"El siguiente rey natural sería el llamado rey de las montañas. En las rocosas alturas no se puede encontrar un monstruo más aterrador que la serpiente alada, el cuélebre. Estos animales pueden llegar a medir 5 metros de largo, pero se tiene constancia de ejemplares que llegaron a los 9 metros. Su piel está recubierta de escamas durísimas que incluso se aprovechan para hacer armaduras y la ayudan a camuflarse en su entorno. Sus colmillos pueden llegar al metro de longitud, pero no inoculan veneno, pues el cuélebre es constrictor y mata asfixiando a su víctima y destrozándola los huesos. El punto débil de esta criatura se encuentra en la articulación que une sus alas al cuerpo, la cual está desprotegida y vulnerable. El hecho de que sea un cazador nocturno es lo que lo coloca en tercera posición, por el bajo número de muertes que causa entre las razas inteligentes de Reguian"
"1001 datos curiosos de Reguian" por Sosara Hondour. Sección de biología. Los reyes naturales.
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Lilith sentía como se le erizaba el pelo de la nuca y de su cola mientras bajaba los fríos escalones de piedra que componían aquella escalera de caracol. Cuanto más bajaba peor era la iluminación, por suerte los Melnix tenían una excelente visión nocturna. Cargaba con una caja de aspecto frágil que llevaba con sumo cuidado.
Siguió bajando los escalones hasta llegar a una puerta fabricada con metal en lugar de madera. Se podían ver agarres para cerrarla con candados y cadenas, para asegurarse que no se pudiera abrir desde dentro, aunque Lilith sabía que tenía los mismos accesorios al otro lado, para evitar que se abriera afuera. Lilith llamó con la punta de sus pies para evitar dejar la caja. En el acto, pudo escuchar cómo se retiraban los cierres desde el otro lado. Lo que abrió la puerta fue una figura varias veces más alta y corpulenta que ella. Tenía que ir agachado para evitar darse contra el techo e iba completamente cubierto con un abrigo negro. Lilith le dedicó una sonrisa nerviosa.
-¡¿Quién es?!- gritó una voz desde el fondo de la habitación.
-Soy yo, traje lo que me pediste.
El tipo enorme se apartó para que Lilith pudiera pasar. Al entrar pudo ver como otros dos vestidos con abrigos, pero de estatura normal, apilaban papeles en una mesa junto la que estaba sentado Fabius, aunque uno de ellos parecía tener problemas para sostener los papeles. El cuarto, mucho más pequeño que el resto, estaba en un rincón mientras su cuerpo se movía a base de tics nerviosos.
-Justo a tiempo Lilith, necesito buenas noticias-dijo Fabius, con aire cansado.
-Conseguí lo que me pediste, aunque no fue fácil.
Lilith puso aquella caja sobre la mesa y la abrió. Fabius se acercó para mirar su contenido, que consistía en tres frascos llenos de un líquido negro de aspecto viscoso.
-¿Nadie sabe que están aquí?-dijo Fabius.
-Solo el tipo que me los consiguió, y que sufrió un pequeño accidente después.
-Excelente.
Lilith empezó a caminar sin rumbo mientras Fabius sacaba uno de los frascos de la caja con la misma delicadeza de alguien que moviera una estatua de cristal. Centró su atención en el cuerpo descompuesto que flotaba en el gran tanque fluorescente.
-¿Has vuelto a fallar?
Fabius le dedicó tan solo un ruido para hacerle saber que la había oído. A pesar de que fuera su superior le permitía hablarle con familiaridad, ya que siempre que le pedía que le trajera algo para ayudarle en sus experimentos, Lilith se las apañaba para encontrarlo y traérselo. Lilith dejó de mirar el tanque y se dirigió a la mesa, junto con Fabius.
-¿Y para qué es tan importante eso? Si parecen babas de Dip. No será eso ¿Verdad?-dijo Lilith.
-Para nada.
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The Last Guardian
Fantasy¿Qué pasaría si alguien se saliera del papel que la sociedad le ha impuesto? En la monótona ciudad de Nilven, el joven ladrón Caju busca su gran golpe para poder vivir a cuerpo de rey sin tener que preocuparse por nada. Cuando se presenta en la ci...