza para que no me encuentren, porque si lo hacen, juro que te haré conocer el verdadero infierno, y a esa mosquita muerta que ya debería estar tres metros bajo tierra, la volveré a torturar, únicamente para deleitarme con sus gritos y llantos de súplica que tan bien se escuchan. Vivirá condenada a ser mi perra de por vida.
—En lugar de hablar tanta mierda, deberías usar tus energías para librarte de mí —me cubrí la boca, soltando una risita quisquillosa—. Claro, si es que logras hacerlo en lo poco que te queda de vida, maldita perra —le di un puñetazo en la boca que no tardó en reventarse debido a mi fuerza—. No se pueden imaginar lo que he deseado y soportado porque llegue este momento, y ahora que al fin ha llegado la hora de cobrarles todo lo que le hicieron vivir a mi hermana, nunca los dejaré escapar. No me importa si muero, al menos tendré la satisfacción de haber erradicado un trio de mierdas de este puto planeta. Esto es un abrebocas para todo lo que se viene, así que pónganse cómodos y disfruten de los últimos soplos de vida que les quedan.
Me alejé de ellos y les di órdenes a mis hombres para que redoblaran la seguridad y estuvieran pendiente de cualquier cosa que pasara. No podía darme el lujo de dejarlos escapar, no cuando había pasado tantos años deseando este momento, pero yo mismo admitía el poder que ellos tenían y todos los peces gordos que estaban a su favor y no dudarían en rescatarlos con los ojos cerrados.
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Deseo Enfermizo[✓]
Mystery / ThrillerAmanda es feliz junto a su esposo, sin embargo, su perfecta y maravillosa vida se empieza a desmoronar a medida que su nuevo jefe; Julen Black, hace hasta lo indecible para poseerla y tenerla en sus manos, sin importar el tipo de trucos que use para...