Capítulo 28:Decisión

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"Un viejo proverbio dice que quien no puede aceptarse tal y como es, no puede medrar en el mundo. ¿Pero qué significa aceptarse? ¿Encontrar un objetivo? ¿Ser fiel a uno mismo? Por desgracia las grandes cuestiones de la vida tienen significados demasiado abstractos como para poder vislumbrarlos. En mi opinión, el verdaderamente afortunado es aquel que vive sin arrepentirse de nada"

Cita del filósofo Bagolgka Bragg. Profesor de biología y filosofía en la universidad de Tiránsis.

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Borsik examinaba al pequeño, que estaba sentado sobre un alto taburete. El pequeño se divertía moviendo enérgicamente sus pies, pues colgaban por lo alto que estaba. El médico enano tenía pegado el oído al pecho del niño, en busca de algún sonido inusual. Garrett observaba desde detrás de Borsik, interesado en el resultado.

-Estás como nuevo chaval, ya puedes irte.

El chico se bajó de un salto y corrió a la puerta de aquella habitación, donde le esperaba Kurhona con unos muñecos de trapo, lista para volver a jugar.

-Son como uña y carne-observó Borsik.

-Sí. Apenas lleva aquí una semana, pero Kurhona ya le trata como si le conociera de toda la vida.

-Y... ¿Has decidido qué hacer con él? Estuve hablando con el padre Robles y dice que en el orfanato de Extornus todavía tienen espacio, o que podría enviarle a alguno que lleve el santuario principal de Siranne.

-¿Estás de broma? No le salvé la vida para ahora meterlo de cabeza en un orfanato del cual le echen a patadas en cuanto cumpla los 15.

-¿Entonces qué piensas...?

Borsik comprendió entonces lo que pretendía su amigo.

-¿Estás seguro? Ese chaval debe tener familia en algún lado. Técnicamente te podrían acusar de secuestro.

Garrett se giró y empezó a encararse contra Borsik.

-Mira, no voy a molestarme más en buscar a unas personas que dejaron a un niño de cuatro años abandonado y ardiendo por la fiebre. Suficiente he estado buscando información esta semana.

-Oye, que yo no tengo la culpa de nada.

Garrett suspiró mientras se disculpaba. Acto seguido llamó a Kurhona, quien vino acompañada de aquel extraviado niño, ambos cogidos de la mano.

-¿Os lo estáis pasando bien?-preguntó Garrett con una sonrisa.

Ambos niños asintieron con fuerza. Borsik Seguía detrás de Garrett, preguntándose si debía detener a su amigo.

-Escucha-empezó a decir Garrett, dirigiéndose al niño-Hemos estado buscando, pero no conseguimos encontrar a tus padres.

El niño perecía asustado. Garrett pensó que era porque creía que le estaba echando de su casa, de modo que se apresuró a aclarar la situación.

-El caso es el siguiente. No puedes vivir por tu cuenta siendo tan pequeño, por lo que te ofrezco quedarte a vivir con nosotros dos.

Tal vez le estuviera hablando con demasiada franqueza a un niño demasiado pequeño, pero aquella propuesta era demasiado seria como para ir adornándola.

-¿Podría... quedarme aquí?-contestó el niño.

-¡Sí! ¡Podríamos jugar todos los días!-exclamó Kurhona.

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