CAPÍTULO 33: MY SAINTS ENEMIES

943 68 2
                                    

IBAGUÉ COLOMBIA

El vuelo fue agotador. Más de lo que recordaba.

Nada más fue bajarme del avión y sonreír por lo que me rodeaba. Amo mi país y siempre, desde que me fui, lo he extrañado, pero si no regresé antes que tenía la oportunidad ya no lo haré ahora que tengo personas que me esperan en EEUU.

Que tengo a Robert que me espera.

Fue algo raro hablar de nuevo español, desde hacía cuatro años solo hablaba español por teléfono y eran cuestión de minutos, de resto todo era inglés. Pero amé oír de nuevo mi idioma, estar por mis calles, y ahora encontrarme frente a la casa de mis padres. Frente a la casa donde crecí.

Creo que me sudaban las manos, y justo antes de tocar a la puerta vi como un joven alto, delgado, y algo pálido en contraste a mi color de piel abrió la puerta me sonrió de medio lado y se adentró en la casa.

—¡Kevin! ¡No has cambiado nada! ¿No piensas saludar a tu hermana como se merece? —pregunté dejando la maleta en el piso y cerrando la puerta. Vi cómo se giró, rio y se detuvo, como siempre fui yo la que se acercó y con un poco de recelo dejo que lo abrazara—. Flaco, ni porque he estado fuera años te dignas a saludarme bien... —dije abrazándolo.

—¡Ay ya, Cata! —dijo soltándose de mi abrazo con una media sonrisa—. Te esperan en el comedor.

Sonreí y llegué hasta allí. Cenamos en familia después de habernos saludado y como era de esperarse surgieron las conversaciones y preguntas. En los cuatro años que llevo en Los Ángeles esta es la tercera vez que vengo, y Andrés, mi hermano mayor, solo ha ido en dos ocasiones, había mucho de qué hablar.

—Pensé que ya habías comprado casa. ¿Acaso no ganas bien tu sueldo? Porque yo ya compré mi casa —dijo sonriendo con superioridad.

Con treinta y dos años y siendo profesor de inglés, es muy orgulloso de sí mismo y creído, pero se lo merece. Tiene mucha fama en la ciudad por ser un gran profesor e investigador de educación, sin embargo, siempre hemos chocado por su soberbia.

—Y Kevin compró también ya departamento —intervino papá—. Gana muy bien. El más joven y el que más rápido empezó a ganar bien... —dijo mirando a Kevin que se limitó a sonreír.

"Dios ya empezó con las comparaciones", pensé.

Mi papa siempre ha estado algo más orgulloso de Kevin por seguir la carrera militar que él tuvo cuando era joven que de nosotros, hemos tenido problemas por eso.

—A ver, a ver. ¿Acaso ustedes cuánto ganan? —pregunté curiosa y seriamente a Kevin y a Andrés.

—Yo gano 3500 dólares mensuales... —dijo indiferente.

—Aja, y yo gano 6000 dólares mensuales aparte de lo que me llega de clases particulares, yo diría que serían 7000 mensuales en total —dijo sonriendo y mirándome—. Entonces ¿tu cuanto ganas?

"Vaya", reí para mis adentros, "Creo que les sorprenderá saber cuánto gano yo"

—Bueno, no les va mal chicos... Pero yo gano 25000 dólares al mes —dijo con una enorme sonrisa. La cara de sorpresa de todos me llenó en cierta forma. Era la que más ganaba de los tres y creo que eso no lo esperaban, sobre todo Andrés.

—¿En serio Cata? —quiso saber mamá, asentí—. Muy bien —felicitó—, ahora entiendo porque nos mandas bonos mensuales tan altos, creí que tenías doble trabajo.

—No mamá, mi trabajo no me da para tener dos. Pero debían de imaginarlo ¿no? Allá pagan mucho mejor que acá —agregué mirando a mis hermanos, Andrés asintió.

En mi corazón (Robert Downey Jr.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora