—¿Esa perra que está bien muerta? —se burló, aun sabiendo que tenía todas las de perder—. No hay venganza que valga la pena a algo tan insignificante...
Perdí todo el control en cuestión de segundos. La furia contenida de años, el odio que se había sembrado en mi corazón y esos deseos de destrozarlo con mis propias manos me hicieron actuar por sí solo. El primer puñetazo lo mandó directo al suelo y la sangre salió a cantidades de su nariz, antes de que le siguiera una cadena de golpes que apenas lo dejaban tomar aire.
Mis puños impactaban contra su cara con suma rapidez y fuerza, con tanta que a decir verdad no me importaba si le partía la nariz o le causaba un traumatismo a puro golpe. En ese momento solo podía pensar en acabarlo, destrozarlo, hacerlo pedazos así fuese a puñetazos. Me sentía extasiado al poder reventarle la cara como tanto lo había deseado, viendo su sangre correr, pero me era suficiente. Necesitaba destrozarlo hasta que no quedara nada de su asquerosa presencia. Su repugnante sangre manchaba mis nudillos.
—Cálmate, Nick —sentí una mano en mi hombro antes de ser apartado de mi objetivo—. Ganas y tiempo nos sobra para acabarlo, pero no es así como lo hemos deseado, ¿o sí?
Respiré hondo para tranquilizarme. Mi corazón latía con fuerza y mi respiración era un desastre. No tenía nada más en la cabeza que acabarlo de una vez y para siempre, anhelando darle paz a mi hermana. Ella merecía justicia y yo mismo me iba a encargar de dársela. Pero no iba a negar que así sería una muerte muy pendeja, cuando mi corazón aclamaba gritos, sufrimiento y mucho dolor. Deseaba infringirle un dolor mucho más severo del que él le infringió a mi hermana. Lo quería desangrándose muy lentamente, perdiendo la vida mientras la satisfacción y la paz llegaba a la vida de mi familia.
—Años anhelando este momento y al fin ha llegado —volvió a repetirme Bruno y asentí, más tranquilo, pero aun con la sangre caliente y deseoso por seguir con mi venganza—. Vamos, no caigas en sus juegos. Te está provocando de a posta.
—Tienes razón.
—Llévenselos —ordenó mi amigo y observé como se llevaban a los tres Black, dos malheridos y una queriendo asesinarme con la sola mirada.
—¿Qué pasará con las dos pequeñas? —pregunté, escuchando los gritos de las niñas llamando a su padre.
—Servicios sociales se hará cargo de ellas —me respondió y sonreí, sabiendo que en aquel lugar estarían mucho mejor—. Debo confesar que llegué a sentir miedo al no tener ninguna señal de vida tuya, pero sabía que no te ibas a rendir tan fácilmente. Nadie puede contra ti, maquina.
—Le di mi localizador a Amanda y mi teléfono para que pudieras encontrarla. Conseguir uno nuevo fue todo un lío, no me quitaban la mirada de encima ni un solo instante, pero tan pronto tuve la oportunidad, no la desaproveché. Por cierto, ¿cómo está ella?
Mi amigo me palmeó la espalda y me sonrió apenas perceptible, antes de soltar un profundo suspiro.
—Bueno, lo mejor que se puede luego de recibir la noticia de que su familia ha muerto en manos de su captor. La hemos mantenido sedada la mayor parte del tiempo, porque las pocas veces que creemos que está bien, intenta quitarse la vida. La está pasando muy mal, poco come y llora todo el día y la noche.
—Y será peor cuando le lleve la mala noticia de que su esposo también murió —me pasé las manos ensangrentadas por el cabello, alborotándolo con impotencia y desesperación—. Tengo unas ganas de matar a ese hijo de perra. Ese hombre, el esposo de Amanda, murió en mis brazos y yo no pude hacer nada para salvarlo. Lo reanimé no sé por cuántos minutos y ya no respondió más... Estaba demasiado débil, apenas podía mantenerse lucido cuando intenté curarle todas las heridas que tenía. Esto es un maldito karma, una tortura.
—Es difícil, pero no te tortures con eso, Nick. Hiciste todo lo que estuvo a tu alcance.
—Pero nunca es suficiente, Bruno —el pecho me ardía y sentía las lágrimas al borde de mis ojos—. Llegué tarde por Freya, no pude hacer nada cuando ella más me necesitó. He visto morir a muchas personas en manos de ese lunático, personas inocentes y que tuvieron la mala suerte de cruzarse en su camino. Ese hombre no fue la excepción y es un peso con el que cargo día a día, no puedo borrar de mi mente sus últimas palabras y la promesa que me hizo hacerle antes de que muriera.
—Quisiera tener el poder para resarcir el daño que Julen Black hizo, pero ni Dios puede hacer semejante gracia. Nosotros solo podemos hacer justicia por todas esas personas inocentes, por algo elegimos esta carrera de proteger a la humanidad de todo lo malo que los acecha. No te culpes por los malos actos de otro ser humano, Nick. Ahora bien, no tienes más opción que cumplirle la promesa a ese hombre, al menos murió sabiendo que su esposa ya no estaba en manos de un psicópata y se encontraba a salvo.
Le debía dar la razón a Bruno, pero no dejaba de sentirme culpable. Si lo hubiera detenido a tiempo, Julen no hubiese asesinado a tantas personas inocentes y no habría causado tanto sufrimiento y dolor. Pero pronto todo iba a cambiar. Ahora estaba bajo mi poder y yo nunca permitiría que él saliera vivo para seguir haciendo daños en el mundo. Ninguno de esa familia tendría oportunidad alguna, no cuando todos se encargaron de destrozar a mi hermana pedazo por pedazo y sin importarles nada.
Aunque mi venganza no era solo por mi hermana, también lo era por Amanda y los suyos, por las personas inocentes que vi morir en el hospital y por todo el resto de los muertos que Julen cargaba encima y yo desconocía sus identidades. Todos, lastimosamente, no habían corrido con buena suerte y habían sido asesinados sin más.
—Vamos a casa, tu madre y tu hermana están locas por verte —me dijo mi amigo y negué—. Freya no ha dejado de preguntar por ti y tu madre reza para que vuelvas con bien a casa. Sabes que ellas están enteradas de tu decisión de meterte en la boca del lobo, pero en todo el tiempo que has estado trabajando de encubierto para Julen, no las has visto y hablado con ellas aunque sea por teléfono. Es normal que estén con el Jesús en la boca.
—También las extraño muchísimo y desearía ir con ellas en este preciso instante, pero aún no puedo ir con ellas, no hasta que las cabezas de esos tres hijos de puta no estén colgando en mis manos —le aseguré—. Llegó la hora de darles fin a los Black.
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Deseo Enfermizo[✓]
Mystery / ThrillerAmanda es feliz junto a su esposo, sin embargo, su perfecta y maravillosa vida se empieza a desmoronar a medida que su nuevo jefe; Julen Black, hace hasta lo indecible para poseerla y tenerla en sus manos, sin importar el tipo de trucos que use para...