Capítulo 40: La caída de la torre (part 2)

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"El último comandante de Tiránsis y líder del resto es conocido en todo Reguian como el segundo espadachín más fuerte. Su habilidad es tal que dicen que tan solo Makenshi de los Fauces Negras podría ganarle en un duelo de espadas. Aunque su cargo es de suma importancia, eso no evita que el comandante descuide sus labores y se escape de la capital a menudo para, según él, tomarse las vacaciones de su vida. Aunque también hay que destacar que siempre que el rey le manda llamar este acude sin ninguna queja, pero como ahora es la princesa Fiie quien tiene que llevar la mayoría de los asuntos por culpa de la enfermedad de su padre, el comandante pasa más tiempo perdido que en su puesto"

"1001 datos curiosos de Reguian" por Sosara Hondour, sección militar.

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Martha, la madre superiora del santuario de Siranne, leía a la luz de una gastada vela que se apagaría cualquier día cercano. Hacía tiempo que la noche había caído, pero a ella le gustaba leer hasta altas horas, a pesar de lo que le dijeran el resto de hermanas. Esta noche no era una excepción. La madre superiora se hallaba inmersa en aquella historia cuando alguien abrió la puerta de su alcoba apresuradamente.

-¡Madre!

-¿Qué ocurre querida?-dijo Martha en un tono cariñoso mientras dejaba el libro sobre una mesa-Pareces alterada pequeña.

-Abrigaros, hay algo que deberíais ver.

Martha, extrañada, se cubrió con un albornoz mientras la sacerdotisa la ayudaba a caminar.

-Ha empezado hace unos momentos. No sabemos lo que pasa, pero las más jóvenes están asustadas-empezó a informarla la sacerdotisa.

La condujo a través de un pasillo cuyos pulidos suelos reflejaban la luna que brillaba a través de las ventanas. Las columnas a los lados de este eran más elementos de decoración que parte de la estructura, adornadas con hiedras talladas en su superficie.

Siguieron hasta salir al exterior. Todas las sacerdotisas que tenían tareas nocturnas estaban por esa zona, mirando sin excepción en una misma dirección.

-Mirad.

Martha miró en la dirección que señalaba la sacerdotisa. En la oscuridad de la noche, una gran luz brillaba a lo lejos en el bosque. Titilaba con el característico ritmo del fuego.

-Creemos que se ha declarado un gran incendio en esa parte del bosque. Hemos mandado a unas hermanas superioras al pueblo próximo para advertirles, pero hemos considerado que usted debía saberlo también.

-Habéis hecho muy bien querida. Yo puedo manejarme sola, ocúpate de que las más jóvenes no tengan miedo y que se preparen para trabajar esta noche.

-Así se hará.

Con una ligera reverencia, la sacerdotisa se apartó de ella. Una vez sola, Martha cambió su expresión de tranquilidad a una mucho más preocupada. Aquella zona en llamas era donde estaba la torre de Shuren. La madre superiora no había hablado con el nigromante en semanas, pero no se imaginaba que pudiera ocurrir nada malo.

-¿En qué andas metido ahora viejo zorro?-pensó Martha para sí misma.

Apartada de ella, entre las sacerdotisas de nivel raso, una observaba la luz del fuego con aburrimiento. Se trataba de una chica de 19 años. Su pelo, a diferencia de cualquier otra allí, era de color azul, como el cielo. Lo llevaba corto, cubriendo su nuca. Sus ojos, también de color azul, hacían juego.

-Pues vaya-decía la joven para sí misma-Para una vez que le cambio el turno de noche a Petra y me va a tocar una noche bien movidita.

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