Buenas querido lector o lectora, soy Saevin. Voy a romper la tradición de no decir ni papa para explicar una cosita
-¿El por qué no subes mas seguido?
Seguridad, que alguien se lleve a ese loco.
No, quería aclarar una cosita que veréis en esta saga.
Estamos en el reino de los elfos, obviamente ellos van a aparecer. Ellos… y su lengua…
Se que Tolkien hizo todo un lenguaje para el señor de los anillos, pero yo no soy él (ya me gustaría ser la mitad de bueno), no me veo capaz de inventar toda una lengua, de modo que haremos lo siguiente.
Durante los hechos en el bosque, siempre que alguien hable y este entre comillas.
“como esto”
Significará que esta hablando en élfico y solo será entendido por personas que también lo hablen.
Una vez aclarado esto, disfrutad del resto de capítulos.
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Sombra seguía tirada en el suelo, mirando pasar las nubes, repasando una y otra vez su pelea con Caju.
-Si no hubieran lanzado aquella flecha le hubiera ganado.
Escuchó unos pasos acercarse, pero no cambió de postura. Se quedó quieta, a fin de que esa persona se mostrara. Entre el cielo y ella ahora se interponía la cara de Lilith, mirándola con sus gatunos ojos.
-¿A qué ha venido eso?-le preguntó su amiga.
-¿El qué?
-Lo sabes muy bien Sombra ¿Por qué has desviado mi flecha?
La joven no contestó inmediatamente. Alargó la mano donde tenía la joya y se la mostró a su amiga.
-¿Qué es esto?-preguntó la Melnix mientras lo olfateaba.
-Me lo dio Gueist para una misión encubierta. Ese chaval tiene algo que él quiere, algo que tengo que robar con ayuda de esta joya, y me sería imposible completar el encargo si muere y se lleva eso a la tumba.
Lilith observó la oscura joya un rato más antes de devolvérsela.
-¿Y por qué no me lo dijiste? Le abría disparado a las piernas o algo así-protestó la tiradora.
-Se suponía que era secreto-contestó Sombra incorporándose-Confío en que lo diga siendo.
-Siempre estoy dispuesta a guardarte secretos. Lo que no me gusta es que me mientas.
-A mi tampoco me gusta, eres de las pocas personas en las que puedo confiar…
Sombra se alejó para comprobar el estado del resto de Fauces, la mayoría de los cuales concentrados en un lugar mientras se quejaban. Lilith le dedicó un largo vistazo al gigantesco bosque de los elfos. Tenía que levantar bastante la cabeza para divisar las copas de los árboles y parecía tremendamente frondoso. Cuando se cercioró de que Sombra no la veía, sacó un cristal de mensajería.
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En el castillo de los Fauces, el ritmo era frenético. Drosper ya no había podido ocultar por más tiempo la muerte de Ismún. Por todas partes salían mercenarios dispuestos a heredar la posición del maestro asesino, lo que garantizaba los intentos de asesinato y las trifulcas. Lo único que evitaba el caos más absoluto era la presencia de Drosper y Makenshi en la fortaleza. Aunque siguieran heridos de su lucha contra Shuren, seguían siendo de los más peligrosos en todo Reguian. Lo malo era que el señor de los Fauces estaba ocupado ocultando el estado de sus hombres al exterior y que no los vieran como débiles, y el maestro espadachín disfrutaba de ese ambiente, tan solo quejándose porque nadie quisiera intentar quitarle su rango.
A pesar de todo, las lúgubres y oscuras mazmorras eran imperturbables. Pocos eran los Fauces que se aventurasen ahí abajo. En lo más profundo de la intrincada red de túneles, se encontraba el laboratorio de Fabius. El alquimista había tenido un nuevo ataque de rabia cuando su nuevo intento de crear vida se extinguió sin resultados favorables.
-Ni siquiera con ese supuesto “material de hada” puede vivir más de media hora…
Observó la caja con los viales, dentro de los cuales se encontraba esa viscosa sustancia completamente negra. Como siempre, junto al sub-general se encontraban esas cuatro figuras envueltas en abrigos negros, sin moverse un solo centímetro.
Comenzó a escuchar una vibración sobre la mesa, la cual provenía del cristal conectado al de Lilith.
-¿Qué querrá esa niña ahora?
Alargó la mano perezosamente y observó como se resquebrajaba la superficie de este.
-“Tengo información que te interesará”
-Lo dudo mucho-le dijo Fabius al cristal.
Tras unos segundos, le llegó la respuesta.
-“Es muy bueno”
Estaba a punto de arrojar el cristal al suelo cuando leyó lo que la Melnix tenía que contarle.
-“He encontrado al sujeto de esos viejos manuales de tu maestro”
Al principio, el alquimista no podía creer lo que le estaba contando.
-¿Estás segura?-preguntó ansioso.
-“Pelo verde claro, orejas demasiado largas para un elfo y esa marca tatuada en su cara”
El sub-general tuvo que sentarse, sus piernas habían perdido la fuerza.
-¿Dónde?
-“Antes de entrar a Teriesaelzen, por el suroeste. El grupo seguimos aquí”
-Saldré de inmediato. Estaré allí para el anochecer, me darás todos los detalles en persona.
Dejó el cristal donde lo había encontrado mientras una gran sonrisa se dibujaba en su ya añejo rostro. Teriesaelzen lindaba con el territorio de los Fauces, parte de su castillo incluso penetraba el bosque de los elfos. Con ayuda de sus subordinados directos, podía encontrarse con Lilith en cuestión de horas.
-Ahora sí, con el híbrido licántropo seguro que mi investigación avanza.
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Después de que Caju se escabullera del duelo con Sombra, los cuatro se internaron rápidamente en el bosque. No se detuvieron hasta que sus heridas les obligaron a parar.
Aquel bosque resultaba extraño. Aunque al verlo uno no encontrara nada que no debiera estar en un sitio como aquel. Lo extraño estaba en el entorno, en el aire que los rodeaba, como si todos sus sentidos se hubieran puesto en alerta. A ello había que sumar la oscuridad del lugar, causada por las frondosas copas de los árboles. El musgo crecía por cada tronco y la maleza lo cubría casi todo, dando fe de que nadie pasaba por allí.
Tsuki se sentó apoyando la espalda en un árbol, lamentándose por el tajo en su estómago. Estrik bufaba para soportar el dolor proveniente de su brazo. Elh tenía temblores en todo el brazo y la sangre no dejaba de salir por la herida de su destrozada mano. Tan solo Caju había saludo indemne de todo aquello, si no tenía en cuenta los golpes de Arc.
-No podemos cruzar este bosque así-dijo el ladrón.
Aunque ninguno le contestara, todos tenían el mismo pensamiento.
-Yo me curaré con la luna llena-dijo Elh.
-La luna llena fue hace tres días. Falta un mes para la siguiente-le recordó Caju.
-Vayamos por partes-dijo Tsuki reprimiendo un quejido-¿Sabes recolocar huesos?
-Apenas-contestó el joven.
-Desde aquí puedo ver el bulto en el hombro de Estrik, se le debe haber salido el húmero de su lugar en el omóplato. Un golpe bien dado se lo recolocará, con cuidado de no dañar el apófisis.
Caju se acercó al espadachín por detrás. Le cogió con cuidado el brazo dislocado y apuntó a la zona dicha.
-Que muerda algo-dijo Elh-No queremos que todo el bosque se entere de que estamos aquí.
Estrik mordió la empuñadura de su espada. Cuando estuvo listo, asintió hacia Caju, quien le fio un fuerte puñetazo en el bulto mientras tiraba de su brazo hacia atrás. Estrik mordió su arma tan fuerte que casi se rompió los dientes. Todos escucharon el sonido de dolor proveniente de su garganta. Las piernas no pudieron sostenerle más, cayendo de rodillas. El joven Marashi perdió el conocimiento tras unos instantes de agonía.
-Lo ideal…, sería inmovilizarle el brazo-dijo Tsuki-Pero no me quedan vendas para todos.
-Tu las necesitas más que nosotros, le haremos un apaño con su abrigo-dijo la semi-dríada.
Caju se acercó a ella después de tumbar al espadachín.
-Las vendas para ti, sería una contrariedad que nuestra curandera cayera enferma por unas heridas.
-A mi me resultaría muy difícil vendarla con solo una mano-comentó Elh-¿Tu sabrías hacerlo?
-Si sabe vendar…-dijo Tsuki.
La sacerdotisa le indicó donde estaban las vendas dentro de su bolsa. Con ellas en la mano, se dispuso a empezar la cura.
-Espera-le interrumpió la joven-Tienes que limpiar la herida antes.
Fue entonces cuando Caju recordó el remedio de Borsik. Sacó el bote del fondo de su bolsa de viaje, rezando porque quedase algo. Efectivamente, quedaba lo suficiente para una dosis más.
-Con esto estarás cono nueva.
Lentamente, comenzó a levantar las ropas de Tsuki, dejando su estómago al descubierto. El tajo en este iba desde cerca del ombligo hasta la mitad de las costillas, casi llegando a sus senos. El ladrón mojó un trozo de las vendas con agua de su cantimplora y lavó con cuidado la zona, intentando hacerle el menor daño posible. Seguidamente, empezó a aplicar la medicina del enano.
-Escuece un poco-dijo la sacerdotisa emitiendo un siseo.
Cuando hubo puesto la cantidad justa de medicina, procedió a vendarla. Al ser una herida ascendente, tuvo que cubrirle todo el estómago.
-Ahora miremos en hombro.
-Esa ya se la miraré yo-interrumpió Elh.
El joven tardó un poco en comprenderlo. El cuello de la ropa de Tsuki no se estiraba lo suficiente como para llegar a la herida, por lo que tendría que quitarse la prenda.
-Iré a inspeccionar entonces-dijo nervioso.
-Mejor no-le cortó Elh-No conviene que nadie se aleje. Tan solo date la vuelta, y como te pille mirando.
-¡Ni loco!-respondió dándose la vuelta.
El joven se concentró en la vegetación, intentado ignorar lo que ocurría a su espalda.
-Yo puedes girarte-dijo la semi-dríada después de un rato.
Aún nervioso por voltear la vista demasiado rápido y sufrir alguna represalia. Para su fortuna, la sacerdotisa ya estaba bajándose la camisa antes de que se girase.
-Ya no queda-le advirtió Elh, devolviéndole el frasco.
Una vez Estrik se despertó, accedió a que usaran su abrigo azulado para hacerle un cabestrillo y vendar la mano de Elh.
-Oídme todos-dijo la semi-dríada-Si todo sale bien, saldremos de Teriesaelzen en tres días. Durante ese tiempo yo haré todas las guardias. Os levantareis cuando yo lo diga, os moveréis cuando lo indique y por donde os diga. No haréis ningún ruido innecesario. Esa escaramuza de los Fauces seguro habrá alertado a los Rangers y estarán inspeccionando la zona. Si nos encontramos con ellos salid corriendo y manteneos unidos, que yo los retendré el tiempo que pueda.
-¿Y la Fauna?-intervino Estrik-¿Qué hacemos si nos encontramos con un Noblús?
-Si nos encontramos con uno de los reyes naturales nuestro viaje habrá terminado de inmediato. Ni en nuestra mejor forma podríamos contra uno de esos. En mis tiempos como Ranger, cuando nos topábamos con un Noblús, teníamos que adoptar una compleja formación para aprovechar los puntos ciegos en su vista. Aún así, siempre mataba al menos a siete de nosotros ¿Alguna otra pregunta?
Nadie quiso preguntar nada más. Con un gesto de su cabeza, Elh dio la señal para comenzar la marcha por esos oscuros bosques.
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En el exterior del bosque, la noche ya había caído. El grupo de Sombra seguía apostado a las puertas del bosque. Habían encendido una gran hoguera y estaban reunidos en torno a esta, decidiendo qué hacer.
-¿Deberíamos entrar a perseguirles?-preguntó uno.
-Ni pensarlo-contestó Gorshnag-¿Un grupo de mercenarios armados entrando en un reino ajeno? Algunas guerras han empezado por mucho menos.
El orco se sujetaba su dolorida cabeza mientras abría la boca erráticamente, intentando desentumecer su mandíbula. A excepción de tres muertos, el resto solo sufría heridas menores y alguna fractura que el médico pudo tratar fácilmente. El más grave era Arc, quien no se había despertado desde que Caju le clavase ese dardo en la nuca. El joven se encontraba dentro de una tienda levantada para hacer de enfermería. El médico seguía observándole mientras una preocupada Lilith miraba desde atrás.
-¿Por qué no se despierta?-preguntó la Melnix.
-¿Ves esto?-fijo el médico mostrándole el dardo-Esta impregnado con una toxina que afecta al sistema nervioso, concretamente al centro del dolor. Arc ya tenía sus nervios bastante mal y esto ha sido la gota que ha colmado el vaso.
-¿Se va a morir…?
-Por los dioses matasanos, dime que no-exclamó una voz a sus espaldas.
Sombra entró en la tienda, mirando fijamente al joven tendido sobre un saco de dormir.
-Nada me gustaría más que palmase-dijo la joven-Pero quedaría fatal en mi historial la muerte de un enlazado. Lilith, me gustaría que estuvieras presente en la reunión sobre qué vamos a hacer ahora.
Dicho esto, Sombra salió de la tienda. Lilith la siguió desviando la mirada hacia Arc. Una vez fuera, ambas caminaron por la oscuridad sin decir una sola palabra. La Melnix empezó a extrañarse cuando vio que no se dirigían a la hoguera, sino que se apartaban del campamento.
-Lilith-dijo Sombra-¿Cuánto hace que tienes una relación con Arc?
Aquella era la última pregunta que ella esperaba de su amiga.
-Y no intentes hacerme pasar por loca porque sé lo que veo.
-Yo…, yo no lo llamaría exactamente una relación. Ni, ni siquiera sé lo que es ¿Recuerdas aquella capilla abandonada donde pasamos una noche de invierno?
-Vagamente.
-Salí para dar un paseo nocturno y me lo encontré. El se abalanzó sobre mí y me besó…
Sombra abrió los ojos como platos.
-Voy a matarlo.
Ella conocía la capacidad empática de los Melnix al tocar a otra persona con una parte de su cuerpo que estuviera libre de pelaje, eso incluía el interior de la boca.
-Al principio yo pensé lo mismo-dijo Lilith-Pero lo que me llegó de él… No te puedes imaginar lo solo que se siente. Luego, a principios de primavera, en aquel pueblo, fui yo la que le robó un beso. Todas esas veces que no dormía en la habitación era porque pasaba el día con él, incluso me ayudó a conseguir ese collar de hadanita para ti.
Lilith bajó las orejas en señal de miedo, sin atreverse a mirar directamente a du amiga.
-Lo estamos manteniendo en secreto, pero yo también estoy hecha un lio. Se que no podéis ni veros sin querer mataros, pero yo os…
Quería decir “os quiero a los dos”, pero le parecía tremendamente egoísta por su parte. De pronto, Sombra la abrazó.
-Eres mi amiga, mi mejor amiga, voy a estar a tu lado siempre. Ese capullo no se merece a una chica tan fantástica como tú.
Lilith le devolvió el abrazo sin saber muy bien que decir primero. Solo la apretó contra si misma con fuerza.
-Gracias Sombra…
-Y si por cualquier cosa cortáis, le colgamos desde un puente por los pulgares.
La Melnix dejó escapar una pequeña risa, sintiendo que se acababa de quitar un enorme peso de encima. En aquel momento, supo que podría confesarle sus verdaderos sentimientos, decirle que también estaba enamorada de ella, pero no pudo ser.
-Que maravillosa resulta la amistad estos días-dijo una figura en la oscuridad.
Las dos se giraron mientras se separaban. Estaba demasiado oscuro para que Sombra distinguiera de quién se trataba pero los ojos de Lilith la permitían ver en la oscuridad bastante bien.
-Me parece que tu amiga no puede verme bien Lilith, le pondré remedio.
El tipo encendió un pequeño farolillo. Sombra se quedó de piedra al ver esa cara ligeramente arrugada por la edad y esos tatuajes sobre la cabeza afeitada. Se trataba del alquimista Fabius.
-Tu eres esa a la que todos llaman Sombra ¿Verdad? La que Gueist apuesto al cargo de todo esto-preguntó el alquimista.
-Si-respondió ella, tratando de ser lo más respetuosa posible.
-Estupendo, estupendo ¿Podrías aclararme una duda? ¿Es cierto que en ese grupo al que perseguís hay una no humana de pelo verde y un tatuaje en su rostro?
Cualquier persona tomaría a Fabius por un amable hombre a las puertas de la vejez, la típica persona con la que todo hijo de vecino se sentiría afortunado si fuera su vecino, pero la joven sub-teniente sabía que bajo esa sonrisa se ocultada un despiadado investigador. Todos Fauces sabían, en más o menos medida, los inhumanos experimentos que el alquimista llevaba a cabo en las oscuras mazmorras. Incluso era capaz de experimentar con sus propios hombres. Había casos de Fauces desaparecidos que pertenecían a sus filas, pero Drosper no hacía nada por impedirlo. La única que entraba con toda tranquilidad en su laboratorio sin ser un general era Lilith, al tratarse de su subordinada predilecta.
-No estuve tan cerca de ella para ver ese tatuaje, pero puedo confirmar lo del pelo.
-Tendré que conformarme con eso y la palabra de mi querida subordinada-dijo mirando a Lilith-Si no os importa, me adelantaré para ocuparme de ellos. No te preocupes, no busco ese enlazador, solo al espécimen.
Dicho esto, apagó el farolillo. Antes de poder ver solo oscuridad de nuevo, a Sombra le pareció ver cuatro figuras embutidas en abrigos negros que seguían al sub-general.
-Miente-dijo Lilith en bajo tono-Todo ese dinero le ayudaría a financiar sus experimentos, además de ganarse la simpatía de Drosper y aspirar a esa plaza libre de general.
-Ya lo se, pero no podemos hacer nada por impedírselo.
-Apenas lograron escapar de nosotros, un sub-general los matará a todos sin problemas.
-Recojamos entonces, volvemos a la base.
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En el interior del bosque élfico apenas se distinguiría entre el día y la noche si no fuera por los finos hilos de luz que se filtraban por las copas de los árboles. La noche era fría y húmeda en aquel sitio y el no haber tenido un fuego les dejaba el ánimo por los suelos. Tal y como había prometido, Elh se había quedado despierta toda la noche.
La marcha era dura y silenciosa. No había ningún camino definido, la semi-dríada se movía como si conociera cada rama, cada raíz y cada brizna de hierba. Solo se detenía para indicar a Tsuki donde se encontraba alguna hierba que le pudiera servir para reponer sus extinguidos suministros.
Se podían escuchar los cantos de pájaros, unos comunes y otros totalmente únicos, imposibles de escuchar en otra parte. Los pequeños animales terrestres tampoco se quedaban atrás. Caju se quedó mirando una especie de roedor con pelaje verde oscuro que tenía seis patas y se dedicaba a pelar los árboles para comerse la corteza. Al darse cuenta de que le miraba, se quedó quieto, devolviéndole la mirada. Fue entonces que el ladrón se reparó en los tres pares de ojos del animal, los cuales parpadeaban al unísono. Antes de que reaccionase, ese extraño pelador de árboles salió disparado hacia la maleza.
-Que curioso-pensó Caju.
Elh levantó el brazo. Todos se quedaron quietos mientras ella escuchaba los sonidos del bosque y olfateaba el aire. De pronto, su cabeza giró bruscamente.
-¡Corred!
Sin saber lo que ocurría, los tres comenzaron a correr tras ella. Caju miraba en todas direcciones, esperando no encontrar los colmillos de un Noblús abalanzándose sobre él. En su lugar, vio a gente corriendo entre la vegetación y por los árboles. Suponiendo de quienes se trataban y al darse cuenta de que iba el último, se puso su capucha.
Elh los veía en todas partes, pero había algo extraño, algo que no estaba bien. Se detuvo en seco, pues era inútil tratar de huir de los Rangers dentro de su bosque.
-Las manos arriba, ahora-ordenó Elh mientras hacía lo mismo.
Todos le hicieron caso, Estrik como buenamente pudo. Lentamente, unas elegantes figuras emergieron de la espesura. Todas les apuntaban con unos elegantes arcos de madera blanca y finos adornos gravados en sus superficies. Las ropas de todos ellos seguían un mismo diseño que imitaba al entorno en forma y color. A pesar de tratarse de uniformes de campo, estos tenían el estilo propio de los elfos, donde lo práctico iba de la mano con lo elegante. Todos tapaban sus caras con máscaras de madera en las que solo se abrían dos agujeros para los ojos.
Una figura femenina saltó desde un árbol y aterrizó en frente del grupo, justo delante de Elh.
-“¿Qué se supone que es esto?”-preguntó en la musical lengua élfica.
Ninguno de los Rangers respondió, ya que sabían que no les hablaba a ellos. Se estaba dirigiendo a Elh.
-“¿Qué haces tú aquí, aberración?”-insistió.
-No me lo puedo creer. ¿Tú? ¿Capitana de los Rangers?-contestó Elh.
La voz de Elh resultaría delicada y grácil a cualquiera. Solo al compararla con la de un elfo o dríada de pura sangre uno se daba cuenta de lo bruta y humana que resultaba en comparación. Aquella Ranger la abofeteó sin dudar.
-“No tienes ningún derecho a referirte a mi de esa manera, y menos en esa lengua”-dijo con tono autoritario.
Elh escupió a sus pies.
-“Decía”-comenzó a decir Elh-“Que ahora ponen a cualquiera en un puesto de responsabilidad”
El élfico de Elh era tosco y torpe, debido a los años que llevaba sin usar su lengua materna. Todos tensaron sus arcos aún más, pero la capitana alzó la mano para calmar los ánimos.
-“Tienes unos modales propios de los animales Elhdrasil, justo lo que eres”
-Es Elh ahora, si no te importa.
Le propinó otra bofetada. A Estrik le parecía increíble que ella aguantase todo eso sin mas.
-“Si sigues así ordenaré que os maten”
Ante la sorpresa de todos los Rangers, Elh comenzó a reír.
-Tu no vas a matar a nadie aquí, de lo contrario ya lo habrías hecho, Eugrinn
La líder Ranger se quitó la máscara. Su piel era lisa y ligeramente pálida. Su pelo era del color de las obsidianas. Sus almendrados ojos estaban coronados por largas pestañas. De los lados de su cabeza se podían apreciar las puntas de orejas élficas asomando ligeramente entre el pelo. Su atractivo sería suficiente para conquistar el corazón de muchos hombres.
-“Elhdrasil, por los delitos de romper tu destierro y traer a dos humanos al bosque quedas bajo arresto”
Eugrinn se apartó para dejar que la esposaran. Elh miró hacia atrás al oír las palabras de la elfa. Efectivamente, con ella solo se encontraban Estrik y Tsuki. Caju había desaparecido aprovechando la piel de Bégimo, justo cuando le tocaba a él llevar el enlazador.
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The Last Guardian
Fantasy¿Qué pasaría si alguien se saliera del papel que la sociedad le ha impuesto? En la monótona ciudad de Nilven, el joven ladrón Caju busca su gran golpe para poder vivir a cuerpo de rey sin tener que preocuparse por nada. Cuando se presenta en la ci...