"El último de los reyes naturales es el más extraño de todos. Si preguntaras a cualquiera, muchos te dirían que saben de su existencia, pero pocos son los que han conseguido verlo. Aunque hay pruebas de que existe, su número es tan reducido que la mayoría lo toman por una leyenda y toma esos estudios como "habladurías de ratas de biblioteca". El animal que gobierna los cielos, el rey del cielo, ese puesto le pertenece al Rukh. Aunque no se tenga una descripción detallada de estos seres, varios estudios tienen puntos en común: Son aves gigantescas, su plumaje es de un puro color blanco, lo que la ayuda confundirse con las nubes. Se puede decir que son tremendamente fuertes, pues se cree que pueden levantar hasta cinco veces su propio peso. Sus nidos se sitúan en las cumbres más altas de Reguian, como el colmillo del dragón o las cumbres de La Frontera, pero se han organizado expediciones y lo único que se encuentra son sus nidos abandonados, restos de sus plumas y los huesos de sus presas. Estas criaturas fueron adoradas como dioses eras atrás, tratándolas como emisarias de los dioses"
"1001 datos curiosos de Reguian" por Sosara Hondour. Sección biológica. Los reyes naturales
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La nieve caía mientras el viento soplaba con fuerza. El campesino bostezó mientras se ajustaba todavía más su bufanda de cuadros de colores encima de su carro, el cual era tirado por dos Kranks de aspecto envejecido. El constante traqueteo del carro era lo único que mantenía despierto a aquel campesino, que tarareaba una canción popular mientras observaba como la nieve empezaba a teñir de blanco el camino.
Todo parecía como siempre que se dirigía a entregar las ofrendas al santuario, cada día 7. Los aldeanos juntaban comida y otras cosas y lo llevaban para que a las sacerdotisas no les faltara un bocado, a pesar de que el santuario contaba con huertos y animales de granja. Era más una muestra de agradecimiento, pues el santuario ofrecía el servicio de hospital gratuitamente a quien lo necesitara y las sacerdotisas de Siranne eran las mejores sanadoras de todo Reguian.
Pero aquel no era un día 7 normal. De camino al santuario, el granjero se topó con tres personas por el camino. Hubiera pasado de largo de no ser porque uno de ellos estaba herido y solo podía caminar con la ayuda de sus compañeros.
-Tenéis suerte de que haya pasado por aquí.
Se paró a mirar a aquel grupo. El que estaba herido tenía el pelo blanco y llevaba dos espadas. La que no paraba de atender su herida tenía el pelo color verde claro y tenía un tatuaje púrpura que le bajaba por el lado izquierdo de la cara. El tercero observaba la escena mientras parecía catalogar todo lo que contenía el carro, al granjero le llamó poderosamente la atención que su ojo derecho fuese de un rojo intenso como un rubí.
-Ha sido muy amable al parar-dijo Elh.
-Era lo menos que podía hacer, al fin y al cabo debéis de estar dirigiéndoos al santuario.
-Lo cierto es que vamos un poco más lejos.
El granjero se giró hacia ellos, extrañado.
-Pero si lleváis un herido ¿No vais allí a que le curen?
Caju dejó de prestar atención a la conversación cuando Elh empezó a decir sus razones al granjero. Recordaba como en Nilven también había una iglesia erigida en honor a la diosa Siranne, pero nunca había visitado el santuario principal o visto a alguna de sus sacerdotisas por su ciudad. Lo único capaz de sacarle de sus pensamientos fue un violento estornudo de aquel granjero.
-Sigo creyendo que deberíais llevarlo-dijo aquel tipo mientras se limpiaba la nariz con la bufanda.
-Reconozco que allí hacen un trabajo médico excelente. El problema es que tardan demasiado y no tenemos tiempo-concluyó Elh.
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The Last Guardian
Fantasy¿Qué pasaría si alguien se saliera del papel que la sociedad le ha impuesto? En la monótona ciudad de Nilven, el joven ladrón Caju busca su gran golpe para poder vivir a cuerpo de rey sin tener que preocuparse por nada. Cuando se presenta en la ci...