Deseo Enfermizo[✓]

XVIII. Renuncia

Hace unas semanas que mis padres y mis suegros llegaron a Australia, pero no hemos conseguido absolutamente nada pese a todos los esfuerzos que hemos hecho para saber algo con respecto a la repentina y mágica desaparición del avión. Ni siquiera el gran poder del Sr. Black ha podido hacer algo.

Es como si el avión se hubiese esfumado del cielo, algo inexplicable e ilógico que nadie puede entender. ¿Cómo va a desaparecer un objeto tan grande y que cuenta con radares para localizarlo? Mil cosas pasan por mi cabeza, pero ninguna de ellas es coherente.

La desesperación día a día nos consume, estamos muriendo lentamente al no saber nada de Will. Queremos ser fuertes y positivos, pero las esperanzas parece que se van desvaneciendo con el paso de las horas, y aquello no lo podemos permitir.

Sé que Will aparecerá, sé que lo hará.

Mi mente está colapsada y mi corazón resquebrajado ansia alguna respuesta, alguna señal que le diga dónde se encuentra su otra mitad, pero no encuentro más que silencios vacíos a mi alrededor. He llorado tanto que no sé si aun tenga lágrimas que derramar, pero basta con que me lleguen los recuerdos de mi esposo a la mente, sus besos, sus abrazos, su sola presencia que en el aire se ha desvanecido para comprobar que aun cuento con muchas lágrimas.

He intentado trabajar desde casa, después de todo, tengo responsabilidades que cumplir, pero cada que intento hacer algo, fallo irremediablemente. Mi mente no capta nada más que no sea Will. No tengo concentración ni mucho menos ganas de trabajar. Y, aunque el Sr, Black me ha dado un tiempo hasta que la situación mejore, siento que me estoy tomando una confianza que no merezco. Agradezco su comprensión, su ayuda y todo lo que ha hecho por mí a lo largo de todos estos días, aun así, no quiero seguir abusando de su confianza, por eso he tomado una decisión que espero sea la correcta.

Lo he hablado mucho con mis padres y con mis suegros y todos estamos de acuerdo que lo primordial es enfocarnos en encontrar a Will. Mi trabajo es importante para mí, pero lo es mucho más mi esposo, ¿y qué sentido tiene la vida si él no está? Tenemos mucho dinero ahorrado más la venta de la casa de Estados Unidos, por lo que con eso estoy segura de que podré solventar los gastos de la investigación.

Le he dado vueltas en las últimas noches cuando mi suegra me dijo que regresáramos a casa, que desde allí podríamos buscarlo, ya que no era conveniente quedarnos en un país donde los gastos eran mayores. Y si era sincera conmigo, no le gustaría dejarme sola y a mi suerte. Mis padres estuvieron de acuerdo, aunque ellos me dejaron en claro que, si me decisión era quedarme, ellos también lo harían.

La desaparición de Will me ha dejado un enorme vacío, pero la presencia de mis padres y mis suegros lo aliviana un poco, tanto, que he decidido volver a Estados Unidos, quizá con un poco de temor de que Will regrese a Australia y no me encuentre, pero ellos tienen razón. Desde allá podremos hacer más de lo que en realidad estamos haciendo aquí. El resto de nuestra familia está al tanto de la situación y de alguna manera desean ayudar, así que dejando sueños y una parte de mi corazón en un país donde pensé que todo sería para mejor, la decisión ya está tomada.

Con sentimientos encontrados redacté mi carta de renuncia y repasé una vez más el apartamento que nos recibió. Seguía igual de enorme, lujoso y bonito, pero ese brillo había desparecido por completo ante mis ojos. Ahora solo podía ver un lugar vacío, falto de calidez y de ese aire de hogar.

Confirmé mi decisión al sentirme sola y desamparada en aquel lugar tan grande. No podía quedarme allí por mucho tiempo, no cuando en cada rincón había algo que me recordaba a Will, que me hacía pensar en todos nuestros sueños, en esas promesas que quedaron grabadas en las paredes, en la manera en que me despertaba a besos y en esas noches intensas donde me devoraba el alma y la piel a la vez. Me sentía asfixiada y que en cualquier momento me rompería en cientos de pedazos.