Capítulo 7: Reecuentro

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"Existen muchas razas en Reguian: los Humanos, que son los más numerosos. Los Trasgos, genios del comercio. Los Orcos, honorables guerreros y habitantes de la estepa. Los Elfos, observadores e intransigentes. Las Dríadas, habitantes del gran bosque que solo tragan a los elfos. Los Melnix, hombres gato insuperables en moverse con sigilo y los Enanos, artesanos prodigiosos. Al margen de estas 7 razas, existen razas secundarias, como los casos de hibridismo entre especies o el caso de razas menos numerosas, casi inexistentes. Como era el caso de los extintos Marashis, los más grandes esgrimistas de Reguian"

Escrito de variedad de formas de vida racional llevado a cabo por Bagolgka Bragg. Filósofo y biólogo de la universidad de Tiránsis.

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Elh se levantó lentamente del suelo. Su mano seguía atravesando el tórax del Fauces, que ni siquiera podía gritar. Los demás, incluido Caju, observaban la escena, aterrados.

Con un ligero esfuerzo, Elh sacó su mano del pecho de su víctima, mientras este caía al suelo con un ruido sordo. La sangre seguía resbalándose por su cara, lo que le daba un aspecto aterrador.

-Vamos... ¿Nadie quiere atacar ahora?-dijo Elh con un tono de superioridad.

Caju reparó entonces en que las piernas de Elh temblaban ligeramente, Sin duda aquel golpe la había afectado bastante, y no se equivocaba. Elh luchaba por mantenerse consciente, notaba como su vista empezaba a nublarse. Dándose cuenta de ello, Caju salió corriendo justo a tiempo para cogerla antes de que cayera al suelo. No frenó su carrera hasta llegar al elevador. Los Fauces también reaccionaron.

-Mierda, matadla antes de que se recupere.

Caju sabía que no podía contra tres oponentes al mismo tiempo, tampoco le importaba mucho.

-Si claro, como si necesitarais tres para ocuparos de mí. ¡Pues adelante, venid, pero si creéis que os será fácil matarme es que no conocéis a los ladrones de Nilven!

En ese momento, una flecha se puso junto a su cara. Elh había logrado preparar su arco y lo apuntaba contra los Fauces.

-Buen discurso chico, pero si no vas a ocuparte de ellos déjame espacio-dijo Elh.

Estaba tambaleándose y apenas podía apuntar, los Fauces lo sabían, por lo que no detenían su avance. Caju podía sentir la respiración de Elh en su oreja, cada vez se hacía más débil. Aunque consiguiera disparar, solo le daría a uno, por lo que no solucionaría gran cosa. Obviamente solo les quedaba huir. Caju sacó un cuchillo de su cinturón y tiró a Elh al suelo de un empujón

-¡¿Qué coño haces?!

Caju no le hizo el menor caso. No apuntaba a los Fauces, apuntaba hacia arriba. Habían caído en la trampa de los Fauces por creerse más de lo que eran. Pero los Fauces también habían cometido un error, les habían dejado meterse en el elevador.

-No dejaré que estos tipos nos maten. Si los dioses existen... ¡Que lo demuestren ahora!

Caju lanzó su cuchillo con todas sus fuerzas. Sabía que su objetivo estaba lejos, que un simple cuchillo no lograría nada y que el simple hecho de acertar ya sería un milagro. Pero en ese momento solo un milagro podría sacarles de esa. Caju se sintió raro, como si ese cuchillo se hubiera llevado parte de su propia alma, desde luego la había puesto toda en ese lanzamiento. Su ojo derecho le escoció levemente.

Elh pudo verlo desde el suelo. Tal vez se debiera al golpe en la cabeza, pero le pareció ver una ligerísima estela azul dejada por el cuchillo.

Los Fauces lo tomaron por las últimas y desesperadas palabras de alguien que se encontraba a las puertas de la muerte, de modo que decidieron terminar con ellos rápido, cuando, de repente, oyeron el sonido de metales chocando sobre sus cabezas. Alzaron su vista, solo para ver como unos gigantescos bloque de piedra caían sobre ellos.

The Last GuardianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora