Deseo Enfermizo[✓]

XIV. Viaje

Han pasado varios días desde que nos dieron los resultados de nuestros exámenes y desde que Will tuvo su pequeño momento de fragilidad, pero como siempre, supimos afrontar el problema y seguir adelante juntos, siendo esa pareja que no se rinde tan fácilmente.

De momento, Will no ha ido a realizarse la siguiente toma de su próximo examen porque no ha tenido mucho tiempo libre, pero me aseguró que tan pronto pudiera ir, lo haría. Y aquello me hace feliz, porque eso me indica que su deseo de ser padre no ha desistido ante el primer obstáculo que se nos ha cruzado en el camino.

Aunque aun lo noto pensativo y me ha confesado en más de una ocasión que siente miedo de que no podamos ser padres, le he dado la calma que tanto necesita, y su animo poco a poco ha ido subiendo.

Así como ordenó la doctora, se sometió al tratamiento que deberá seguir por los próximos tres meses, todo con el fin de poder generar un esperma de calidad y que solo se trate de factores externos y no por algo fisiológico.

Como buena esposa, me uní a su dieta y a una nueva rutina de ejercicios que disfrutamos al máximo cada mañana antes de irnos al trabajo. Antes de ser su mujer, soy su amiga, y sé que todo esto no le es fácil si lo hace él solo.

Lo lograremos, sé que lo haremos y este instante de nuestras vidas quedará como una vivencia más, la cual recordaremos con el tiempo y reiremos al ver a nuestros hijos crecer.

Mi trabajo sigue siendo demandante e incluso con el paso de los días el Sr. Black me ha confiado nuevas obligaciones que son parte de mis labores, pero que aun se negaba a dejarme por mi cuenta. Conocer sus empresas ha sido todo un reto para mí, puesto que son varias y de sectores completamente diferentes, pero poco a poco he ido aprendiendo y acoplándome al manejo de cada una de ellas. Su agenda es un caos, tiene tantos compromisos en un día que apenas si puedo respirar. Lo bueno es que aún me ayuda muchísimo cuando no entiendo y me siento perdida, algo que agradezco, ya que ha sido muy paciente conmigo y me ha sabido guiar.

Es un buen jefe, un hombre comprensivo y amable que, la mayor parte del tiempo me muestra una sonrisa. Tiene días malos como todo ser humano y, por supuesto que da miedo cuando está de mal humor, pero siempre le busca un lado positivo a todo lo malo. Me he ganado su confianza y él la mía, tanto, que a veces solemos hablar de alguna que otra cosa de nuestra vida personal, de algunas vivencias de cuando éramos adolescentes o niños y, así, hemos ido forjando una amistad.

Aunque he de admitir que su forma de mirarme a veces me incomoda demasiado. Sus ojos tienen el poder de generarme nerviosismo, quizá sea porque son muy pesados. Su mirada es muy cargada, a veces intimidante y otras veces en demasía vacía e inescrutable.

Me encontraba sumida en el trabajo, preparando cada punto a tratar del siguiente viaje del Sr. Black. Al siguiente día viajaríamos a no solo Melbourne, sino también a otras ciudades donde tiene empresas o es socio, lo que me llevaría a ausentarme de casa por varios días, pero no es como que Will vaya a estar mucho tiempo en el apartamento, puesto que esta noche viaja a Estados Unidos a una junta de negocios sumamente importante.

Esta es nuestra nueva vida, consumidos por trabajos demandantes e importantes, pero siempre estando juntos en todo, tratando de que nuestro amor siga haciéndose cada vez más fuerte con el paso de los días. No interesa cuantas responsabilidades llevemos a cuestas, siempre nos tomaremos el tiempo para nosotros.

Mi teléfono sonó en ese instante, distrayéndome de momento y preguntándome por qué la Dra. Wale llamaba a esta hora del día y sin previo aviso.

—¿Sucedió algo, doctora? —fue lo primero que se me ocurrió preguntar sin saber por qué.

—No, en lo absoluto —negó de inmediato—. ¿Estás ocupada?

—Sí, estoy trabajando.

—Bien, entonces no te quitaré mucho tiempo. El Sr. Lester vino a realizarse la toma del análisis, por lo que me estaré comunicando pronto para programar la siguiente consulta. ¿Ha estado llevando a cabo el tratamiento?