Un hermoso lugar sí era, pero jamás podría disfrutar de semejante obra de la naturaleza estando secuestrada, lejos de mi familia y de alguna otra persona que pudiese ayudarme. Es que, a donde fuese que mirara, no había más que agua a mi alrededor. No se veía ninguna otra isla cercana, lo que tenía a mi corazón latiendo como un loco, entrando en un estado de pánico que de seguro se reflejaba en mi mirada.
¿Cómo escaparía de ese lugar? No solo debía despistar a Julen y todo su equipo de seguridad, sino también sortear los peligros de una densa selva y no morir ahogada en el intento de escapar de mi verdugo.
Antes tenía una pizca de esperanza, pero al verme plantada en un insignificante punto en medio de tanta inmensidad, esa esperanza se desvaneció en el aire en cuestión de segundos.
Este sería mi fin. Debía resignarme y aceptar el destino que me había deparado la vida, aun así, la fuerza en mi interior me aseguraba que encontraría la forma de escapar, que no entrara en desesperación ni mucho menos me diera por vencida tan pronto, que jamás perdiera las esperanzas, porque estaba segura de que lo logaría y todo este infierno quedaría en mi mente como un horrible recuerdo que después olvidaría estando en los brazos de mi esposo y en casa con mis padres.
Ahogué el llanto y suspiré hondo, despejando mi mente para pensar con claridad y calma. No podía permitirme perder la cabeza, no estando frente a Julen.
Debía hacer lo posible para salir de esa isla y no tenía más opción que entregarle a Julen todo lo que quisiera sin objetar ni quejarme. Era humillante y vergonzoso, pero debía doblegarme y dejar que la oscuridad me consumiera. No sabía hasta qué punto, sin embargo, haría todo lo que estuviera en mis manos para ser libre.
Sentí sus brazos alrededor de mi cintura, acercándome a su cuerpo a más no poder y descansando sus manos abiertas en mi estómago bajo mi blusa, alterando mi pulso y los latidos de mi corazón un poco más de ser posible. Dejó un beso en mi cuello y descansó la barbilla sobre mi hombro, acariciando sutilmente mi piel con la yema de sus dedos.
—Parece que estoy viviendo uno de mis tantos sueños —murmuró en voz suave y baja—. Aun no puedo creer que te tengo entre mis brazos. Te soñé tanto, mi diosa. Me siento dichoso de tenerte.
¿Cómo podía ser tan caradura y decirme todas esas cosas? No sé si este hombre se estaba haciendo el desentendido adrede, pero me ponía los pelos de punta que dijera aquellas palabras como si nada, como si no me hubiera retenido en contra de mi voluntad, como si mi rostro denotara felicidad en lugar de desesperación y tristeza.
—Puede que haya dado mal los primeros pasos hacia ti, pero siento que, con el pasar de los días, voy llegando a tu corazón —acercó sus labios a mi oreja y su cálido aliento golpeó mis sentidos de por sí alterados—. ¿O me estoy equivocando y no he tocado ese corazoncito?
—Querer y amar son sentimientos que se deben nutrir día a día para que se fortalezcan —respondí y su suspiro llenó mis oídos.
—Tienes razón, mi diosa. Me encargaré día a día de fortalecer nuestros sentimientos, hasta que no tengas a nadie más en el pensamiento que no sea yo, hasta que ya no puedas vivir sin mí, hasta que el aliento que necesitas para respirar sea el de mi boca. Me adueñaré de cada parte tuya y yo seré completamente tuyo —giró mi rostro con suavidad y me besó con lentitud perezosa, poco a poco aumentando la intensidad de sus besos.
Me desconecté de mi realidad y me sumergí en sus apasionados besos, siendo más participativa y de cuando en cuando rozando con cierta timidez mi lengua con la suya. Podía escuchar sus gruñidos y los gemidos satisfactorios que soltaba, dándome la vuelta para quedar de frente y nuestros cuerpos quedar muy pegados.
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Deseo Enfermizo[✓]
Mystère / ThrillerAmanda es feliz junto a su esposo, sin embargo, su perfecta y maravillosa vida se empieza a desmoronar a medida que su nuevo jefe; Julen Black, hace hasta lo indecible para poseerla y tenerla en sus manos, sin importar el tipo de trucos que use para...