The Last Guardian

Capítulo 17: Un destino

"La siguiente era que siguió a la del olvido fue incluso más misteriosa que ella misma, la Era Oculta. Solo se tiene constancia de que empezó con la fabricación del primer enlazador, pero no se tiene muy claro que evento le puso fin. Los estudiosos teorizan sobre adjudicar su fin a la fundación de los Fauces Negras, que data por aquella época, otros defienden que debería ser la fundación de Teriesaelzen pero nadie sabe dar una respuesta clara. También se tienen datos que demuestran que Tiránsis fue fundada durante esta edad por un desconocido grupo de cuatro personas de las que, como casi cualquier cosa de esta edad, no se conserva descripción o registro alguno. Sobre el tema de los enlazadores, queda claro que tampoco se conserva dato alguno sobre su fabricación, tal vez sea mejor así, de otro modo cualquier idiota podría ser un enlazado y llevarnos a la destrucción. Lo que me sorprende es el poco cuidado que se tiene en dejar constancia de estos hechos, a veces me pregunto en manos de quién está la tarea de registrar nuestra historia..."

"1001 datos curiosos de Reguian" por Sosara Hondour, sección cronológica.

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Seska ya no sabía cuánto tiempo había pasado desde que empezó a seguir a aquel chico. En ocasiones este se detenía, empezaba a murmurar cosas, a frotarse con violencia los ojos o volvía a emprenderla de nuevo a golpes con cualquier cosa que tuviera a su alcance, maldiciendo su suerte en aquel robo. En otras circunstancias Seska nunca se mantendría tan cerca de alguien en aquel estado, estaba convencida de que si la descubría siguiéndole se convertiría en el blanco de su ira con toda seguridad, o algo peor. Había visto a chicos y chicas, incluso más jóvenes que ella, comportarse y actuar como auténticos monstruos cuando el mono era inaguantable, que acababan cometiendo actos atroces que muchos creerían imposibles para personas tan jóvenes. Pero Seska no tenía opción, si quería encontrar a Morrison y evitar que el mono le hiciera perder la razón debía arriesgarse y seguir a aquel chico. En ese momento le llegó el sonido de las campanadas de la iglesia que marcaban la hora junto al reloj de la misma plaza, pudo escuchar tres campanadas.

-Las tres, llevo toda la mañana con esto y ni siquiera he comido.

Aquel pensamiento provocó que su estómago gruñera ligeramente.

-Seguro que aquel monje se pregunta por qué no he ido a pedir hoy, siempre me guarda algo de comida-pensaba Seska.

Estaba tan ensimismada en sus pensamientos que, sin quererlo, su pie golpeó una botella de cristal que estaba en el suelo, la cual rodó haciendo un ruido que alertó al chico. Seska reaccionó instintivamente, se agachó rápidamente detrás de una cajas que había apiladas contra la pared mientras se tapaba la boca con ambas manos para intentar ocultar el sonido de su agitada respiración.

-¡¿Quién anda ahí?!-gritó el chico.

Empezó a acercarse al escondite de Seska, buscando al responsable de provocar aquel ruido.

-Joder... ¡Si no sales ahora mismo juro que te mataré en cuanto te encuentre!

Seska sabía que era muy capaz de cumplir sus amenazas. A la locura del mono había que juntar que se hallaba en posesión de un brazal blanco, lo que le daba carta blanca para hacer lo que quisiera sin tener que preocuparse por las consecuencias legales. Además que a nadie le importaría mucho la muerte de una huérfana vagabunda.

A medida que se acercaba a su escondite podía notar como unas lágrimas de profundo terror empezaban a empañar sus ojos. Una parte de ella suplicaba para que Caju apareciera y la salvara tal y como la salvó de los guardias, aunque luego la gritara y le quitara el enlazador o incluso llegara a golpearla por ello, ella solo quería que alguien la salvara.