En mi corazón (Robert Downey Jr.)

CAPÍTULO 8. TRAGAME TIERRA

Llegamos al restaurante que extrañamente se encontraba casi vacío. "Mejor"-pensé. Escogimos una mesa para dos y añadimos una silla infantil para Exton. Aún seguía extrañada por no haberlo reconocido. "Cata, Cata, ¡Que ciega! –pensé- ¡Como no! Si es tan guapo como su padre". La voz de Robert interrumpio mis pensamientos.

-¡Hey! Parece que te lo fueras a devorar con la mirada –dijo en tono divertido- Yo sé que mi hijo es guapo... pero ¿no eres un poco mayor para él?

Rei. -Lo siento. Lo que pasa es que me siento apenada de no haberlo reconocido, hace mucho no tengo tiempo para saber de ti y de tu familia por la red. La última vez que lo vi –agregue mientras miraba al nene- aún estaba muy bebe. ¿Cuantos años tiene ya? –pregunte mirando de nuevo a Robert.

-Tres –respondió- bueno, ya casi los cumple. Y no te preocupes, no es necesario que estés enterada de todo lo que sucede conmigo –dijo sonriendo.

No pude evitar sonrojarme con su sonrisa. -Ok, pero...

Iba a hablar pero en ese momento llego el mesero a tomar nuestra orden. Robert pidió para el Canelones con Bechamel y una pequeña porción de Risotto para Exton, me comento que le gustaba mucho y yo pedí Espaguetis Carbonara y de beber pedimos un vino tinto de colección escogido por él, me impresiono saber su conocimiento en vinos. "Simplemente perfecto" –pensé. Estuvimos jugando un rato con Exton mientras traían la orden. El mesero lo sirvió así que empezamos a comer y también a charlar.

-Bueno, tú podrás saber mucho de mí –dijo- pero yo de ti, realmente poco: solo sé que eres cardióloga, tienes 26 años, eres muy inteligente, divertida y atractiva, y... raramente estas soltera –agrego tomando un poco de vino.

-¡Vaya! Que concepto... Pero creo que mi vida no es muy interesante –dije en tono serio.

-Pues yo no creo eso.El mundo de cada persona es diferente, y por lo tanto interesante. Así que ¡soy todo oídos! –Dijo sonriendo- A menos que... no quieras contarme o te incomode, si es así no te preocupes, no es necesario –agrego también en tono serio.

-No, no te preocupes –suspire- Esta bien, pero intenta no dormirte –dije sonriendo, a lo que él también sonrió.

Le conté prácticamente todo, desde que soy una niña, mi relación no tan cercana pero regular con mis padres, que soy duckling desde los 16 años y que me he visto prácticamente todos sus trabajos, que lo admiro sobremanera por su pasado y su presente, le conté acerca de mis estudios y mi tiempo como cardióloga en la clínica, además de las practicas que estoy haciendo para estar como especialista de segundo mando en el departamento de cardiocirugia de la clínica. Me sorprendí al ver como Robert prestaba interés a todo lo que decía. Las pocas veces que desviaba su mirada, era para encargarse de que Exton estuviera comiendo su Risotto. "Es un excelente padre" –pensé.

-No entiendo cómo es que Exton prefiere comer dulces, a una rica dieta a base de verduras –repuse en tono alegre mientras los tres disfrutábamos de una rica Panacota como postre.

-Pues ya ves –Dijo sonriendo- Soy un padre que se deja manipular un poco por los caprichos de los niños, y más si de comida o dulces se trata...

-Bueno, hay que darles gusto de vez en cuando, pero no siempre –agregue en tono profesional "¡Por Dios Cata! Tu nunca usas ese tono" –Me reprendí, así que me relaje un poco de nuevo- Además, estoy segura que entre Susan y tú le dan toda la atención posible.

La expresion de Robert se torno seria. -Pues sí, Susan es una gran madre. Cuando Exton esta con ella no hay problemas. Sin embargo, esto del divorcio no ha sido fácil para nadie –dijo incómodamente.

Casi me ahogo en ese momento con un poco de vino. "¿DIVORCIO?" –pensé.

-Tú... tú y Susan... ¿ya no están juntos?–pregunte sorprendida.

Robert sacudió su cabeza indicándome que no. En ese momento me sentí la persona más imprudente del mundo! "¿Que? -Dije para mí misma- Dios mío, ¿como puede ser? ¿En qué momento?".

-Oh Dios mío, Robert, disculpa mi imprudencia... -dije un poco alterada- No...¡no lo sabía! Perdón... -dije agachando la cara de la vergüenza.

Sentí una risita graciosa por parte de Robert, lo que hizo que lo mirara levemente sin embargo al ver que en sus ojos se reflejaba algo de incomodidad y un halo de tristeza baje de nuevo rápidamente la cara. "¡Dios! Necesito que en este momento se abra un hoyo enorme en la tierra que sea capaz de tragarme y escupirme en Saturno..." –pensé. 

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