"No importa lo grande, alta o gruesa que parezca la muralla enemiga, bastará una mínima grieta en su base para que empiece a venirse abajo. Una filosofía también provechosa a la hora de querer información de alguien."
Lema de Richard Lorens, maestro torturador del reino de Extornus.
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Caju se despertó encima de todas sus herramientas. La incomodidad que llevaba sintiendo durante todo ese mes había desaparecido. Por un segundo se sintió totalmente en paz, hasta que recordó su compromiso.
-Mierda, la pelea.
Se apresuró a equipase con todo lo que tenía cuando observó su sudadera roja. Llevaba un mes colgada en el respaldo de una silla. La cogió y observó todos los cortes y magulladuras que tenía aquella querida prenda.
-Después tengo que coserla...
A pesar de lo estropeada que estaba, se la puso en sustitución de la camisa negra de manga larga que había llevado. No se sentía cómodo al pelear sin ella.
-Tengo que pasar por la cocina...-pensó Caju mientras se colgaba el resto de herramientas.
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Estrik estaba ocupado afilando su katana con su afiladera. Elh observaba el cielo mientras tarareaba una canción de cuna élfica. Ambos eran observados por Shuren, quien se había sentado en un banco, rodeado de varios esqueletos, simulando que eran un público que asistía a algún evento. Estrik le dio una señal a Elh, quien dejó de tararear y cogió su arco del suelo.
-¿Estás seguro de esto?-preguntó Elh.
-¡Este año lo conseguiré!
El joven espadachín se concentró, puso todos sus sentidos en su postura mientras adelantaba su espada de doble filo. Elh se encogió de hombros mientras sacaba una flecha de su carcaj y la ponía en su arco. Tensó la cuerda y apuntó a Estrik. No hubo ningún atisbo de duda en sus ojos cuando dejó volar la mortal saeta hacia su objetivo.
Estrik se preparó, sabía que solo tenía escasos segundos para interceptar la flecha del modo que deseaba. Se inclinó hacia delante mientras empuñaba su arma con ambas manos. Trazó un arco con su espada, esperando que su filo chocara contra la punta de la flecha. No perdía el proyectil de vista en ningún segundo.
El choque se produjo. Un breve sonido metálico delataba que la flecha había sido desviada, pero había apartado la espada de Estrik gracias a la fuerza con la que fue disparada, obligando al espadachín a interrumpir su movimiento si no quería que su arma se escurriera de entre sus dedos.
-Volviste a fallar-dijo Elh mientras jugueteaba con otra flecha.
Siempre ocurría lo mismo. Estrik perdía de vista la flecha en el último instante y no era capaz de golpearla bien.
-Algún día las cortaré en el aire-dijo Estrik con tono desafiante.
Elh se rió disimuladamente por aquello
Shuren advirtió unas pisadas sobre la nieve que se dirigían hacia ellos. Se giró para observar que se trataba de Caju. El joven ladrón venía con su sudadera desabrochada y su capucha tapando su rostro.
-Bueno, ya creía que te esconderías chaval-dijo Shuren.
-Por un momento se me pasó por la cabeza, pero tenía que pasar por la cocina-respondió Caju mientras amortiguaba un eructo con el puño.
Shuren se impresionó que el joven todavía pensara en comer antes de semejante lucha. Caju avanzó hasta llegar junto a Estrik, quien ya le esperaba listo para empezar.
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The Last Guardian
Fantasía¿Qué pasaría si alguien se saliera del papel que la sociedad le ha impuesto? En la monótona ciudad de Nilven, el joven ladrón Caju busca su gran golpe para poder vivir a cuerpo de rey sin tener que preocuparse por nada. Cuando se presenta en la ci...