Caju caminaba por el bosque ya sin la capucha. Silbaba despreocupadamente mientras jugueteaba con el enlazador, moviéndolo por la cadena como si fuera un péndulo.
-He tardado lo mío, pero al final todo se ha solucionado. Tengo mi botín y nadie va a interponerse esta vez.
Recordaba sin parar todo lo vivido con ellos, pero intentaba ignorarlo.
-Si, soy un buen mentiroso, me costó lo suyo hacer que confiasen en mi en un primer momento pero al final cayeron todos como primos.
No podía evitar que los recuerdos de risas y tantas experiencias volvieran a su cabeza, junto a un ligero dolor de estómago.
-Eres un ladrón Caju-se repetía mirando la joya-Eres mentiroso y traicionero. Ahora podré comprarme esa mansión y buscar a Kurhona. Podré...
Dejó de andar mientras su reflejo en la fría y metálica superficie en el enlazador de devolvía una mirada llena de remordimiento.
-No, ellos pueden cuidar de si mismos.
Aunque pudiera llegar a ser cierto en situaciones normales, Caju no estaba convencido que pudiera ser así en una cárcel élfica. Elh y Estrik si sabrían desenvolverse en ese entorno, pero Tsuki era otro cantar. El ladrón emitió un fuerte bufido.
-¡Panda de necesitados!-dijo mientras caminaba en dirección contraria-¡No se les ocurre escabullirse y ahora me toca a mi salvarles! ¡Más les vale tratarme como un rey libertador tras esto!
De pronto, Caju sintió como algo tiraba de su pie de manera familiar. Intentó zafarse, pero lo que quiera que fuese siguió tirando hasta hacerle caer al suelo. Lo arrastró y seguidamente lo colgó de un árbol boca abajo. Cuando miró su pierna, el ladrón comprobó que se trataba de una trampa de lazo.
-No me lo creo... ¡¡Es la segunda vez que me pasa esto!!
Como si hubiera estado esperando a dijera esas palabras, todo el contenido de su riñonera se precipitó al suelo por no haberla cerrado. De no haber tenido el enlazador en sus manos también se hubiera caído. El tapón de su cantimplora terminó por soltarse a causa de la sacudida, empapándolo por completo.
-Genial, ahora estoy enfadado y mojado, esta resultando un día muy completo.
Por el aspecto de la cuerda, quien la hubiera colocado allí hacía mucho que no se pasaba por la zona. Caju sacó una de sus dagas e intentó llegar a sus pies para cortar la trampa. Pudo alcanzar el nudo con esfuerzo al no esrar acostumbrado a doblarse de esa manera. Introdujo la punta de su daga entre las trenzas de la cuerda mientras la agarraba para no caer cuando la cortase. El agarre cedió con un ligero esfuerzo, liberando sus piernas. La sacudida provocó que la antigua y maltrecha cuerda se partiese, haciendo que el ladrón se precipitase por muy fuertemente asido que estuviera. Aterrizó con sus posaderas sobre el duro suelo, lo que hizo que se retorciera de dolor.
-Por qué...-susurró mientras se frotaba la zona golpeada.
Cuando se hubo recuperado un poco, recogió sus cosas y se aseguró de cerrar bien su riñonera. Se lamentó al ver su cantimplora vacía, pero supuso que podría encontrar algún río. Por si las moscas, escurrió su sudadera y camisa sobre el recipiente para intentar recuperar un trago o dos. Tras todos los preparativos, se apresuró a volver, esperando poder alcanzar a esos elfos.
Cuando pasó media hora, temió haberlos perdido, o peor, haberse perdido él. Supuso que sería inútil intentar seguirles en su propio terreno no sabiendo ni dónde se encontraba. Si se trataba de los Rangers, lo más lógico sería pensar que les llevarían a algún puesto avanzado, un cuartel o al mismo Teriesaelzen. Con la esperanza de que se tratase de este último, Caju subió a un árbol para ver si lograba atisbar alguna torre, almena o muralla desde su copa.
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The Last Guardian
Fantasi¿Qué pasaría si alguien se saliera del papel que la sociedad le ha impuesto? En la monótona ciudad de Nilven, el joven ladrón Caju busca su gran golpe para poder vivir a cuerpo de rey sin tener que preocuparse por nada. Cuando se presenta en la ci...