Capítulo 34:Día de cartas

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"Para poder escribir mi libro me tuve que meter en un montón de líos para obtener información. Algunas de las cosas que descubrí eran demasiado comprometidas como para hacerlas públicas, como la habilidad natural de los Melnix. Se la conseguí sonsacar a uno de esos viejos pastores Melnix, llevaba cerca de 5 meses en la montaña, cuidando de las ovejas y estaba deseoso de conversación, deseo que avivé con una botella de licor. Resulta que el pelaje de los Melnix no está ahí solo para abrigarles o diferenciar las diferentes castas, su principal función es la de evitar el contacto directo con otros individuos. Es una habilidad única de los Melnix, pueden llegar a sentir los sentimientos de otra persona a través del contacto directo con la piel. Incluso en el ámbito familiar, los Melnix evitan el contacto por las palmas de sus manos, las únicas zonas libres de ese pelaje."

"Vivencias varias de Sosara Hondour en su viaje"

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Elh se despertó con un ligero dolor de cabeza. Se incorporó sobre la cama y miró por la ventana. La nieve se amontonaba en las gárgolas de la fachada como si hubieran sido cubiertas por una uniforme capa de nata, cualquiera sentiría la tentación de hundir su mano en ella solo para estropear esa perfecta cubierta.

Elh se vistió con una sencilla camisa tan larga que le llegaba por encima de las rodillas y salió de su habitación. No se puso nada más pues planeaba desayunar rápido y volver a su habitación antes de que nadie pudiera verla. Bajó las escaleras con rapidez y en absoluto silencio, como si se tratara de una sombra. Llegó a la planta baja en apenas unos minutos y se dirigió al comedor. No fue hasta medio camino que pudo percibir unas voces.

-Vas a terminar con las manos como un colador.

Elh se acercó a la entrada del comedor con cuidado y echó un vistazo dentro. Estrik estaba entretenido jugando al solitario con una baraja cuyas cartas estaban terriblemente desgastadas por las numerosas partidas. Caju estaba sentado frente a él. Se encontraba intentando coser los numerosos cortes y agujeros que presentaba su prenda de piel de bégimo, aunque por la cantidad de pinchaos que se veían en sus dedos daban fe de que la tarea se le resistía.

-No veo que ninguno de estos huesudos vaya a ayudarme-dijo Caju mientras se chupaba un nuevo pinchazo.

-Podrías simplemente dejarlo donde la ropa para arreglar.

-Y una mierda. Mi sudadera solo la toco yo, fue un regalo de mi padre.

Elh no pudo evitar reírse entre dientes. A ella también se le daba terriblemente mal coser por lo que hacía tiempo que llevaba sus ropas hasta que estaban terriblemente rotas ante de cambiarlas.

-Venga hombre, echemos unas cartas-dijo Estrik.

-Cuando termine con esto

Elh volvió a mirar. Mientras que Caju batallaba con la costura, Estrik le observaba entretenido, como si le divirtiera verle de una manera tan patosa.

-¿Y me he levantado tan prono para esta mierda?-dijo Caju.

-Si nos levantábamos más tarde no nos cruzaríamos con Elh, ya sabes que lleva cinco días evitándonos-contestó Estrik mientras giraba sus cartas para atacar.

Al oírlo, Elh perdió el humor. Decidió volver a escondidas a su habitación y saltarse el desayuno y volvió directamente a su habitación. Se puso unos pantalones cómodos y salió por la ventana, dejándose caer hasta el suelo. La nieve amortiguó en gran medida su caída, aunque tampoco lo necesitara. Se dio prisa en llegar hasta el bosque, antes de que alguien la viera, en ese momento solo le apetecía la compañía de los animales.

Estuvo caminando casi una hora hasta que pudo ver a un enorme lobo de pelaje grisáceo. Estaba agazapado, como si acechase a su presa. Efectivamente, Elh pudo ver como un pequeño lobezno de pelo blanco escarbaba en la nieve, ajeno a que estaba siendo cazado. Elh se escondió tras un árbol y olisqueó el aire. No le sonaba el olor de aquel lobezno, seguramente se hubiera separado de alguna manada que hubiera pasado cerca de la torre. No sintió pena por lo que iba a ocurrir, sabía que aquello no era más que el ciclo natural de las cosas.

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