LXXI. Confesión

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Desperté desorientado, con tremendo dolor de cabeza, mucha sed y unas terribles ganas de vomitar. Me costó levantarme de la cama y adaptarme a todo mi alrededor. Me sentía fatal y no era para menos, si había bebido como si el mundo se fuese a acabar.

Me senté en el borde de la cama, sujetándome la cabeza con ambas manos. Todo estaba en completo silencio, pero incluso el silencio me estaba taladrando la cabeza.

—Nunca más vuelvas a beber así, Niklas —me reprendí, volviendo a tirarme a la cama, cubriendo toda mi cabeza con la colcha.

Cerré los ojos con fuerza y más pronto que ligero me volví a dormir, hasta que escuché la estridente voz de mi hermana y sus pasos a mi alrededor, quitándome la colcha de la cabeza y cegándome con la luz que entraba por la ventana.

—Es hora de levantarse, bello y ebrio durmiente —soltó una risita y solo pude emitir un quejido—. Si no te levantas ahora mismo, pondré música a todo volumen y no me importa si estás que te mueres por la resaca. Eso sí, quién te manda a beber como barril sin fondo.

—Solo déjame dormir otro rato más.

—No, levántate, date una ducha y vístete lo mejor que puedas, porque vas a enfrentar todo el embrollo que formaste anoche.

—¿De qué hablas? —musité.

—No puedo creer que no recuerdes el numerito que armaste anoche, cuando le dijiste a Amanda que estabas enamorado de ella.

El recuerdo azotó mi mente con tanta fuerza que quedé sentado de un solo golpe en la cama, con los ojos bien abiertos y sintiendo allí mismo que me iba a morir.

—Mierda.

—Oh, sí, mierda —canturreó Freya, dándome un golpe en la cabeza—. ¿En qué estabas pensando, Niklas? Mira, si se trata de una broma, déjame decirte que es una de muy mal gusto, pero si no...

—Estaba ebrio e hice todo muy mal, pero jamás bromearía con algo así.

—¿Realmente estás enamorado de Amanda? —inquirió y asentí, soltando un largo suspiro—. Oh, por Dios.

—No sé en qué momento sucedió o quizás sí, pero no podría determinar a ciencia cierta por qué mi corazón la visualizó solo a ella. Al principio todo era una promesa, la redención por no haberte salvado a tiempo y sola la veía como a ti, como si fuera mi hermanita y necesitara protegerla de todo, pero... Se salió de mis manos. El sentir se fue transformando en uno muy diferente hasta que llegó el punto en que ya no la veía como a mi hermana, sino como una mujer hermosa, que estaba cayendo en un pozo y luego se levantaba con mucha fuerza para luchar. Me enamoré quizás de su gran corazón, de sus bonitos ojos o de su boca. No sé, Freya, todo de ella me enamoró.

—Ella no es tu hermana.

—Lo sé, pero algo dentro de mí me dice que está mal enamorarme de ella.

—No está mal enamorarse, Nick —sujetó mi mano con fuerzas—. ¿Sabes? Me haces pensar en mí y mi situación con Bruno, sabes que no fue la mejor, incluso a veces siento que no puedo... Pero él, con su amor y su paciencia ha sabido adentrarse poco a poco en mi corazón. Al igual que Amanda, pensé que nunca volvería a amar, pero años después, estoy tratando de recuperar todo lo que perdí en los brazos de un buen hombre, que ha sabido comprenderme y estar para mí pese a todo lo malo. Desde luego que primero he empezado a quererme yo misma, valorarme, aceptarme con todo y marcas, entender que también merezco ser feliz, para así entregar el corazón una vez más sin temor a salir herida de nuevo. Ese es mi miedo, que el infierno se repita, pero de inmediato ese pensamiento se borra de mi cabeza porque sé que Bruno sería incapaz de ponerme una mano encima para hacerme daño. Sucede lo mismo con Amanda, en un contexto diferente, pero al fin y al cabo es similar. Le ha costado recuperarse después de todo lo que perdió en la vida, pero ella ha sido mucho más valiente que yo, porque a mí me costó años salir de ese infierno. Ahora, con ese pequeño ser que llegó a iluminar y darle aún más sentido a su vida, se está aferrando a lo imposible, pero como bien dije, el amor llega cuando menos se espera y nadie se salva del sentimiento. No puedo decir que el sentimiento sea correspondido, ella se ha enfocado en ella y ahora en su bebé, pero será muy díficil porque aún sigue arraigada al amor que sentía y aún siente por su esposo.

Deseo Enfermizo[✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora