En mi corazón (Robert Downey Jr.)

CAPÍTULO 69: COUNTDOWN

Esa noche después de la velada tan hermosa que tuve estaba en mi habitación donde acababa de quitarme el monitor y revisar que todo iba bien.

¿Quién iba a pensar que algún día estaría viviendo la felicidad que experimento justo ahora?

Creo que, si mi yo del pasado supiera lo que le espera, no hubiera llorado o sufrido tanto por los problemas que había tenido, si no fuera por eso seguro no tendría estos regalos que la vida me da a cambio de mi corazón no saludable.

De manera totalmente misteriosa, todo el mundo se enteró de nuestro compromiso en menos tiempo de lo que Robert duró proponiéndomelo y se nos hizo raro a ambos porque nadie había hablado de eso, pero como era de esperarse, Robert se encontró dando declaraciones ante los medios. A mí también me toco parte de eso en el hospital, pero tratamos de no dar muchos detalles, con que sería una boda sencilla y que sería en un mes bastó.

Esa semana llegó la nueva cardióloga, Mary, una chica recién egresada de la universidad, pero su alto promedio fue suficiente para que entrara al hospital. Gracias a ella tendría menos trabajo y eso me permitiría concentrarme más en la boda que, aunque no sea un evento majestuoso, requiere de atención.

Creo que Lucy casi me deja sorda cuando le conté, se puso como loca y criticó el hecho de que según ella Robert se tardó mucho en proponérmelo, pero se le olvido cuando le pedí que fuera mi madrina aceptando emocionada.

Esa semana también tuve el enorme placer de conocer a Jude y tengo que decir que definitivamente es mucho más guapo en persona, y que la estrecha relación con Robert es realmente particular y muy divertida.

La cuenta regresiva para el día de la boda seguía y con ella la tensión, debido a la boda de Robert con Susan y a que su divorcio solo fue de manera legal sin la anulación por parte de la iglesia, nuestra boda sería solo por el civil.

—La anulación llevaría muchos meses Rob, tú me lo dijiste —repuse—. De todas maneras, no tengo ningún problema en que sea solo por el civil, tampoco soy la más devota a Dios...

—Está bien —accedió—, pero aun así empezaré a hacer el papeleo de la anulación. Algún día me gustaría verte caminando hacia el altar y creo que a tus padres también —aseguró mientras me ayudaba a llevar los platos de la cena a la cocina—. Hablando de ellos, ¿ya lo saben?

—Eh si, preciso programamos hablar en estos días de eso... —respondí intentando ocultar mi ansiedad.

—¿Puedo acompañarte? Me gustaría saber de primera mano cómo reaccionan —pidió.

—Claro, si quieres —asentí—. Pero te aviso que creo que no están muy contentos con la noticia tan repentina —agregué, lo que hizo que él se quedara pensativo el resto del día.

El día siguiente marcó una equis más en la cuenta regresiva de la boda y era el día en que me mediría por primera vez el vestido que usaría.

Después de salir de la boutique junto a Lucy paramos en una heladería a comer algo, Lucy fue al baño y entonces me encontré con alguien a quien hace ya rato no veía.

—¡Vaya, vaya! Soy una suertuda de encontrarte, preciso pensaba en ti. —Escuché esa conocida voz a mi lado, giré a verla y allí estaba Susan, muy radiante pero sarcástica como siempre—. ¿Qué se siente ser la próxima Señora de Downey?

—¡Hola Susan! Yo estoy muy bien, ¿y tú? ¿Cómo va tu tratamiento? ¿Si tomas los medicamentos? ¿Qué tal Exton? —pregunté tratando de hacerle ver que su sarcasmo es menor que mi amabilidad, lo entendió.