Llegamos a una bodega a las afueras de la ciudad y Julen me hizo entrar con él, algo nuevo, puesto que siempre que había venido a este lugar había permanecido afuera, cuidando como el resto de sus hombres lo hacían. Eso significaba que me había ganado su confianza, aunque no podía fiarme de alguien tan desequilibrado como él.
Veinte minutos después de que llegamos, arribó un hombre mayor, agitado y vistiendo un traje de policía que reconocí. No era nada más ni nada menos que el jefe de la estación, un sargento que llevaba años trabajando para "proteger" al pueblo.
—Espero que me hayas hecho venir para algo importante. Estaba en una reunión con el ministro y el alcalde, ya sabes, algunas nuevas normas de seguridad que quieren implementar —explicó como si nada, dándole una vaga sonrisa a Julen—. Ahora sí, ¿qué sucede? ¿Por qué traes esa cara de velorio?
—¿Algo importante que quieras contarme y no hayas tenido tiempo de decirme? —inquirió—. Ya sabes, algo como una operación secreta contra nosotros.
El policía guardó silencio y su sonrisa se borró de su rostro ipso facto. La expresión de sorpresa fue grande, pero no más que el miedo que se instaló en su mirada pese a que quiso ocultarlo con desconcierto.
—No sé de qué hablas, Julen. Si algo como eso sucediera en mi jurisdicción, te lo informaría a ti o a tu madre inmediatamente.
—Bien, haré de cuenta que te creo, pero ¿me vas a decir que no sabes nada del ataque sorpresa que sufrimos hace unas semanas o eso también lo ignorabas?
—Por supuesto que lo sabía, tu madre me lo dijo y no he parado de buscar al que está detrás del ataque, pero no hemos encontrado nada.
—Empiezo a creer que ya no eres tan eficiente como hace unos años —dijo, sacando una cajeta de cigarrillos de su costoso traje, haciendo palidecer al hombre—. Eres viejo, Nach, por ende, como que algunas se te empiezan a olvidar e incluso no ves...
—He trabajado por muchos años para ustedes, saben que, si algo ocurriera en contra de los Black, serían los primeros en saberlo.
—Pues parece que un detective o policía está detrás de nosotros y no lo has visto. Tienes dos días para encontrarlo y traérmelo vivo, ¿de acuerdo? No hace falta decir lo que pasará si llegas a fallar.
—No puedes hacerme esto, Julen —reviró, nervioso y asustado—. ¿Tu madre está al tanto de esto?
—¿Por qué debería estarlo? Sea ella o sea yo, nos debes lealtad a nuestro apellido, por ende, debes hacer lo que te digamos. Recuerda que trabajas para nosotros.
—No olvido, pero realmente no hay agentes especiales o secretos detrás de ustedes. Si ese fuera el caso, se me habría notificado antes.
—Entonces ya no eres importante para tu organización si no te tienen en cuenta —encendió el cigarro y lo fumó con calma, expulsando el humo con lentitud y sin borrar de su rostro una sonrisa cínica—. Dos días, Nach, ni un día más ni día menos. Y de nada te servirá pedir clemencia, ¿entendido?
El hombre no tuvo más opción que asentir de mala gana y agachar la cabeza, pero antes de que se retirara recibió una llamada que lo llevó a mirar a Julen y luego a mí de reojo. Un suspiro salió de su boca y se acomodó su traje de policía con una expresión compungida.
—¿Por qué no empezaste diciéndome del reciente ataque en una clínica al suroeste?
—Oh, algo irrelevante y de lo cual te encargarás de no dejar rastro alguno, ¿no?
—Esta vez es imposible que pueda limpiarlo todo sin dejar huellas. ¡Asesinaste a muchas personas!
—¿No puedes hacer un trabajo tan simple como borrar evidencias e incriminar a otros? —preguntó, enarcando una ceja y soltó una risita divertida—. El tiempo es oro, Nach, y tienes bastante trabajo que hacer, ¿no te parece?
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Deseo Enfermizo[✓]
Mystery / ThrillerAmanda es feliz junto a su esposo, sin embargo, su perfecta y maravillosa vida se empieza a desmoronar a medida que su nuevo jefe; Julen Black, hace hasta lo indecible para poseerla y tenerla en sus manos, sin importar el tipo de trucos que use para...