XLIII. Promesa

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NIKLAS

Desde muy joven he servido a mi país. He protegido hombres, mujeres, niños, ancianos, toda clase de personas inocentes y vulnerables al mal, pero fallé a mis promesas y a mi propia misión de vida al no poder proteger a lo más preciado que tenía; a mi hermanita.

Freya era lo único que tenía en la vida junto a mi madre, pero simplemente la abandoné cuando ella más me necesitaba. Jamás podré perdonarme no haber estado ahí, al frente de ella como se lo prometí a mi padre, para ella cuando necesitara un hombro en el cual apoyarse, para protegerla de todo lo malo que la rodeaba y terminó rompiéndola sin ningún tipo de compasión.

Me he culpado por años y cada día es una tortura mucho más severa al saber que su vida se apagó sin más y el brillo ya no parpadeó en sus hermosos ojos. Pensar en la chica que sonreía, bailaba y era feliz con su vida me llenaba el corazón de un odio y una furia que no podía describir, sentía que ese mal sentimiento me ahogaba y me quemaba a grandes decibles, pero al pensar en lo que quedó de ella me destrozaba el alma en cientos de pedazos y muchas veces me hacía llorar cual pequeño en busca de amor y protección de sus padres.

Ya no quedaba nada de Freya, ni siquiera había escuchado su voz desde hacia mucho, desde que me suplicó envuelta en lágrimas y un inmenso dolor que la dejara morir, que ya no tenía razón alguna para vivir, pero mi lado egoísta no podía permitir que se fuera sin luchar un poco. No podía dejarla morir cuando nací para salvar y proteger a quien lo necesitara. No podía dejar que mi pequeña hermana muriera, eso sería aun más doloroso que el sufrimiento que padeció en manos de quien juró amarla.

Decían que el tiempo se encargaba de poner todo en su sitio, de olvidar el pasado y sanar el corazón, pero ¿cómo se suponía que olvidaría todo lo que ese hijo de perra le hizo a mi hermanita? ¿Cómo dejar pasar, como si nada, todo el daño que le causó en carne viva y sin contemplación alguna? ¿Cómo sanar el alma y el corazón cuando estos se llenaban cada segundo de un inmenso e impasible resentimiento?

Quizá para muchos era fácil enterrar y olvidar el pasado, pero yo no podía. Seguía respirando para cobrar venganza, pasarle factura a ese enfermo desgraciado que me arrebató a la luz más bonita de este mundo hasta dejarla hecha cenizas. Yo no perdonaría ni olvidaría de la noche a la mañana, ni le dejaría el juicio al mismísimo Dios, único y capaz de dar y arrebatar la vida.

Me creía una buena persona, incapaz de sentir remordimiento u odios hacia los seres humanos, pero Julen Black no era un ser ni mucho menos era humano. Era un monstruo que había sido creado para destruir todo lo que sus manos tocaran y sus ojos vieran. Era el diablo encarnado en un cuerpo humano, dispuesto a saciar sus deseos sin importar el sufrimiento que pudiera infringir siempre y cuando él estuviese extasiado.

Suspiré para mis adentros. Debía apresurarme y hacerle llegar mi ubicación a mi compañero, pero me resultaba difícil cuando tenía ojos por doquier, vigilando cada paso que daba. Uno que diera en falso me llevaría a la muerte, y en ese momento estaba dispuesto a morir, después de todo, eso siempre lo tuve en claro cuando elegí esta carrera en mi vida, pero primero me llevaría a todos ellos quienes le hicieron daño a mi hermana. No sería feliz ni justo que yo muriera cuando ellos se quedaban aquí, disfrutando de todo el mal que hacían a seres inocentes.

Llegué a la bodega donde Julen Black solicitó mi presencia y me adentré al lugar con recelo, pero estoico. No tenía permitido mostrar flaqueza, además de que no había sido entrenado en vano, si había estado infiltrado en su organización por más de dos años sin que nadie se diera cuenta.

El lugar estaba oscuro, silencioso y había un olor asqueroso en el aire. Me acerqué hasta donde Julen se encontraba, sentado en una silla, fumando y bebiendo como si nada mientras miraba un cuerpo tendido a sus pies. El hombre no se movía ni emitía sonido alguno, y a juzgar por la cantidad de sangre que lo cubría y rodeaba, no me quedaba duda alguna de que estuviese muerto.

Deseo Enfermizo[✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora