Capítulo 8:Empieza el viaje.

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"Anteriormente ya se habló de las 7 razas principales que pueblan Reguian. Eso fue hasta el año 235 de esta era, momento en el que el arqueólogo Payhir Bragg halló en el archipiélago oriental restos de una civilización antiquísima. Tras un prolongado y durísimo estudio, llegaron a la conclusión de que esta civilización la componían dos razas de las que no se tenía constancia hasta el momento; las Hadas y los Demonios. Un estudio más a fondo descubrió que la caída de esta civilización se debió a una guerra entre las dos especies. Unos frescos hallados en las excavaciones muestran escenas en las que, tras exterminar a las hadas, los debilitados demonios se aislaron en la remota isla de Kunashiri, al otro extremo de Reguian. Sobra decir que se quiso estudiar meticulosamente la isla, pero el señor Payhir insistió en estudiarla solo, no quería que nadie le pisara el hallazgo. Tras dos semanas, cuando Payhir volvió al campamento, ordenó levantarlo y salir de la isla de inmediato, cerró la investigación y quemó todos sus estudios sobre el tema. La comunidad científica le pidió explicaciones en numerosas ocasiones, explicaciones que Payhir se negó a dar. Solo habló en su lecho de muerte y solamente mencionó las siguientes palabras: "No tenía ni idea de lo que estaba haciendo. En nuestra insaciable curiosidad es muy posible que hayamos descubierto cosas que debían permanecer en las sombras, cosas que podrían suponer la destrucción de nuestro mundo"

Compendio de historias tenebrosas para niños de Voldafir Serkun. "La curiosidad mató al arqueólogo"

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Caju corría todo lo que podía, pero su cuerpo parecía entumecido y no seguía sus órdenes. Apenas avanzaba, cada vez se movía más lentamente. Todo a su alrededor estaba borroso y oscuro, como si lo viera a través del humo. Lo único que podía distinguir era una figura que caminaba delante de él con paso decidido

-¡¡¡Espera!!!

Le gritaba, pero la silueta no detenía su avance. Entonces Caju pudo ver a donde avanzaba. Era un cadalso y encima de él ya estaba listo el nudo de la horca.

-¡¡¡No, por favor!!!

Finalmente la silueta pareció escucharle y se giró. Podía distinguirse que era la figura de un hombre adulto.

-¡¡Date la vuelta, no hagas esto por favor!!

Caju suplicaba con todas sus fuerzas. La silueta se limitó a sonreír tristemente mientras la soga se ceñía a su cuello. Caju no podía parpadear, no podía moverse, ya ni siquiera podía gritar. Solo podía observar. La silueta solo pronunció una frase antes de que se abriera la trampilla y cayera con un ruido sordo.

-Perdóname hijo, al final no podré estar a tu lado tanto como me hubiera gustado.

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-¡¡No!!

Caju se despertó de golpe. Miró a su alrededor, la luz de la mañana empezaba a filtrarse por los cristales de las ventanas. Elh seguía dormida en la misma esquina donde Estrik la había dejado ayer. Rápidamente, sacó sus dagas y las junto contra si con fuerza, como si las abrazara. Su respiración era muy acelerada.

-Solo era un sueño. Joder tranquilízate.

Hacía mucho tiempo que no tenía una pesadilla, pero siempre que tenía alguna era la misma. Le vino a la mente todo lo sucedido desde que salió de Nilven, cualquier otro se abría dado media vuelta al experimentar todo aquello, pero Caju no lo iba a hacer. No podía permitírselo.

En ese momento, pudo oír como alguien llamaba a la puerta. Era la señal que había pactado con Estrik. Se levanto y abrió la puerta. Efectivamente, el espadachín albino entró sin saludarle, solo le dedicó un movimiento de cabeza.

-Bueno, ¿has averiguado algo?-dijo Caju.

Estrik no le contestó, en su lugar fue a donde dormía Elh. La despertó moviéndole suavemente el hombro.

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