Capítulo 37:Un juego revelador

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"El más antiguo de los comandantes tiranísios es Mortis Caeldnis, el trasgo. Además de ser un comandante, ocupa el lugar de consejero real al tratarse de un mago puro. Se dice que gracias a la naturaleza de su magia, Tiránsis nunca ha caído ante un ataque enemigo. Muchos miran mal al rey por tener un trasgo de consejero, por la naturaleza codiciosa de esta raza, aunque Mortis ha demostrado su lealtad a lo largo de más de un siglo de servicio a la familia real. Hay rumores de que el actual rey le pidió a otro mago que sustituyera a Mortis para que este pudiera pasar su vejez tranquilamente, aunque el misterioso candidato renunció a ese honor"

"1001 datos curiosos de Reguian" por Sosara Hondour. Sección militar.

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Era una enorme y oscura habitación. A primera vista, las telarañas y el polvo de los rincones podían sugerir que aquel lugar, aquella estancia situada sobre el mecanismo de la torre del reloj de Nilven, estaba abandonada, pero no era así. Aquel era el escondite de un ladrón, debía pasar inadvertido y parecer deshabitado si la guardia se presentaba de improviso, especialmente al estar situado casi en el centro de la ciudad. El escondite constaba de habitaciones para que sus tres ocupantes gozaran de intimidad.

En un rincón, alejado del centro de aquel curioso "hogar" había un muñeco a tamaño real con el que los soldados entrenarían sus golpes, salvo por el detalle de que este estaba completamente vestido y tenía pequeñas campanillas colgadas por toda partes. Un niño de unos siete años se acercaba lentamente a él mientras su hermana y padre observaban. En el momento en el que este introdujo una de sus manos en los bolsillos, las campanillas sonaron con un agudo tañido.

-¡Jope, es muy difícil!-gritó Caju mientras se sentaba en el suelo.

-Es que eres demasiado bruto. Intentas acabar pronto el robo y te precipitas-contestó Kurhona.

Su hermana le observaba sentada en unas cajas. Tenía los brazos cruzados y una pícara sonrisa en su cara.

-Pero también hay que decir que han sonado menos que cualquier otra vez, estás mejorando Caju. Y tú Kurhona, no seas tan estricta, hasta hace bien poco tu también las hacías sonar.

Garrett salió de entre las sombras como si se tratara de un fantasma. Iba vestido con su ropa de trabajo, en la cual se podían apreciar un buen número de bolsillos en los que llevar sus herramientas y premios, aunque lo que más llamaba la atención de Caju eran las dagas de su padre, las cuales lucían como si estuvieran hechas de cristal y fueran a romperse.

-Joder papa, si sigues siendo tan blando no aprenderemos nada-dijo Kurhona.

Garrett cruzó la distancia que le separaba de su hija en una exhalación, como si fuera una sombra viva, y recompensó a su hija con una fuerte colleja en la nuca.

-¡¿Cuántas veces tendré que decirte que no uses esa expresión?! ¡Somos ladrones, no matones de segunda!

Caju emitió una pequeña risa por aquello, por lo que también fue premiado con una colleja.

Y tú no te rías de lo malo que le pasa a tu hermana-le dijo Garrett en tono serio.

Caju pudo ver como Kurhona hacía una mueca para aguantar la risa y evitar nuevas collejas.

-Kurhona, tu punto fuerte está en robar de los bolsillos directamente, pero tú, Caju, tu eres más habilidoso a la hora de hacerte con las cosas que la gente pierde de vista, aunque solo sea un segundo. Ambos tenéis puntos fuertes y flacos, para eso este entrenamiento. Si yo faltase en algún momento quiero saber que podréis cuidar el uno del otro.

-Al menos yo no apesto a la hora de pelear, no como aquí el anómalo este-dijo Kurhona.

-¡No me llames anómalo, princesita remilgada!-gritó Caju.

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